Cuando el Torote capturó al Camarmilla *
En contra de lo que pudiera parecer a simple vista los ríos no son unos elementos estáticos sino que, muy al contrario, presentan unos comportamientos activos que siempre acaban por provocar transformaciones a veces de mucha importancia en sus respectivos cauces.
Naturalmente, y aunque a veces estas modificaciones son súbitas producto de una riada excepcionalmente intensa o de un terremoto, lo normal es que la evolución de los ríos sea algo lento, entendiendo por lento un período de tiempo que puede oscilar entre varios centenares de miles o, incluso, varios millones de años. Como es natural, la gran longitud de estos períodos de tiempo en relación a los escasos miles de años de los que se guarda recuerdo escrito hace que se conserven muy pocos testimonios directos de estas modificaciones, lo que no quiere decir que no existan; basta con acercarse hasta la cercana localidad de Talamanca de Jarama para comprobar cómo el puente romano allí existente se encuentra en la actualidad a varios centenares de metros de distancia del curso del río Jarama... Y evidentemente los romanos no acostumbraban a construir puentes en lugares por los que no pasaban los ríos.
Captura del curso
alto del Camarmilla (actual Valtajar) por el Torote
La línea de
trazos corresponde al valle muerto surgido tras la captura
Sin embargo, lo más habitual es que los geólogos y los geomorfólogos estudien estos fenómenos merced a las huellas dejadas por los propios ríos sobre el terreno a modo de registros fósiles (si se nos permite emplear esta palabra) que marcan así el recuerdo de su primitivo estado. Y dentro de este último apartado, no es preciso alejarse muchos kilómetros de Alcalá para descubrir una de estas transformaciones de gran interés por su ejemplaridad: Nos estamos refiriendo a la captura, en época relativamente reciente (geológicamente hablando), del curso alto del Camarmilla por uno de los afluentes del Torote.
Como cualquier conocedor de los alrededores complutenses sabe, el Camarmilla nace en la actualidad en unos manantiales situados en las cercanías de la localidad de Torrejón del Rey para, siempre descendiendo en dirección sur, pasar por las proximidades de Valdeavero, Camarma y Alcalá yendo a desembocar por fin en el Henares al final del camino del Juncal. Y, como es fácil de comprobar, se trata de un curso de agua que, a pesar de su escaso e incluso a veces nulo caudal, ha sido capaz de labrar un valle de regular tamaño desproporcionado a todas luces con respecto a lo menguado de sus aguas.
La razón, a la luz de la geología, es fácil de encontrar. Hasta hace algunas decenas de miles de años el Camarmilla nacía mucho más arriba de donde lo hace actualmente, allá por las proximidades de Fuentelahiguera de Albatages, y su caudal era mucho mayor que el actual, lo que le permitió labrar su valle tal como lo vemos actualmente. Pero hace unos 75.000 años una captura fluvial provocó que toda la cuenca alta del Camarmilla pasara a formar parte de la del vecino Torote, mermándose drásticamente sus aguas y llegándose a la situación actual.
¿Qué es una captura fluvial? Normalmente podríamos definir una captura como el cambio de dirección sufrido por un curso de agua o río por el que éste aporta su caudal a otra cuenca fluvial sita en los alrededores y generalmente recorrida por un cauce de agua de comportamiento erosivo mucho más enérgico.
Captura de Google Maps. El
punto rojo marca el lugar de la captura del antiguo curso alto del
Camarmilla
El trazado de la carretera N-320 discurre por el valle
muerto desde este lugar hasta Torrejón del Rey
Precisamente esto es lo que ha acontecido en dos cuencas fluviales contiguas y de trazado paralelo, las ya citadas del Camarmilla y el Torote en las que, al ser mucho más activa la acción erosiva del segundo, se produjo durante el período cuaternario la alteración que es objeto de estudio en el presente artículo, localizada entre las localidades de Galápagos y Torrejón del Rey (hojas del mapa topográfico nacional escala 1/50.000 números 510 (Marchamalo) y 535 (Algete).
