La Semana Santa de 1989





Concluida la Semana Santa de este año, el balance a realizar de la misma ha de ser obligatoriamente positivo puesto que, por segundo año consecutivo, el equipo formado por las cofradías, el cabildo Magistral y el ayuntamiento, este último encarnado en la persona de José Macias, ha conseguido no sólo mantener el nivel alcanzado el pasado año, sino elevarlo aún más merced a innovaciones tales como la nueva procesión del Miércoles Santo a cargo de las peñas, o la salida en andas de la Virgen Dolorosa propiedad de la cofradía del Santo Entierro. Y si bien la procesión general del Viernes Santo adoleció en algunos momentos de cierta falta de coordinación entre los distintos pasos que componían la misma, hecho fácilmente subsanable en los próximos años, su éxito fue por otro lado importante, tanto en lo que respecta a la asistencia de público como a hechos puntuales tales como las saetas (que quizá sería mejor que estuvieran más repartidas de lo que estuvieron) o la despedida del Cristo de la Columna camino ya del convento de la Imagen.

La conclusión, pues, es clara y evidente: la Semana Santa alcalaína va a más después de un período de preocupante decadencia felizmente ya olvidado y, junto al buen nivel mantenido por las cofradías tradicionales, los chicos de las peñas han vuelto a demostrar su buen hacer, tanto en la procesión general del Viernes Santo como en la que hicieron en solitario el Miércoles Santo. Y yo, por mi parte, vuelvo a insistir en el beneficio que para la ciudad supondría organizar la mejor Semana Santa de la provincia de Madrid, capital incluida, circunstancia que está perfectamente a nuestro alcance puesto que de entre todos los alrededores de Madrid sólo puede ser destacada la representación de la Pasión en Chinchón, que es una escenificación que no entra en competencia con nuestros desfiles procesionales.

Las perspectivas para la Semana Santa del año que viene son asimismo halagüeñas, y se empiezan a apuntar ya posibles novedades que, de cristalizar, supondrían una nueva potenciación de la misma; al mismo tiempo, y esto también merece ser comentado, parece ser que ya hay alguna iniciativa en busca de llevar a cabo la deseada y necesaria restauración del Cristo de los Doctrinos, la joya de la imaginería alcalaína, hoy lamentablemente muy deteriorado.

Para terminar, quisiera resaltar por último el acierto del cartel anunciador, que continúa con toda dignidad la costumbre iniciada el año pasado; y volviendo a insistir en la conveniencia de la promoción de la Semana Santa alcalaína en Madrid, quisiera también sugerir que para años sucesivos se la diera también publicidad fuera de nuestra ciudad.


Publicado el 1-4-1989, en el nº 1.139 de Puerta de Madrid.
Actualizado el 6-2-2009