Los veinte años de la Universidad
Un aniversario olvidado





Edificio de la facultad de Ciencias, núcleo inicial del campus de la universidad



El mes pasado se cumplía, de forma totalmente anónima, el vigésimo aniversario de un acontecimiento que habría de marcar profundamente a nuestra ciudad al tiempo que suponía la feliz consumación de una reivindicación secular: En octubre de 1975 Alcalá recuperaba, de forma precipitada y casi inesperada después de varias frustraciones en los años inmediatamente anteriores, su anhelada condición de ciudad universitaria. No se trataba todavía de la universidad actual, que para ello habría que esperar todavía dos o tres años, sino de una sección de la universidad madrileña; pero si hay que fijar una fecha para la recuperación universitaria de Alcalá ésta no puede ser otra que la citada aunque tal recuperación tuviera todavía carácter provisional si no precario. Eso sí, tampoco se puede olvidar que desde hacía uno o dos cursos ya estaba en funcionamiento la escuela de Magisterio Cardenal Cisneros, pionera pues de este paso de gigante dado por Alcalá.

Quiso el azar que yo comenzara mis estudios universitarios justo ese otoño, tan recordado en nuestro país por los trascendentales hechos históricos que habrían de acontecer apenas un mes después; tuve por ello el privilegio de ser testigo presencial de los primeros meses de vida de nuestra universidad, unos meses preñados tanto de buena voluntad como de una situación tan precaria que llegó a amenazar seriamente la continuidad de esta iniciativa. De hecho, fue tan seria la amenaza de suprimir el campus de Alcalá, tal como se le denominaba entonces, que todos los que en ese curso 75-76 terminamos primero, excepto una de las carreras, fuimos enviados a Madrid a cursar el resto de nuestros estudios, ya que no se implantó segundo en el curso 76-77, aunque sí se mantuvo primero. Fue gracias a este guiño del destino por el que los que inauguramos la universidad alcalaína nos vimos excluidos, en nuestra mayor parte, de contar con el privilegio honorífico de ser la primera promoción licenciada en la universidad complutense (con minúscula); pero lo que nadie nos podrá negar es que con nuestra presencia en las improvisadas aulas del antiguo aeródromo abrimos, hace ya veinte años, una de las más importantes páginas de la reciente historia de Alcalá.




Hace unos días estuve visitando la exposición que ha montado la universidad sobre sus veinte años de existencia, la cual como es sabido se encontraba situada en el edificio de la facultad de Ciencias, precisamente lo que fue el primer núcleo de la universidad complutense. A pesar de que mi estancia en nuestra universidad se limitó a un único año no por ello dejaron de resultarme entrañables las viejas fotos ahora recuperadas, aunque ciertamente la exposición me supo a poco... No porque no fuera interesante, que lo era mucho, sino porque ésta es la única iniciativa que se ha programado para celebrar este vigésimo aniversario; amén de que al haber sido instalada en la facultad de Ciencias y no en un lugar más céntrico como el rectorado, mucho me temo que habrá pasado desapercibida para muchos alcalaínos.

Y no es eso todo. En realidad, para estudiar la llegada de la universidad a Alcalá habría que remontarse a principios de los años setenta, quizá hasta el día en el que una extraña y nunca explicada pirueta nos birló la recién creada universidad Autónoma para llevársela al entonces secarral de Cantoblanco... Fueron unos años de intensa actividad por parte de unos alcalaínos que no se resignaban a que Alcalá siguiera sin universidad, años en los que hubo varios intentos frustrados antes de que en octubre de 1975 volvieran a nuestra ciudad, todavía de forma precaria, los estudios universitarios. Sería muy interesante hacer la historia del retorno de la universidad haciendo justicia a esas personas e instituciones que de forma callada, cuando no decididamente arriesgada -Franco no había muerto todavía-, lucharon con tesón por conseguir que esta reivindicación histórica acabara siendo una realidad. Habría que recordar también antecedentes tales como la facultad de los Jesuitas, lamentablemente desaparecida, la escuela de magisterio Cardenal Cisneros o los estudios de ingeniería técnica de Telecomunicaciones que se cursaban en la antigua universidad laboral... Porque la llegada definitiva de la universidad a Alcalá no fue algo que surgiera por generación espontánea sino que, muy al contrario, supuso la consumación de toda una etapa de esfuerzos, intentos y, por qué no decirlo, también de decepciones.


Publicado el 4-11-1995 y el 2-12-1995, en los nº 1.452 y 1.456 de Puerta de Madrid
Actualizado el 8-1-2008