La reforma de la calle Mayor en 1987



A principios de 1987 el ayuntamiento de Alcalá inició la remodelación en su integridad la calle Mayor, sin duda la vía urbana más emblemática de la ciudad. Aunque ésta había sido peatonalizada a mediados del año anterior, su aspecto seguía siendo el mismo que el que presentaba cuando todavía estaba permitida la circulación de vehículos por ella, con la calzada asfaltada y las aceras pavimentadas con las baldosas rojas tradicionales de las calles alcalaínas.

Para agravar aún más las cosas, a esto se unía el hecho de que el mobiliario urbano en su conjunto, incluidas las propias calzada y aceras, estaba muy deteriorado y avejentado, con manojos de cables y otros elementos no acordes con el entorno -señales de tráfico, rótulos comerciales, etc.- que hacían en su conjunto que el aspecto de la calle principal de Alcalá fuera francamente deplorable.

El proyecto de remodelación de la calle Mayor era ambicioso, ya que contemplaba una reforma integral de la misma incluyendo todo lo relativo a los servicios -conducciones eléctricas, acometida de agua y alcantarillado- así como una amplia renovación de un buen número de columnas y pilares de los soportales, deteriorados por el paso del tiempo. Asimismo se cambiarían otros elementos tales como las farolas o los canalones y, se suponía, -aunque en la práctica esto dejó mucho que desear- que desaparecerían los numerosos cables que afeaban las fachadas. Según el proyecto la calzada central quedaría adoquinada, para lo cual se eligió un costoso granito rosado con los adoquines dibujando conchas, mientras las aceras situadas debajo de los soportales serían pavimentadas con losas de granito gris.

Claro está que una cosa era la teoría y otra muy diferente fueron los resultados. Para empezar la obra se adjudicó -no sin polémica- a una empresa prácticamente desconocida, la cual empleó buena parte del año 1987 -contando los remates finales- en dar a la calle Mayor un aspecto que no era exactamente el esperado. En general las obras fueron muy criticadas por su deficiente calidad, con un adoquinado intransitable por lo irregular del mismo que hubo de abujardar -“limarlo” manualmente con una bujarda, o martillo de cantería- una vez puesto, inundaciones a la llegada de las primeras tormentas, socavones en la confluencia de las calles laterales, tapas de registro que no asentaban bien y, en general, un largo rosario de fallos de mayor o menor calibre que fueron siendo resueltos sobre la marcha... cuando lo fueron, ya que los manojos de cables siguieron colgando de cualquier manera hasta muchos años después de realizada la reforma. Eso sin contar las zanjas que comenzaron a abrirse -pese a haber sido construidas galerías subterráneas, presuntamente para evitarlo- a poco de haber concluido las obras, con la consiguiente degradación del conjunto.

En resumen: las obras de remodelación de la calle Mayor fueron no sólo excesivamente largas y costosas -se rebasó con creces el presupuesto inicial- sino también de mediocres resultados, además claro está de sumamente molestas para los alcalaínos, pudiéndose decir que, pese a la mejora con respecto a la situación anterior, no dejaron satisfecho a casi nadie, aunque ya no nos acordemos del tema -pese a que el adoquinado de la calzada sigue adoleciendo de incomodidad- y la hayamos convertido en el lugar de paseo preferido de numerosos alcalaínos y de los no menos numerosos visitantes que se acercan hasta la ciudad atraídos por el reclamo de su atractivo turístico.

No obstante, conviene recordar un poco, aunque sólo sea a través de unas fotografías ya un tanto antiguas -han pasado casi veinticinco años desde entonces-, el aspecto que presentaba la calle Mayor en pleno auge de las obras. Las fotografías pertenecen al archivo fotográfico de Félix González Pareja, que las tomó personalmente, y están fechadas en abril de 1987.




La calle Mayor en obras vista desde la plaza de Cervantes. Fotografía de Félix González Pareja


La primera de ellas está tomada desde la esquina de la plaza de Cervantes, y muestra el momento en el que las excavadoras estaban levantando el antiguo firme de asfalto de la calzada.




La calle Mayor en obras vista desde la esquina de la calle Nueva. Fotografía de Félix González Pareja


La segunda corresponde a la esquina de la calle Nueva en dirección a la plaza de Cervantes, y en ella se aprecia la calzada libre ya del asfalto y con algunos trabajos realizados para las nuevas conducciones, posiblemente una alcantarilla. También se puede apreciar como muchos soportales fueron apuntalados, dado que los cimientos de las casas demostraron ser, en muchas ocasiones, muy poco sólidos.




La calle Mayor en obras vista desde las cercanías de la plaza de los Santos Niños. Fotografía de Félix González Pareja


La tercera fotografía está tomada desde poco antes de la esquina de la plaza de los Santos Niños, con la calzada ya lista, aparentemente, para ser adoquinada, aunque la presencia de una pila de tuberías parece indicar que las obras de infraestructura todavía no debían de estar completamente terminadas.




La calle Mayor en obras vista desde la plaza de los Santos Niños. Fotografía de Félix González Pareja


La cuarta y última fotografía es bastante similar a la anterior, aunque fue realizada desde algo más atrás que ésta, ya en la misma esquina con la plaza de los Santos Niños, y aparentemente fue hecha a la vez, puesto que las tuberías apiladas siguen estando en el mismo lugar.


Publicado el 13-11-2011