La presencia de san Diego en Valladolid
Durante siglos Valladolid ha sido una de las principales ciudades, primero de Castilla y posteriormente de España, e incluso durante un breve período de tiempo, entre 1601 y 1606, llegó a ser la sede de la corte o, lo que es lo mismo, la capital de España. Evidentemente esto fue fundamental para que la ciudad del Pisuerga acabara atesorando un impresionante patrimonio artístico y cultural en el que la figura de san Diego tuvo una presencia importante.
Recreación del
antiguo convento de San Diego. Fotocomposición de
Juan Carlos
Urueña Paredes tomada de
vallisoletvm.blogspot.com.es
Para empezar, es preciso recordar la existencia de un convento de franciscanos descalzos, hoy desaparecido, acogido a la advocación de nuestro santo. Fue fundado en 1601 bajo el patronazgo del todopoderoso Duque de Lerma, asentándose en unas casas de su propiedad situadas a espaldas del Palacio Real, en la actual calle de San Diego llamada entonces del Rosario. La iglesia fue encargada en 1603 a Francisco de Mora y, por estar cercana al palacio, fue la favorita de la nobleza. A lo largo de los siglos fue escenario de varios acontecimientos importantes, como la boda en 1690 de Carlos II con Mariana de Neoburgo, experimentando también diversas remodelaciones algunas de la mano de arquitectos tan conocidos como Ventura Rodríguez. Tras el forzado paréntesis de la Guerra de la Independencia la comunidad franciscana volvió a ocuparlo en 1814, pero la desamortización de Mendizábal acabó con la vida conventual pasando el edificio por diversos usos hasta su derribo en 1895. Previamente, en 1861, había sido despojado de su patrimonio artístico, que fue trasladado a diferentes museos, y en 1878 fue cedido al Ministerio de la Guerra. En la actualidad su solar está ocupado por dependencias militares.
Aspecto actual de la
calle de San Diego. El convento
estaba situado en la margen derecha
En el Museo Nacional de Escultura se conserva un cuadro procedente de este convento. Se trata de San Diego de Alcalá en Gloria, pintado en 1611 por Vicente Carducho (1576-1638). Con unas dimensiones de 405 × 228 cm. presidía el retablo mayor de la iglesia y representa una escena de gran simbolismo, la apoteosis de san Diego en plena levitación mientras contempla la cruz. El santo aparece rodeado de ángeles que parecen sostenerlo mientras le ilumina la luz divina procedente del cielo.
Arriba, San Diego de
Alcalá en Gloria, de Vicente Carducho. Fotografía tomada de
ceres.mcu.es
Abajo,
Recreación virtual del retablo de San Diego por José Miguel
Travieso (domuspucelae.blogspot.com.es)
Además de éste hubo en Valladolid otro convento franciscano, el de San Francisco, también desaparecido. Era más antiguo que el anterior, ya que su fundación data del siglo XIII, estando ubicado en lo que entonces era extramuros de la ciudad frente a la plaza del Mercado, la actual Plaza Mayor. De gran importancia a lo largo de varios siglos perduró hasta 1836, fecha en la que la desamortización de Mendizábal y la posterior remodelación urbanística del centro de la ciudad acabaron con él. A modo de anécdota cabe reseñar que a los frailes de San Francisco, al parecer, no les sentó nada bien la fundación del nuevo convento de San Diego, probablemente por temor a una posible competencia.
Escultura de Gregorio
Fernández. Fotografía tomada de la
Wikipedia
La iglesia, gótica, era de grandes proporciones, con casi cuarenta metros de longitud y doce y medio de anchura. Contaba con diez capillas además de la mayor, una de las cuales estaba dedicada a san Diego, siendo su protector protector el licenciado Diego de Escudero. Estaba situada frontera al claustro, al que tenía acceso directo, y contaba con una escultura de san Diego obra de Gregorio Fernández que hoy se conserva en el Museo Nacional de Escultura. Mide 163 centímetros de altura y está fechada en 1610.
Imagen de san Diego
situada en el remate de la sillería del coro del convento de
San
Francisco y vista general de la sillería. Fotografías tomadas de
ceres.mcu.es
También en el Museo Nacional de Escultura se conserva una segunda talla procedente del convento de San Francisco. Es una figura de pequeño tamaño -56 centímetros de altura- perteneciente al remate de la sillería del coro, la cual está montada en el coro de la capilla de San Gregorio. La imagen fue labrada en 1735, siendo su autor, según la ficha del museo, Pedro de Sierra con la colaboración de Jacinto de Sierra.
Milagro de las
rosas, atribuido a Francisco Solís. Fotografía tomada de
ceres.mcu.es
No acaba aquí la iconografía de san Diego existente en el Museo Nacional de Escultura. Procedente del convento de Recoletas de Medina del Campo y datado en la primera mitad del siglo XVII, nos encontramos con el Milagro de las rosas, un pequeño cuadro de 52,5 × 56 cm. pintado al óleo sobre alabastro atribuido a Francisco Solís (1620-1684).
Talla anónima del
Museo Nacional de Escultura
Fotografía cedida por José
Prieto
Finalizamos la visita a este importante museo con una pequeña talla que descubrí allí durante una visita; puesto que no figura en el inventario, carezco de información sobre su autoría y su procedencia. Tal como es habitual la figura de san Diego porta los atributos de las rosas y la cruz, aunque en esta ocasión no sujeta a esta última, como es lo habitual, sino que aparece plantada en lo que semeja ser el tronco de un árbol.
Otro de los muchos conventos que llegó a tener Valladolid, éste por fortuna preservado hasta nuestros días, es el de las Descalzas Reales, una congregación de monjas clarisas -es decir, franciscanas- fundado en la población palentina de Villalcázar de Sirga en 1550 y trasladado a Vallladolid dos años más tarde, bajo el patronazgo del conde de Osorno. La comunidad religiosa se asentó frente a la Chancillería, entre las actuales calles de Ramón y Cajal, San Martín y del Prado. A principios del siglo XVII, coincidiendo con el traslado de la corte a Valladolid, Felipe III y su esposa Margarita de Austria asumieron el patronazgo del convento -de ahí viene su título de Real- reedificándolo de nueva planta bajo trazas de Francisco de Mora.
Cuadro de Niccolo Betti
conservado en las Descalzas Reales de Valladolid
Fotografía tomada de
la
Wikipedia
Dada la condición franciscana del convento, no es de extrañar que en él se conserve el recuerdo de san Diego, en concreto un espléndido cuadro del pintor italiano Niccolò Betti (c. 1150-1617) pintado en 1610 en el cual se representa el conocido milagro de las rosas.
Escultura del Museo
Diocesano
Concluye el recorrido iconográfico por Valladolid con una pequeña talla existente en el Museo Diocesano de la que carezco de información, por lo que tan sólo puedo reproducir su fotografía.
Bibliografía
valladolidweb.es
vallisoletvm.blogspot.com.es
domuspucelae.blogspot.com.es
Catálogo Ceres. Números de inventario del MNE
de Valladolid CE0553, CE0616/180, CE0888 y CE1656.
Publicado el 9-6-2017
Actualizado el 20-6-2017