El culto a san Diego en Tekax (Yucatán)



Imagen de San Diego venerada en Tekax. Fotografías tomadas de www.alinteriordelestado.com


Al igual que ocurre con los Santos Niños, el culto a san Diego de Alcalá alcanzó a lo largo de los siglos una gran difusión no sólo en España, sino también fuera de nuestro país, principalmente en Hispanoamérica. Pero a diferencia de los dos hermanos mártires, las muy diferentes circunstancias históricas determinaron que esta difusión siguiera unas pautas muy diferentes en uno y otro caso.

Así, al ser los Santos Niños unos mártires de época romana muy venerados en la España visigoda y mozárabe, la extensión de su culto tuvo lugar principalmente por la mitad septentrional de España, la que allá por el siglo XI correspondía a los reinos cristianos; los cambios de liturgia ocurridos por entonces motivaron el paso a segundo plano del culto a los mártires, sustituidos en el fervor popular por Cristo, la Virgen, los apóstoles y los varones de la Iglesia. Esto hizo que en levante y en la mitad meridional de España, es decir, los territorios reconquistados más tarde, la presencia de nuestros patronos fuera vestigial. Lógicamente, y con mayor razón, en Hispanoamérica ocurrió lo mismo, salvo algunas excepciones de origen muy tardío como las de Argentina.

Con san Diego ocurrió, curiosamente, todo lo contrario. Para empezar cronológicamente es muy tardío en relación con los Santos Niños ya que vivió más de mil años más tarde, a mediados del siglo XV, por lo que la expansión de su culto tuvo lugar cuando la del de los Santos Niños llevaba ya varios siglos detenida. Además san Diego era un monje franciscano, lo que hizo que esta orden promoviera su veneración por todos los lugares por los que estuvo implantada. Puesto que a raíz de la muerte de san Diego los franciscanos se expandieron no sólo por el sur de España, sino también por buena parte de Hispanoamérica, no es de extrañar que sea en estos dos lugares (curiosamente coincidentes con aquéllos en que los Santos Niños son casi inexistentes) donde aparece con más frecuencia.

Centrándonos ya en América basta con recordar la ciudad de San Diego, una de las principales poblaciones del estado norteamericano de California. Pero no es de San Diego de donde voy a hablar en esta ocasión, sino de otra población mucho menos conocida y ubicada en la remota península del Yucatán, al sur de México, en pleno corazón del antiguo territorio maya: Tekax, una ciudad de 40.000 habitantes cabeza del distrito de su nombre, perteneciente al estado del Yucatán. Conviene recordar que el estado del Yucatán tan sólo ocupa la parte septentrional de la península del Yucatán, la cual comprende además de éste los estados de Campeche y Quintana Roo junto con el departamento guatemalteco del Petén y la antigua colonia británica de Belize. El estado del Yucatán tiene una extensión de 38.000 km2 (similar a la de Extremadura), y su capital es la ciudad de Mérida. Tekax de Álvaro Obregón, que éste es su nombre completo, está situada al sur del estado y es actualmente la séptima población del mismo por su número de habitantes, siendo conocida en el Yucatán con el apelativo de La Sultana de la Sierra.




Ermita de San Diego. Vista panorámica


El origen de Tekax, como demuestra su nombre (se le atribuye el significado de monte, arboleda o lugar agreste), es claramente maya, y ya en el primer tercio del siglo XVI está documentada la presencia en ella de autoridades coloniales españolas, que en ocasiones se vieron obligadas a sofocar rebeliones indígenas. Tras la independencia de México en 1821, dos años más tarde Tekax alcanzaba la categoría de villa, y en 1841 la de ciudad. En 1848, y de forma fugaz, llegó a ser la capital del estado. Actualmente su economía está basada en la agricultura (principalmente caña de azúcar), la ganadería, la artesanía y el comercio, y en ella se celebra una feria anual con el largo nombre de Expo Feria Artesanal, Agrícola, Ganadera, Industrial, Cultural, Comercial, Turística y Gastronómica, la cual es inaugurada el día 9 de noviembre coincidiendo con la celebración de la festividad de san Diego de Alcalá.

