Las ermitas complutenses de los Santos Niños
(II)
La ermita del Juncal
La ermita de los Santos
Niños poco antes de su demolición
Desde su demolición en 1853, y durante algo más de un siglo, Alcalá careció de una ermita consagrada a los Santos Niños. En realidad, tal como comenté en el artículo anterior, la ermita de la Puerta de los Mártires llevaba ya mucho tiempo abandonada y sin culto, probablemente al menos desde la Guerra de la Independencia. Si a ello sumamos el anticlericalismo del Trienio Liberal (1820-1823) y las sucesivas desamortizaciones de los gobiernos liberales, en especial la de Mendizábal (1836) y la de Madoz (1855), es fácil concluir que la primera mitad del siglo XIX fue una época difícil para todo cuanto tuviera que ver con la religión.
De hecho también se había extinguido, en fecha indeterminada, la propia hermandad, que no fue reconstituida hasta 1865 sin que nunca llegara a alcanzar una gran solidez hasta el punto que volvió a desaparecer en algún momento comprendido entre 1902, año en el que figura en un censo de cofradías religiosas, y 1924, en que fue reconstituida de nuevo. Volvería a desaparecer durante la Guerra Civil para resurgir una vez más a mediados de los años cincuenta, manteniéndose durante dos décadas para extinguirse, tras una existencia lánguida, a mediados de los años setenta. No sería sino hasta 2014, tras un fallido intento en el año 2000, cuando volvió a resurgir, en esta ocasión como asociación diocesana.
De lo anteriormente expuesto cabe deducir cual fue la principal razón por la que Alcalá careció de ermita de los Santos Niños hasta ya entrada la década de 1960: durante más de cien años o bien los patronos complutenses no contaron con cofradía o hermandad propia, o bien éstas carecieron de suficiente solidez para poder mantener un templo propio. Esto no quiere decir, en modo alguno, que el culto a los Santos Niños estuviera abandonado, ya que en la Magistral, además de la cripta, contaban con varios altares y capillas; pero a diferencia de la Virgen del Val no dispusieron de ermita aunque, conviene no olvidarlo, la de la Virgen estuvo también mucho tiempo abandonada y ruinosa hasta que fue reedificada en la década de 1920.
La situación cambió en 1963 con la erección de una pequeña ermita en el Juncal. Aunque entonces sí existía la hermandad de los Santos Niños, ésta se limitaba a organizar la procesión del 6 de agosto y nada tuvo que ver con la fundación del nuevo templo, una iniciativa particular de los hermanos Esteban Múgica.
Lápida en recuerdo de
la erección de la ermita en el Paredon del Milagro
Estos tres hermanos, Luis, Asensio y Bernardo, eran devotos de los Santos Niños y también los propietarios de los terrenos en los que se alzaba el Paredón del Milagro, un fragmento de muro romano que la tradición atribuía al palacio del pretor Daciano en el que habían sido juzgados y condenados Justo y Pastor, perteneciente en realidad a la antigua basílica bajoimperial exhumada por los arqueólogos.
El terreno que ocupa el yacimiento arqueológico de Compluto presentaba entonces un aspecto muy diferente al actual, dado que salvo el Paredón del Milagro todos los demás restos de la antigua ciudad romana permanecían enterrados bajo una capa de tierra que era utilizada como campo de labor. Y, aunque la pretensión de los hermanos Esteban Múgica fue principalmente la de recuperar como centro de culto el lugar en el que los Santos Niños fueron juzgados, de forma consciente o no aprovecharon también para preservar el Paredón del Milagro en el interior de la ermita, lo que sin duda fue importante de cara a su conservación teniendo en cuenta que el crecimiento del barrio de Reyes Católicos, una década más tarde, engulló aproximadamente el cuarenta por cien de la superficie total de Compluto.
La inauguración de la ermita tuvo lugar el 29 de septiembre de 1963, y de ella contamos con un interesante relato escrito por el cronista complutense José García Saldaña y reproducido en el libro Documentos olvidados1, publicado en 1986. Lamentablemente el recopilador no se tomó la molestia de indicar la referencia de su publicación original, aunque dada la fecha cabe suponer que fuera en el periódico Nuevo Alcalá, el único que se publicaba entonces en la ciudad. En cuanto a la fecha, el propio García Saldaña explica que El pasado domingo, día 29 (sep. 1963) tuvo lugar la inauguración de la ermita..., lo que quiere decir que éste debió de ser publicado a principios de octubre de ese año.
Pero dejemos que sea el propio García Saldaña, como testigo presencial que fue, quien nos lo relate:
INAUGURACION DE LA ERMITA DEDICADA A
LOS SANTOS NIÑOS EN EL CAMPO
LAUDABLE
El pasado domingo, día 29 (sep. 1963), tuvo lugar la inauguración de la ermita dedicada a los Santos Niños y que alberga entre sus muros al Paredón del Milagro, a cuya sombra tuvieron feliz tránsito Justo, Pástor y otros dieciséis mártires. Como es sabido, el templo ha sido erigido en terrenos propiedad de los hermanos Esteban Múgica* y a sus expensas.
