Los Santos Niños en España
La
iglesia de Segovia
Dos vistas exteriores, delantera y trasera, de la iglesia de San Justo de Segovia |
Dentro de las numerosas iglesias consagradas a nuestros patronos a lo largo de toda la geografía peninsular, destaca por varios motivos la antigua parroquia de la ciudad de Segovia, un templo sumamente interesante tanto por su condición de iglesia románica como por los importantes frescos, asimismo pertenecientes a este estilo artístico, que alberga en su interior. Es por ello por lo que, a la siempre agradable escapada a la catedral castellana, los alcalaínos podríamos añadir una visita a este templo que tantos recuerdos comunes nos trae... Aunque no se puede decir que resulte fácil visitarla.
Cuando escribí este artículo, allá por 1992, la iglesia estaba en restauración y así se mantuvo durante bastantes meses, lo que me impidió visitarla. Por supuesto la restauración terminó hace ya mucho, pero siempre que he vuelto a Segovia me la he encontrado cerrada a cal y canto, ya que aunque está abierta al culto debido a su proximidad a la parroquia de El Salvador el número de misas es reducido, y además no está incluida en los circuitos turísticos que recorren los principales monumentos de la ciudad. Tan sólo los sábados, durante unas horas, era posible visitarla gracias a una iniciativa particular, hecho a tener en cuenta para todo aquel que esté interesado en hacerlo, lo cual merece realmente la pena tal como se podrá comprobar más adelante.
Portada del
libro del marqués de Lozoya
La iglesia de San Justo, como es habitualmente conocida, fue construida en el siglo XII no en el recinto amurallado de la ciudad sino en el arrabal que se alza al otro lado de la vaguada que forma la plaza del Azoguejo, la del Acueducto para entendernos. Estaba, y sigue estando, muy próxima a la parroquia de El Salvador, a la que actualmente está adscrita ya que, aunque históricamente San Justo tuvo categoría de parroquia e incluso contó como aneja con la iglesia de San Bartolomé de la vecina localidad de Torredondo, en 1843 quedó agregada a la de El Salvador. No es esta iglesia, a pesar de su condición de románica, una de las principales de Segovia, sin antes bien una segundona en lo que a su fábrica se refiere... Aunque ya nos gustaría a más de uno tener una similar en nuestra ciudad. Pero lo cierto es que en una ciudad tan monumental como Segovia, que cuenta con joyas románicas de la talla de San Millán, San Martín, San Lorenzo, San Esteban o la Vera Cruz, la modesta iglesia de San Justo podría pasar desapercibida al visitante que no estuviera avisado de las joyas que alberga en su interior.
Planta de la
iglesia de San Justo
Tomada de
www.arquivoltas.com
Y es que el exterior de nuestro templo no puede ser más discreto: La nave, de pequeño tamaño, está construida en mampostería siguiendo unas líneas sumamente sencillas y una técnica constructiva pobre y popular. El ábside, asimismo sencillo, no tiene nada de particular. La portada, con un arco de medio punto austeramente decorado y una inscripción en el dintel que recuerda la advocación del templo, se abre en una fachada lisa carente de adornos a excepción de una ventana que muestra una vidriera moderna con los santos titulares de la iglesia y de dos pequeños óculos circulares que la flanquean por ambos lados. El templo carece de atrio pero cuenta con una pequeña lonja cerrada por un muro, lonja en la que se alzan unas edificaciones adosadas mucho más recientes que la propia iglesia. La torre es sin duda lo más interesante del exterior de la iglesia y, sin ser de las más espectaculares de la ciudad de Segovia, sí presenta un atractivo aspecto con las arquerías románicas que consiguen romper la pesadez de su maciza mole.
Dos vistas de la nave de la
iglesia
Fotografías tomadas de
www.romanicoaragones.com
El interior es otra cosa, aunque debido a las circunstancias ya expuestas no me es posible dar aquí mi propia descripción, viéndome obligado a recurrir a la bibliografía y, en particular, al libro que el marqués de Lozoya publicara en 19701 acerca de la iglesia y de sus pinturas románicas. Cuenta este historiador que la iglesia, muy maltratada y abandonada, tenía los muros encalados al tiempo que una falsa bóveda camuflaba el artesonado original. El templo, convertido en almacén y trastero, fue incrementando su deterioro hasta que la casualidad hizo que hace varias décadas se derrumbara la falsa bóveda, lo que incitó a la rehabilitación del mismo. Huelga decir que la sorpresa debió de ser mayúscula cuando se descubrieron los frescos románicos debajo de los revocos; de esta manera, no sólo fue salvado San Justo de la ruina sino que también pudo recobrar su antiguo esplendor.
El ábside antes de
su restauración
Fotografía tomada del libro del marqués
de Lozoya
Fijémonos ahora en los frescos. Siempre siguiendo al marqués de Lozoya, vemos que el motivo principal del ábside es un pantocrátor rodeado por los ancianos del Apocalipsis. El resto del ábside se completa con numerosas figuras entre las que destacan distintas escenas de la Pasión de Jesús que seguramente representaban la totalidad de la escenografía de la Semana Santa. También la bóveda de la capilla mayor está profusamente decorada, destacando como motivo principal un medallón central que representa al Cordero del Apocalipsis. El resto de las imágenes parecen reflejar escenas de los Evangelios y también -apuntaba el marqués de Lozoya, aunque sin atreverse a afirmarlo con rotundidad- episodios de la vida y el martirio de los santos titulares del templo. Otras pinturas, por último, representan a Caín y Abel y a la tentación de Adán y Eva, sin que falte una curiosa pintura de índole no religiosa, sino militar, en la que aparecen varios soldados.
