Dentro del nutrido número de poblaciones españolas que veneran a los Santos Niños como patronos o bien poseen imágenes suyas o iglesias consagradas a ellos, hay algunas que son sobradamente conocidas -Huesca, Barcelona, Toledo, Segovia, Granada, Tielmes...- mientras otras, en muchas ocasiones, resultan desconocidas o casi desconocidas para los alcalaínos. Curiosamente son estas últimas bastante numerosas, y el modo de descubrirlas ha solido variar entre la pura y simple casualidad durante mis viajes -casos, entre otros, de El Redal y Arrúbal, en la Rioja- y las referencias bibliográficas obtenidas de diversas fuentes, principalmente -parece que ha pasado toda una época desde entonces- del PIC, la antigua base de datos del Ministerio de Cultura, a través de la terminal existente entonces en la hemeroteca municipal. Y desde hace años, por supuesto, gracias a internet.

En el verano de 1991, a la vuelta de mis vacaciones, acerté a pasar por la carretera comarcal que une las localidades burgalesas de Lerma y Covarrubias, muy cerca de la cual se encuentra el pueblecito de Santa Inés, de 267 habitantes según el padrón de 1986, 207 en 1996 -no existen datos de los años intermedios- y tan sólo 141 en 2018, lo que da cumplida muestra de la pavorosa despoblación de la España interior.

Según la ficha del PIC -internet era todavía una entelequia-, Santa Inés poseía una parroquia consagrada a los santos Justo y Pastor, resultado chocante que la advocación del templo no se corresponda con la de la santa que da nombre al pueblo. La tentación era muy fuerte, por lo que decidí hacer una parada con objeto de poderla visitar. Puesto que el párroco no residía en el pueblo, busqué a la persona que guardaba las llaves expresándole mis deseos de poder contemplar su interior y de hacer unas fotografías de las imágenes de los Santos Niños que suponía debían existir. Esta señora, de nombre Leonila Usón, accedió con toda amabilidad a mi solicitud procediendo a abrirme la iglesia y a acompañarme en mi recorrido, lo que me permitió recorrerla a mi antojo.

Retablo

La ficha del PIC, única información de que disponía entonces, era sumamente parca y se refería básicamente al exterior de la iglesia dado que su anónimo redactor afirmaba que no le había sido posible acceder a su interior, por lo que no sorprende que cometiera el error de describirla como de una sola nave cuando en realidad tiene dos. Añadía también que el edificio databa del siglo XVII -en realidad es gótico-renacentista- y le atribuía un estilo popular, es decir, indefinido. Y eso era todo.

Además de todo lo que en su momento pude apreciar personalmente -no he tenido ocasión de repetir la visita-, cuento ahora con la inestimable ayuda de internet y, en concreto, de un folleto que se puede descargar de la red así como de la propia página municipal.

El principal elemento exterior es la recia torre, comenzada a construir en 1630 junto con el coro en lo que fue la última ampliación del edificio. El acceso se realiza a través de un pórtico, situado en el lado de la Epístola -el derecho-, parcialmente tapiado que protege una sencilla portada renacentista.

El interior cuenta con dos naves, la principal y más antigua de trazas góticas y una lateral, en el lado del Evangelio, fruto de una ampliación posterior. Ambas están separadas por dos recias columnas de fuste cilíndrico de las que arrancan las nervaduras de las bóvedas de crucería que recuerdan al gótico tardío de principios del siglo XVI. Del coro alto, cubierto con un artesonado de madera, arranca una escalera de caracol labrada en madera que asciende hasta el cuerpo de campanas.

Las trazas del retablo mayor, de estilo prechurrigueresco, datan de 1683 y se atribuyen a Fernando de la Peña. Ventura Fernández -el folleto le confunde con el arquitecto Ventura Rodríguez- fue el encargado de labrarlo entre 1685 y 1686, y Toribio García Gutiérrez y Lucas de la Concha lo doraron entre 1686 y 1689, fecha esta última que aparece tallada en una de las esquinas. Ventura Fernández fue también el autor de las imágenes y los bajorrelieves a excepción de las de los Santos Niños, procedentes de un retablo anterior.

Imágenes de los Santos Niños

Éstas se encuentran en las dos hornacinas abiertas en el cuerpo central y quedan parcialmente ocultas por el baldaquino, lo que me obligó a rodearlo, acercándome al altar por ambos lados, para poder fotografiarlas sin obstáculos. Son de pequeño tamaño -alrededor de un metro de altura- y están datadas en el siglo XVII, sin que se conozca el nombre de su autor. Están ataviadas con unas túnicas largas, más parecidas a un hábito religioso que a una vestimenta romana, y en una de las manos sostienen un pergamino enrollado en recuerdo de su condición de estudiantes. Aunque la otra mano está vacía, es probable que originalmente portaran en ella la palma del martirio.

Flanquean a las imágenes de los Santos Niños dos buenas tallas de santa Inés y santa Catalina, mientras el ático está rematado por un relieve de la Virgen en la triple advocación de la Asunción, la Inmaculada y la Coronación.

La iglesia cuenta asimismo con otros elementos de interés tales como una pila bautismal románica del siglo XIII, un Cristo y una Virgen góticos del XIV, un San Juan Bautista de fines del XVII, una Virgen del Carmen del XVIII rescatando almas del purgatorio y dos sepulcros, probablemente renacentistas, a ambos lados del presbiterio.

Por último, tan sólo queda añadir que los Santos Niños y Santa Inés comparten el patronazgo del pueblo, que celebra sus respectivas fiestas el 21 de enero la de santa Inés y el 6 y el 7 de agosto la de los mártires complutenses... lo que no es poco, dada la profunda despoblación experimentada por esta pequeña localidad burgalesa.

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Ver también
La presencia de los Santos Niños en las Merindades de Burgos
La presencia de los Santos Niños en las comarcas burgalesas de los Páramos, la Bureba y el Valle del Ebro
La presencia de los Santos Niños en las comarcas centrales de Burgos
Los Santos Niños en España. Su culto en Quintanilla de las Viñas (Burgos)