Dio comienzo el acto a las cinco de la tarde, con asistencia de un nutrido grupo de amigos e invitados. Figuraba entre ellos una representación del Colegio Calasancio, presidida por su Rector Padre Aurelio Isla, que actuó como oficiante en el santo sacrificio y en la bendición del templo.
En la plática que dirigió a los asistentes logró períodos que llegaron a emocionar a gran parte de la concurrencia.
Empezó recordando cómo Alcalá estaba vinculado a las Escuelas Pías. Cómo San José de Calasanz, en sus tiempos de estudiante, en Alcalá, adquiría la devoción a Justo y Pástor, tan arraigada aquí. Después, cuando en Italia iniciara los trámites conducentes a crear una orden dedicada a formar para Dios almas de niño, no podría acordarse de otros celestiales valedores que los Santos Niños. El santo, en los éxtasis que tuvo en Roma, en la casa madre, vería cómo los infantitos abogaban ante el Señor por una orden que salvara de la ruina moral a tanto y tanto niño como entonces, dadas las vicisitudes históricas del momento, veían encenagadas sus almas casi desde la cuna.
Así nacieron las Escuelas Pías, así se pusieron bajo la protección de los patronos de Alcalá y así es cómo donde haya un padre escolapio habrá un rezo diario para que dos niños alcalaínos sirvan de ejemplo a la infancia universal. Sobre todo -agregó- hemos de pedirles que mantengan unidas las familias, sometidas a la autoridad del padre, quien habrá de guiarlas, como hizo San Vidal, por el camino que señala el Catecismo. Pidió también a los presentes que toda coyuntura les sea favorable para dar pruebas de su catolicidad. Obrando así, dijo, actuaremos según el ejemplo de aquéllos a quienes festejamos desde este nuevo templo construido para mayor gloria de Dios y para la salvación de las almas.
Concluida la misa, que cantaron padres escolapios venidos ex-profeso, los invitados fueron atendidos por los hermanos Esteban Múgica en la vecina casa de campo, donde se sirvió un refresco, en cuyo transcurso reinó la cordialidad y la simpatía, características que no pueden faltar donde se reúnen esos dos apellidos.
Cuando el cronista, ya de regreso, veía recortarse en el azul de la noche las siluetas de la ermita y de la Magistral y en las pizarras de ésta la luna ponía destellos de plata, sólo acertaba a pensar que ya vuelve Alcalá por donde solía.
Escrito lo precedente en 1963, hemos de añadir hoy que esa breve ermita funciona como sucursal de la parroquia de San Francisco, muy próxima a ella. Y que toda la populosa barriada surgida alrededor de ambas es conocida por los alcalaínos como barrio de los Santos Niños.
* Estos hermanos publicaron a sus expensas en 1940 un brevísimo resumen de la historia de nuestros Santitos. Curioso y raro opúsculo tamaño 166.
La crónica, aunque breve y concisa, nos da una información interesante además, claro está, del nombre de sus promotores y de la fecha de inauguración. Así, nos encontramos con el dato -que será necesario investigar- del patronazgo de los Santos Niños sobre la orden de los Escolapios, mientras por el último párrafo, añadido en la edición de 1986, sabemos que entonces ya prestaba servicios religiosos al barrio del Pilar, aunque todavía no estaba constituida la parroquia de la Virgen de Belén que, como veremos más adelante, estuvo asentada temporalmente allí.
Vistas laterales de la ermita
poco antes de su demolición
La ermita, como se puede apreciar en las fotografías, era de reducidas dimensiones y modesto diseño, sin especiales ambiciones arquitectónicas y aspecto muy parecido al de los edificios de viviendas que por entonces se estaban empezando a construir en el vecino barrio de Reyes Católicos, por lo que no es disparatado suponer que fuera diseñada por alguno de los arquitectos que trabajaron en éste. Era de ladrillo y contaba con dos pilares de granito que, sobresaliendo por encima del tejado, sostenían una pequeña campana. Sobre la puerta, situada en una esquina de la fachada, se alzaba un lienzo también de granito en el que estaban adosadas las figuras estilizadas de los dos mártires, dibujadas con láminas metálicas.
Relieves
¿desaparecidos? de la fachada
El interior era también muy sencillo, dándose la circunstancia de que el Paredón del Milagro oficiaba de tabique divisorio que separaba el altar de la minúscula sacristía trasera. Delante del Paredón, que por la parte delantera hacía las veces de testero del inexistente retablo, se alzaba una sencilla mesa de altar formada por una losa de granito apoyada en otras dos verticales. Y poco más es lo que había en su interior, salvo un crucifijo y la cabeza de una Virgen, de estilo similar al de las figuras de la fachada, adosados al Paredón, sin que tenga constancia de que la ermita llegara a albergar más representación iconográfica de sus titulares que los ya citados relieves metálicos de la fachada.
