La procesión del Silencio (II)
Fotografía reciente del
paso del Santo Entierro
Hace tan sólo un par de semanas celebraba, en estas mismas páginas, la recuperación de la Procesión del Silencio veinticinco años después de que ésta hubiera sido suprimida, y hacía votos por que ésta supusiera un éxito.
Escribo este segundo artículo un día después de transcurrida la que sin duda ha sido la mayor novedad de la Semana Santa alcalaína de este año, y lo hago con el conocimiento cierto de que la procesión no sólo cumplió airosamente con los objetivos marcados por la cofradía convocante, la del Santo Entierro, sino que además los rebasó con holgura, para satisfacción de todos. Teniendo en cuenta lo azaroso que siempre resulta abordar una iniciativa de esta magnitud, huelga decir que sobran motivos para sentirnos satisfechos.
Cualquiera que tuviera la ocasión de presenciar la procesión puede confirmar que ésta constituyó un digno cierre a la Semana Santa tal como lo fuera hasta que fue suprimida hace ahora veinticinco años. La asistencia de cofrades rebasó todas las expectativas al superar la cifra de cien, más del doble de los que desfilaron con la cofradía el pasado año. El público que presenció la procesión fue asimismo numeroso, sobre todo teniendo en cuenta la existencia de algunos factores que actuaron en contra tales como la lógica falta de tradición de la misma luego de tan larga interrupción, o lo frío y desapacible de la noche. La marcha de la procesión, marcada únicamente por el redoble de un tambor, fue tan sobria y solemne como correspondía a su espíritu, y la presencia de los estandartes y los representantes del resto de las cofradías alcalaínas le confirió ese carácter de síntesis y colofón de la Semana Santa que por el episodio que representa -la muerte de Cristo- posee.
Hay satisfacción en la cofradía del Santo Entierro por el importante paso que se ha dado adelante, y hay satisfacción asimismo en Alcalá por este motivo; baste recordar, a modo de anécdota, que cuando el Sábado Santo por la mañana el presidente de la misma, Zacarías Bello, fue a abrir su establecimiento, encontró en la puerta a una persona que ya estaba esperando allí para formar parte de ella y poder participar en la procesión del próximo año. Hace ya mucho tiempo comenté que esta procesión podría ser el revulsivo que esta cofradía necesitaba y, a juzgar por los resultados, me alegra saber que no estaba equivocado en mis apreciaciones.
Sin embargo, ésta no es la meta sino tan sólo el principio. La junta directiva de la cofradía pretende potenciar en años sucesivos la Procesión del Silencio de forma que ésta vuelva a recuperar la importancia que tuvo en los años cincuenta y sesenta, e incluso empieza a acariciar la idea de reconstruir el desaparecido paso de los Atributos de la Pasión, con lo que volvería a contar con los tres tradicionales. Deseos no faltan y fuerzas para ello tampoco, pero consciente de lo importante que sería incrementar el número de cofrades, la junta directiva me pide que exprese aquí su invitación a todos aquéllos interesados en formar parte de la misma, como mejor forma de conjuntar esfuerzos a la hora de conseguir un mayor realce de la recién recuperada procesión. Por ello me piden también que recuerde a los interesados en ser cofrades que pueden dirigirse al presidente, Zacarías Bello, en su establecimiento, Droguería Henares, sito en el número 5 de la calle del Ángel1.
1 Obviamente esta dirección ya no está vigente. Ésta es la página web de la cofradía.
Publicado el 16-4-1994, en el nº 1.378 de
Puerta de Madrid
Actualizado el 20-3-2007