En este lugar, situado junto a la carretera nacional N-320 a la altura del puente sobre el Torote, puede observarse cómo este río, con un valle bien definido y gran cantidad de aluviones (gravas, cantos, etc.) en las inmediaciones de su cauce ha capturado las aguas de un antiguo valle fluvial situado veinte metros por encima del lecho del Torote y ha descompuesto a aquél en dos tramos:
Confluencia del Torote (al
fondo) con el Valtajar (derecha)
-Uno compuesto por el denominado arroyo de Valtajar, cuyo trazado paralelo al del Torote se ve bruscamente interrumpido como consecuencia de la citada captura, a modo de un visible y acusado codo en ángulo recto.
-Un segundo tramo relacionado con un auténtico valle muerto (un valle sin río) por el que discurre la carretera en dirección a Torrejón del Rey y en el que, aproximadamente a un kilómetro de distancia, aparece la cabecera actual del Camarmilla.
Este fenómeno de captura parece haber sido motivado principalmente por la erosión regresiva (es decir, la producida por el avance de la cabecera) desencadenada por un arroyo afluente del Torote; las etapas de esta captura pueden visualizarse en los diagramas-bloque y en los esquemas en planta adjuntos, que se pueden explicar de la siguiente manera:
Diagrama de la
captura del curso alto del Camarmilla (actual Valtajar) por el Torote
Efectivamente, la proximidad del trazado de los cauces del Torote y de un antiguo Camarmilla permitió que un barranco afluente del primero (el señalado con el número 2) consiguiera, merced a la citada erosión regresiva planteada en su lecho, hacer retroceder su cabecera (fase A), incidir perpendicularmente en el interfluvio (divisoria de las aguas de ambos valles) (fase B) y alcanzar y, por lo tanto, capturar el pretérito cauce del Camarmilla (fase C).
Junto a esta interpretación un prestigioso geomorfólogo francés, el profesor J. Vaudour1, buen conocedor de estos parajes, apunta además de esta hipótesis otra plausible vinculada a una captura por derrame que estaría originada a consecuencia de la diferencia de alturas entre los dos cauces y el anegamiento por aluviones del antiguo valle del Camarmilla a causa de su incapacidad de evacuar los mantos de gravas y cantos acumulados en el mismo. Esto habría tenido lugar en unas condiciones climáticas bastante más frías y rigurosas que las actuales (climas periglaciares) y habría provocado el desbordamiento del alto Camarmilla en dirección al Torote al haberse cegado su salida natural por el sur.
Finalmente, en opinión de este autor francés se estaría desarrollando en la actualidad un nuevo proceso de captura aguas abajo del paraje anteriormente descrito; así, entre las localidades de Daganzo de Arriba y Camarma de Esteruelas las aguas del Torote han realizado una migración brusca hacia el este y han modelado en su margen izquierda un acentuado talud. Este punto se encuentra a menos de 400 metros de distancia del arroyo de Valmediano (cabecera, junto con el arroyo de la Cuba, del arroyo Bañuelos). Este arroyo de Valmediano se encuentra situado a treinta metros por encima del lecho del Torote, por lo que es muy posible que, dentro de un corto período geológico, se produzca un nuevo fenómeno de captura por parte del río Torote, bien sea ésta por erosión regresiva o por derrame, lo que definiría otra etapa dentro del proceso de jerarquización que desde siempre ha venido sufriendo la cuenca del río Henares.
* Escrito en colaboración con Juan Antonio González Martín.
1 Jean Vaudour. La région de Madrid. Sols et paleosols. Editions Ophrys, 1979. Aix-en Provence, 388 págs.
Publicado el 3-10-1987, en el nº 1.066 de
Puerta de Madrid
Actualizado el 4-10-2015