El ábside
restaurado. Fotografía tomada de
www.romanicoaragones.com
Mucho más segura a la hora de afirmar que varios de estos frescos corresponden, efectivamente, a episodios de la vida de los Santos Niños se muestra Gloria Fernández Somoza, que en un artículo publicado en el año 20002 identifica al menos cinco escenas repartidas por diferentes lugares del ábside, a ambos lados y por encima de la mandorla del pantocrátor. Quizá existiera originalmente alguna más, pero el deterioro de los frescos en la parte baja de los muros no nos permite confirmar esta suposición. Las cinco escenas identificadas por Gloria Fernández corresponden a los siguientes episodios: Los santos Justo y Pastor ante el ángel; Decapitación de los santos Justo y Pastor; Cristo y el coro de mártires reciben a las almas de los dos hermanos; El sueño revelador de san Asturio, y San Asturio ante el altar del templo erigido a los Santos Niños.
Fresco representando a unos
mártires
Fotografía tomada de
www.romanicoaragones.com
Sin embargo, el interesante trabajo publicado en www.arquivoltas.com, presumiblemente más reciente, no hace alusión alguna a estos frescos pese a hacer una descripción exhaustiva de todas las escenas representadas en los mismos. De hecho, la única alusión que hace a los Santos Niños es para descartar que las figuras de unos mártires que aparecen en uno de los frescos puedan corresponder a los santos complutenses, argumentando que no representan a unos niños sino a unos adultos. Puesto que yo disto mucho de ser un experto en el tema de la iconografía medieval no me resulta posible opinar al respecto, por lo que me limito a hacerme eco de ambas opiniones.
Portada románica.
Fotografía tomada de
www.romanicoaragones.com
Dentro ya del apartado escultórico no se puede olvidar una interesante portada románica que da paso a una capilla lateral, capilla en cuyo tímpano se alza un bajorrelieve policromado que representa, según el marqués de Lozoya, el descubrimiento del Santo Sepulcro por Santa Elena. Pero no acaban aquí los elementos interesantes de la antigua parroquia ya que en ella se custodia el Cristo de los Gascones, una talla románica de tosca -lo que se debe traducir por antigua- factura que representa a un Cristo articulado que habitualmente suele estar colocado en posición yacente. Cuenta la leyenda que allá por la segunda mitad del siglo XII llegó a Segovia una compañía de gascones -es decir, franceses de la antigua región de Gascuña, en el valle del río Garona- y de alemanes, los cuales llevaban a lomos de una yegua la talla del Cristo. La muerte del animal a la puerta de la iglesia de San Justo hizo que la imagen fuera depositada allí; y allí continúa, aunque mientras duraron las obras de restauración la imagen fue trasladada provisionalmente a la vecina parroquia de El Salvador.
San Justo (izquierda) y san Pastor
(derecha) |
Y llegamos ya al apartado final, las imágenes de los titulares de la antigua parroquia, las cuales, justo es decirlo, aunque no carecen en modo alguno de valor artístico, quedan eclipsadas ante la importancia de los otros elementos de la parroquia. No obstante, no podía faltar aquí una referencia a las mismas. Como se puede apreciar en las fotografías, se trata de dos tallas barrocas en las que se representa a los mártires vestidos "de romanos"; aunque su estado de conservación no es demasiado bueno y han perdido incluso alguno de sus atributos, la identificación con nuestros patronos es fácil e inmediata. Se trata, pues, de dos interesantes muestras iconográficas que, junto con la mucho más antigua parroquia, demuestran sobradamente hasta qué punto cobró importancia el culto a los Santos Niños a todo lo largo y ancho de la península Ibérica.
Vidriera. Fotografía
tomada de www.romanicoaragones.com
Existe todavía un elemento iconográfico más, una vidriera de confección moderna, probablemente instalada a raíz de la restauración de la iglesia. Como puede apreciarse, en ella están representados los dos hermanos portando las palmas del martirio mientras en la parte alta aparece un obispo, quizá san Asturio. Asimismo la plaza que se abre ante la iglesia y la travesía vecina llevan el nombre de San Justo.
Un último detalle, no carente tampoco de interés para los alcalaínos, es de reseñar con respecto a la segoviana iglesia de San Justo: En ella fue bautizado -entonces era parroquia-, en el mes de julio de 1530, san Alonso Rodríguez, jesuita segoviano que tras estudiar en nuestra universidad acabó siendo elevado a los altares en el año 1888.
1 MARQUÉS DE LOZOYA. Las pinturas
románicas en la iglesia de San Justo de Segovia. Publicaciones de la
Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia. 2ª edición. Noviembre
de 1970.
2
FERNÁNDEZ SOMOZA, GLORIA. Martirio e inventio de los Santos
Niños de Compluto. Las pinturas murales de San Justo de Segovia.
Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, nº 80, año
2000, pp. 123-139.
Publicado el 16-5-1992, en el nº 1.287 de
Puerta de Madrid
Actualizado el 21-5-2024