La Piruleta
Vista general del
Monumento al Descubrimiento
He podido leer recientemente que el ayuntamiento o, cuanto menos, los concejales de la oposición, está considerando la posibilidad de trasladar a otro lugar de la ciudad el monumento al Descubrimiento, la popular Piruleta de la plaza de los Santos Niños por estimarse que su emplazamiento actual no es el más adecuado para un elemento de sus características artísticas. Quiero recordar que ya en su momento, es decir, a raíz de su inauguración hace varios años, expresé en estas mismas páginas mi convicción de que se trataba de una excelente obra escultórica ubicada en un lugar muy poco apropiado; no seré yo, pues, quien se oponga a un traslado de la misma siempre y cuando, y esto es importante, éste se realice con las debidas garantías y el necesario respeto hacia un monumento que es parte importante de nuestro magro patrimonio escultórico.
Porque, para empezar, este hipotético traslado no es en modo alguno urgente, por lo que sería una lástima que una precipitación innecesaria acabara perjudicando al monumento de una u otra manera, por lo que yo pediría a los responsables municipales que, antes de adoptar cualquier decisión al respecto, la sopesen convenientemente de forma que el traslado, si éste acaba llevándose finalmente a cabo, pueda ser realizado con todas las garantías posibles.
En primer lugar, sería fundamental encontrar antes de nada una ubicación apropiada para el monumento sin precipitaciones y sin improvisaciones, ya que no se trata de quitarlo de en medio sino de encontrarle un destino que lo realce; por cierto que la única propuesta alternativa que conozco, la de los jardines de las murallas de la Vía Complutense, me parece totalmente inadecuada para un monumento de estas características dada la estrechez de los jardines en cuestión. Y, por supuesto, lo que no desearía en absoluto es que la Piruleta termine arrumbada sine die en ese pozo sin fondo que son los depósitos municipales, en los cuales se acabaron perdiendo elementos del calibre del artesonado de la iglesia de las dominicas o el escudo del arco de San Bernardo.
Por otro lado, tampoco concibo una remoción del monumento sin la consiguiente remodelación de una plaza que, pese a ser una de las más importantes de la ciudad, está que da auténtica pena verla; claro está que al hablar de remodelación estoy pensando en un diseño urbanístico acorde y respetuoso con el entorno, y no en una modernez del estilo de la perpetrada en la vecina plaza de Palacio, ya que entonces habríamos salido de Málaga para caer en Malagón.
Y en todo caso, tampoco pasa nada porque la Piruleta continúe en su sitio al menos durante algún tiempo más; al fin y al cabo hay cosas más urgentes que hacer en la ciudad, como terminar las aceras de la Vía Complutense por ejemplo.
Nota: Finalmente la iniciativa se quedó en agua de borrajas, y la Piruleta siguió estando en la plaza de los Santos Niños.
Publicado el 1-8-1992, en el nº 1.298 de
Puerta de Madrid
Actualizado el 3-10-2008