Lo que sí existió, según Eduardo Gil García2, fue una lápida, hoy en paradero desconocido, cuyo texto rezaba lo siguiente:
Aquí es lugar sagrado
que regaron los niños dos con sangre
mártir pura
y la grande riqueza le dejaron
de su gloriosa muerte
y sepultura.
Pese a las buenas intenciones de los hermanos Esteban Múgica y a la existencia entonces de una hermandad de los Santos Niños en Alcalá, la ermita nunca llegó a arraigar a la manera que lo hizo la del Val, ni por supuesto se planteó en ningún momento imitar la romería anual de la patrona complutense llevando en procesión las imágenes de los Santos Niños hasta el Juncal. Así pues, pasaría casi por completo desapercibida, en lo que a su advocación se refiere, durante sus cuatro décadas y media de existencia.
Esto no quiere decir que no se le encontrara utilidad; al contrario, rendiría un gran servicio a un barrio que, durante mucho tiempo, careció casi por completo de lugares de culto. Aunque la parroquia de San Francisco, durante bastantes años la única existente en todo Reyes Católicos, se creó en 1970, hasta 1977 no contó con su propio templo, estando alojada hasta entonces, de forma provisional, en la vecina parroquia de San Bartolomé. Pero ésta no sería suficiente para un barrio tan populoso, lo que motivó la creación de la parroquia Virgen de Belén con la intención de atender a la parte más alejada del barrio, es decir, la lindante con la ermita.
Lamentablemente no he podido encontrar la fecha de su creación, aunque ésta fue posterior a la de San Francisco ya que, tal como indicaba José García Saldaña, surgió inicialmente como una sección de ésta que, andando el tiempo, acabaría desgajándose para constituirse en parroquia propia con posterioridad a 1986.
En cualquier caso la ermita estuvo abierta al culto durante varias décadas hasta que, dada su escasa capacidad, la parroquia de la Virgen de Belén pudo trasladarse en 1999 a su nuevo templo, situado en la avenida del Ejército. Hasta 2003 la ermita fue usada por la comunidad ortodoxa ucraniana, aunque finalmente acabaría cerrada y abandonada.
El Paredón del
Milagro, todavía en el interior de la ermita poco antes de su
demolición
Mientras tanto, había surgido otro problema. Las excavaciones en el antiguo foro de Complutum habían ido avanzando y la ermita, debido a su situación, estorbaba. Así pues, en agosto de 2008 -paradójicamente en vísperas de la festividad de los patronos complutenses- el Ayuntamiento acordó demolerla, para poder así integrar el Paredón del Milagro al resto del yacimiento arqueológico, poniéndose fin a sus casi cuarenta y cinco años de historia. Aunque en un principio el equipo de gobierno municipal se comprometió a reedificarla en un lugar cercano que no interfiriera con las excavaciones arqueológicas, lo cierto es que, más de siete años después, ni se ha construido la nueva ermita ni existe el menor indicio de que esta iniciativa se pueda llevar a cabo en un futuro próximo. Lamentablemente, y que yo sepa, no se debieron de conservar las figuras metálicas de los Santos Niños que adornaban la fachada.
Capilla de los Santos
Niños, aneja a la parroquia de la Virgen de Belén
Sin embargo, el recuerdo a la desaparecida ermita se preservó de alguna manera en una capilla aneja a la actual parroquia de la Virgen de Belén, de mayor capacidad que su predecesora. La capilla, aunque comparte edificio con el templo, está separada de éste y cuenta con un acceso propio desde el vestíbulo de entrada, pudiéndose calificar su diseño de funcional. Está consagrada a los Santos Niños y cuenta con unas pequeñas imágenes de sus titulares -miden tan sólo 25 centímetros de altura- realizadas en los talleres El arte cristiano de Olot.
Imágenes de los Santos
Niños que se veneran en la capilla
de la parroquia de la Virgen de
Belén
Asimismo, un cuadro colgado en la pared reproduce la siguiente oración:
SANTOS JUSTO Y PASTOR |
1 GARCÍA SALDAÑA, José. Publicado en
Documentos olvidados, pp. 65-66. Biblioteca de Temas Complutenses, nº 2.
Ayuntamiento de Alcalá de Henares, 1986.
2 GIL GARCÍA, Eduardo. Comentarios sobre
algunas inscripciones complutenses del siglo XX. Publicado en Anales
Complutenses, vol. VIII, pp. 183-208. Institución de Estudios
Complutenses, 1996.
Ver también: Las ermitas complutenses de los Santos Niños (I). La ermita de la Puerta de los Mártires.
Publicado el 3-2-2016
Actualizado el 31-10-2017