Los afluentes del Henares
El Badiel





Según afirman los geógrafos el valle del Henares es una magnífica muestra de valle disimétrico, al discurrir el río por el extremo sur del mismo (limitado bruscamente por el escarpado borde de los páramos alcarreños) mientras la llanura se extiende suavemente hacia el norte durante bastantes kilómetros.

Esta peculiaridad orográfica determinará claramente la naturaleza de la red de tributarios de nuestro río; así, mientras por su derecha (el norte) los ríos son largos y maduros, por su izquierda (el sur) tan sólo cuenta con algunos arroyos y torrentes de escasa importancia a excepción de los casos del Dulce y el Badiel.

El primero de ellos, como ya quedó comentado en un artículo anterior, es fácilmente explicable: El Henares no se ciñe a los cerros que marcan el final de las tierras alcarreñas hasta su confluencia con el Dulce, por lo que el criterio seguido para sus cursos medio y bajo no es aplicable aquí.

Caso aparte es lo que ocurre con el Badiel. Al contrario que el Dulce el Badiel es un río que nace en la Alcarria y recorre la totalidad de su curso por esta comarca; se trata, pues, de un caso anómalo, ya que la inclinación de los terrenos situados al sur del Henares hace que el colector natural de esa zona sea el Tajuña, y no el Henares. Si a esto unimos el hecho de que la altitud media del terreno desciende bruscamente en una media de unos doscientos metros al pasar de la Alcarria al valle del Henares, habremos de convenir que el Badiel no ha elegido precisamente el camino más fácil.

La conclusión es fácil de establecer: el Badiel se verá obligado a excavar un profundo y estrecho cauce en busca del nivel mucho más bajo del Henares, produciendo en el blando terreno arcilloso un impresionante tajo a todas luces desproporcionado con lo exiguo de su caudal. Tuve ocasión de visitar este río en Torre de Burgo, cerca ya de su desembocadura, al principio del verano de 1.985, una estación que se mostró especialmente seca. El Badiel, de escasas aguas, presentaba no obstante una tonalidad terrosa que no podía ser explicada por ninguna lluvia reciente, sino por la intensa labor erosiva realizada en su cabecera.

Pero pasemos ahora a estudiar, tras este largo preámbulo, el curso de nuestro río. El Badiel tiene su origen, con el nombre de barranco de la Artilla, a 1.075 metros de altitud en el paraje denominado El Manto, en los llanos y altos páramos situados al sur del término municipal de Mirabueno. Su cabecera no es, al contrario que en el resto de los afluentes principales del Henares, de carácter serrano, sino que tiene lugar en forma de manantial en plena meseta alcarreña.

Este barranco, que tiene régimen de aguas temporales, cruza a poco la autovía A-II algo antes de la desviación que conduce a Sigüenza, y ya aquí muestra la profunda acción erosiva que caracterizará al Badiel a lo largo de todo su curso. No mucho después alcanza, encajado ya sus buenos cien metros, la localidad de Almadrones; a partir de este punto, situado a unos 950 metros de altitud, presenta ya régimen permanente y es conocido como Badiel.




El Badiel en Torre del Burgo


Continúa el Badiel, cada vez más encajado, pasando por Argecilla, Ledanca, Valfermoso de las Monjas, Gajanejos, Utande, Muduex, Valdearenas, Torre del Burgo y Heras para desembocar por fin en el Henares al pie del cerro de Valdemilana, al suroeste del término municipal de Heras y no lejos de Mohernando y Yunquera de Henares. En su tramo final el Badiel abre por vez primera su valle, que acabará confundiéndose con el del Henares, e incluso el propio cauce del río terminará por pasar desapercibido entre la maraña de canales de riego, algunos de porte similar al suyo, que surcan estas fértiles tierras.

La confluencia tiene lugar a los 680 metros de altitud, lo que supone que el Badiel se ha visto obligado a salvar un desnivel de cerca de 400 metros en apenas 44 kilómetros de curso; esto explica, como ya ha quedado comentado, la profundidad de su valle lo que, unido a su escasa anchura (aproximadamente un kilómetro) hace que sus laderas sean tan escarpadas que los distintos pueblos que se asientan en sus cercanías han tenido que hacerlo no en el valle, donde no había sitio material para ello, sino en lo alto de la meseta. Y, aunque la carretera nacional no cruza en ningún punto al Badiel sino que discurre paralela a él, el viajero avisado podrá vislumbrar el abrupto borde de la hendidura producida por el río.

Su red de afluentes es reducida, mereciendo ser citados únicamente el río Valdesanmartín, de algo más de 4 kilómetros de largo, que se le une por la derecha junto a Ledanca, y el río Valdeiruega, de mayor importancia, que tras nacer en el paraje denominado Los Brujales, a 1.000 metros de altitud y situado al sureste del término de Jadraque, desciende en dirección sur desembocando por la margen derecha en el río Badiel junto a Utande tras un curso de ocho kilómetros y medio.

Para concluir este artículo, tan sólo queda comentar a modo de resumen que el Badiel reviste una importancia muy reducida en cuanto a lo que supone su aportación al Henares; pero la relativamente larga longitud de su curso (más de 40 kilómetros) y lo peculiar de su valle hacen que este pequeño río merezca ser tenido en cuenta.


Publicado el 11-10-1986, en el nº 1.019 de Puerta de Madrid
Actualizado el 22-6-2007