Porque, como he comentado al inicio del artículo, en Tekax se celebra la fiesta de nuestro santo por todo lo alto. Curiosamente no es el patrón oficial de la ciudad, ya que esta dignidad corresponde a san Juan Bautista, pero el fervor de los tekaxeños se vuelca hacia la figura del humilde lego franciscano cuyo cuerpo incorrupto se custodia en Alcalá. La festividad de San Dieguito, que es como le conocen los lugareños, se celebra con gran pompa a lo largo de toda una semana del mes de noviembre, y a nuestro santo se le atribuyen desde hace siglos curas milagrosas y la salvación de una epidemia de viruela a principios del siglo XX. La imagen de san Diego se custodia durante todo el año en la ermita de la que es titular, un templo colonial erigido sobre una loma de 80 metros de altura, construido en piedra labrada tal como se puede apreciar en la fotografía, a la que se accede por una escalinata.

Cuenta la tradición local que la imagen fue encontrada en el interior de un pozo justo en el lugar donde hoy se alza la ermita, y que los habitantes de la ciudad la llevaron al templo parroquial. Sin embargo, cuantas veces la trasladaban ésta volvía al lugar en el que fue hallada, hasta que el párroco descubrió que, a media noche, la imagen atravesaba las puertas cerradas de la iglesia a lomos de un perro, que la subía hasta el cerro. Así pues, los tekaxeños decidieron construir allí la ermita cuando corría el año 1654.




Ermita de San Diego. Vista exterior. Fotografía tomada de www.alinteriordelestado.com


A primeros de noviembre, aproximadamente hacia la festividad de los difuntos, la imagen de san Diego se baja en procesión a la ciudad, instalándosela temporalmente en la iglesia parroquial de san Juan Bautista. Hasta el día 13, festividad del santo, los tekaxeños van a venerarla allí, tanto a título particular como representados por las cofradías existentes en la ciudad. La festividad del día 13 se celebra solemnemente, y en días posteriores es la imagen la que visita los diferentes centros religiosos de Tekax para finalmente, varios días más tarde, retornar a su ermita. Además de las celebraciones religiosas, en Tekax se desarrollan actos diversos tales como corridas de toros, bailes populares, fuegos artificiales y otras actividades festivas típicas de la región. A título de curiosidad, cabe reseñar la celebración el pasado año de una misa en la plaza de toros, presidida por la imagen de san Diego.

La devoción a san Diego, profundamente arraigada en los tekaxeños, muestra rasgos originales que entroncan con prácticas similares que tienen lugar en poblaciones españolas tales como la guadalajareña villa de Cogolludo: Así, a la imagen le colocan en las manos una rosca de pan y una cruz de madera, como símbolos de que el santo franciscano daba de comer a los pobres al tiempo que les pregonaba también la palabra de Dios. Y no acaba aquí la vinculación del santo con la ciudad, puesto que cuando en 1991 se aprobó el escudo de Tekax el primero de sus cuarteles fue dedicado a su ermita, correspondiendo los otros dos a cinco cañas de azúcar (su principal producto agrícola) y a una arboleda en recuerdo a su toponimia maya.




Escudo de Tekax con la ermita de San Diego en el cuartel superior
Ilustración tomada de la Wikipedia


Y eso es todo lo que he podido averiguar gracias, como siempre, a internet. Es preciso advertir, no obstante, que el caso de Tekax no es en modo alguno único en el continente americano, siendo el culto a san Diego muy popular en México. Por esta razón, sería sumamente interesante profundizar sobre este tema


Publicado el 10-11-2001, en el nº 1.737 de Puerta de Madrid
Actualizado el 5-1-2014