Los afluentes del Henares
El Bornova
Aun cuando la cuenca del Henares cuenta con un amplio número de corrientes fluviales, puede limitarse a ocho el número de sus afluentes de cierta importancia, divididos en dos grupos; el primero estaría formado por el Sorbe, el Bornova y el Dulce, todos ellos más caudalosos que el resto, y el segundo agruparía al Cañamares, el Salado, el Badiel, el Aliendre y el Torote, menos importantes que los anteriores pero también dignos de ser considerados.
De los ocho dos de ellos, Torote y Sorbe, ya fueron descritos en estas mismas páginas. En lo que respecta a los seis restantes, es mi intención irles dedicando artículos a todos ellos comenzando en este artículo con el Bornova, que como quedó dicho es uno de los tres más importantes junto con Sorbe y Dulce.
Nace el Bornova en la vertiente meridional de la Sierra de Pela, uno de los macizos montañosos que dividen la meseta separando las cuencas de los ríos Duero y Tajo; y como suele ocurrir con la mayor parte de los ríos que tienen su origen en la montaña, los distintos textos geográficos no suelen ponerse siempre de acuerdo sobre el lugar exacto de su nacimiento.
De acuerdo con la opinión más extendida, el Bornova se iniciaría a unos 1.400 metros de altitud en la falda del Cerro de la Moralina, en el término municipal de Somolinos, un pueblo de la provincia de Guadalajara cercano a la localidad de Atienza. Sin embargo, se trata más bien de un barranco de cabecera que del propio nacimiento del río, que tendría lugar en un abundante manantial que brota a unos centenares de metros de distancia, en el margen mismo de la carretera que conduce a Campisábalos y a la localidad segoviana de Ayllón. En cualquier caso, el nacimiento se produce en el límite entre las provincias de Guadalajara y Soria, que coincide asimismo con la divisoria de aguas entre el Duero y el Tajo.
Apenas recién nacido -no habrá recorrido siquiera un kilómetro desde su manantial- el Bornova forma la laguna de Somolinos, una curiosa formación geológica de origen tectónico (es decir, formada por un hundimiento del terreno) de perímetro aproximadamente pentagonal y de unas dos hectáreas de superficie, siendo su longitud máxima de unos 500 metros y su profundidad de 12. Dado lo abrupto de sus orillas se originó la creencia popular de que esta laguna carecía de fondo y, aunque esta afirmación resulta ser evidentemente falsa, no por ello deja de ser importante la profundidad real de la misma.
A la salida de la laguna, y tras salvar un desnivel de 10 metros aprovechado para la producción de energía eléctrica, continúa el Bornova su andadura descendiendo por un profundo barranco y regando los cascos urbanos de Somolinos y Albendiego. Sin embargo, no faltan autores que consideran al Bornova como tal desde el punto, aguas abajo de Albendiego, en el que se une la corriente de agua que desciende de la laguna (conocida también con el nombre de río del Manadero) con varios arroyos procedentes de distintos lugares de la cercana sierra tales como el de la Requijada, el de Prados, el del Poyato, el de la Salceda y el de los Horcajos, entre otros.
El Bornova remansado en el embalse de
Alcorlo
Continúa el Bornova en dirección sur bordeando los términos municipales de Ujados y Miedes de Atienza, tropezando con las estribaciones de la sierra del Alto Rey. Esto le ha obligado a excavar un estrecho desfiladero para salvar el obstáculo, pasando muy encajado por las cercanías de Prádena da Atienza y posteriormente por Gascueña de Bornova, Villares de Jadraque, Hiendelaencina, Zarzuela de Jadraque y Alcorlo. Es aquí donde el Bornova atraviesa uno de los accidentes geológicos más interesantes de la zona, el desfiladero del Congosto, situado entre las localidades de Alcorlo y San Andrés del Congosto. Se trata, o mejor dicho, se trataba, de un estrecho paso de unos 300 metros de longitud de gran interés geológico y arqueológico al estar perforadas sus paredes por cuevas que, como la de los Murciélagos, fueron habitadas por el hombre en el período paleolítico.
En 1978, aprovechando este estrechamiento natural, se construyó en este lugar la presa de Alcorlo, que originó el embalse de este nombre a la vez que sumergía bajo sus aguas al pueblo homónimo y destrozaba de forma irreversible el paraje. Con una capacidad de 180 hectómetros cúbicos (más del triple de la de Beleña) y una superficie anegada de 600 hectáreas, Alcorlo es con diferencia el mayor embalse de la cuenca del Henares. Aunque la misión original para la que fue construido es la de regular las aguas del curso medio del Henares, llevadas por el Canal del Henares hasta los regadíos situados curso abajo del mismo, recientemente se ha considerado la posibilidad de interconectarlo con el cercano pantano de Beleña, con objeto de poder recoger en él las aguas sobrantes del río Sorbe una vez que éste haya alcanzado su nivel máximo, algo que suele ocurrir con frecuencia debido a su poca capacidad de embalsado.
El Bornova en San Andrés del
Congosto
Una vez que ha dejado atrás el Congosto, el Bornova comienza su curso bajo ensanchando su valle y formando una pequeña vega que se extenderá ya hasta su desembocadura. Y así, tras pasar por las cercanías de Membrillera, desemboca en el Henares por la derecha, a 750 metros de altitud y varios kilómetros aguas abajo de Jadraque, finalizando así un recorrido de 65 kilómetros.
La cuenca del Bornova, de 413 kilómetros cuadrados de extensión, cuenta con varios afluentes dignos de mención; además de los arroyos que lo forman en el curso alto y que ya han sido comentados, conviene recordar los siguiente: Arroyo de las Escaleras y río Pelagallinas -uno de sus principales afluentes- en su curso alto, y ríos Cristóbal y Riatillo y arroyos Hondo, Cerezos, Canalón, Palamosa, Casa, Sacramento y Valdeperero en su curso medio, todos ellos tributarios por su margen derecha. Dada la cercanía de su curso con el del río Cañamares, sus afluentes por la margen izquierda tienen muy poca importancia, pudiendo reseñarse únicamente los arroyos Diógenes y Rama.
Dentro del conjunto de los afluentes del Henares el Bornova engrosa sus aguas en la zona de su curso medio, desembocándole muy poco después de que lo haya hecho el Cañamares y algunos kilómetros antes que el Aliendre, contribuyendo estos tres cursos de agua al reforzamiento del caudal de nuestro río en un tramo muy reducido de su curso, que ya no recibirá ningún aporte significativo hasta su confluencia con el Sorbe, ya en las cercanías de Humanes. El Bornova, como todos los afluentes del Henares nacidos en el Sistema Central, presenta un carácter torrencial culpable, en buena parte, de los periódicos desbordamientos del Henares a su paso por Alcalá; pero la regulación de su curso por medio del embalse de Alcorlo, junto con la labor similar realizada por los pantanos de Pálmaces, sobre el Cañamares, de Beleña, sobre el Sorbe y de El Atance, sobre el Salado, ha hecho que este peligro se haya visto disminuido en gran medida en estos últimos años.
Publicado el 21-12-1985, en el nº 979 de
Puerta de Madrid
Actualizado el 4-10-2015