El Cristo de los Doctrinos





La ermita del Cristo de los Doctrinos ha sido doble noticia en estos últimos días, primero porque la Virgen de la Esperanza propiedad de la misma será este año el motivo del cartel de Semana Santa, y segundo porque la propia imagen del Cristo ha sido ya trasladada a Madrid para ser sometida a la restauración de la que estaba tan necesitada. Es una buena noticia, pues, que la joya indiscutida de nuestro patrimonio artístico sea al fin restaurada, con lo que es de esperar que una vez terminada esta intervención el Cristo de los Doctrinos pueda participar con todos los honores en la Semana Santa alcalaína.

Hablando del Cristo de los Doctrinos no puedo evitar hacer una alusión a la teoría recientemente propuesta por el historiador Antonio Marchamalo acerca de que la imagen actual no sería la original que se veneraba en la ermita, institución cuya historia se remonta hasta el siglo XVI, sino que procedería de la desamortizada iglesia de los jesuitas, actual parroquia de Santa María, fechando el traslado hace aproximadamente unos cien años. La imagen del Cristo de los Doctrinos, atribuida al escultor jesuita Domingo Beltrán, habría pertenecido inicialmente a la iglesia de la Compañía de Jesús, coincidiendo pues, con el crucifijo situado en el altar mayor que varios viajeros describen en sus obras.

De hecho, en el Diccionario de Pascual Madoz, publicado a mediados del siglo XIX, podemos leer lo siguiente en el capítulo correspondiente a Alcalá:


Inmediato a este colegio -se refiere al del Rey, descrito en el párrafo anterior- está el que fue de los Jesuitas, de excelente arquitectura, obra de Juan Gómez de Mora. La fachada de piedra berroqueña es de bella proporción y majestad. Se compone de 2 cuerpos con pilastras y columnas de orden corintio; el inferior tiene 6 y entre las mas próximas a la puerta del medio hay estatuas muy buenas de San Pedro y San Pablo, con una efigie de Nuestra Señora sobre la puerta. Entre las columnas del segundo cuerpo hay también estatuas y son de San Ignacio y San Francisco Javier, y en los remates piramidillas sobre sus pedestales. La iglesia corresponde al gusto de la portada, lo mismo que el altar mayor, el cual termina con un Crucifijo, obra de Domingo Beltrán, lego jesuita y muy excelente escultor.


La idea, en contra de lo que pudiera pensarse, no es en modo alguno descabellada. Cuando en tiempos de Carlos III fueron expulsados los jesuitas de España muchas de sus iglesias fueron convertidas en parroquias, caso que no se dio en Alcalá dado que la existente en nuestra ciudad estuvo cerrada al culto durante muchos años llegándose a utilizar como almacén; cuando en el siglo XIX fueron a su vez desamortizados muchos conventos buena parte de las imágenes que albergaban fueron trasladadas a otras iglesias, hecho que también se dio en Alcalá. Por esta razón no es inverosímil que una talla tan magnífica como es la del Cristo de los Doctrinos fuera trasladada desde una iglesia que entonces estaba cerrada al culto hasta la ermita en la que se venera en la actualidad, sustituyendo de esta manera a una imagen anterior de menor valía artística. No obstante, para que tal hipótesis pueda ser comprobada será necesario investigar mucho más, ya que sin pruebas fehacientes nunca se podrá afirmar con seguridad que esto fue así. He hablado personalmente con Marchamalo y me ha confirmado que está en ello, por lo que con un poco de suerte quizá en un futuro cercano podremos saber algo más acerca de la historia de esta importante parte del patrimonio complutense.


Publicado el 11-2-1995, en el nº 1.418 de Puerta de Madrid.
Actualizado el 1-7-2009