Villarrabines es un pequeño pueblecito (en la actualidad cuenta con unos 80 habitantes, prácticamente los mismos que lo poblaban a mediados del siglo XIX, según el Diccionario Geográfico de Pascual Madoz) situado al sur de la provincia de León, a mitad de camino entre Valencia de Don Juan (20 kilómetros) y la localidad zamorana de Benavente (30 kilómetros), muy cerca de la carretera N-630 y de la nueva autovía A-66 que enlazan Asturias con la meseta central. Por su término discurre el río Esla. Dada su escasa demografía no tiene ayuntamiento propio, dependiendo del de la cercana localidad de Villamandos.

Si dijera que su parroquia está consagrada a los Santos Niños esta afirmación no tendría nada de particular ya que León es con diferencia la provincia española donde los mártires complutenses tienen con diferencia un mayor número de templos a ellos dedicados; pero ocurre que la historia de este templo reúne unas peculiaridades dignas de ser resaltadas.

Otra vista de la parroquia de Villarrabines
Fotografía de Juan de la Plaza

Para empezar, según Pascual Madoz, su parroquia estaba consagrada a mediados del siglo XIX (que en la práctica viene a ser lo mismo que decir desde la Edad Media) a la Purísima Concepción, lo cual comienza ya a parecer peculiar, máxime si consideramos también un documento posterior, del que hablaremos largo y tendido más adelante, según el cual hasta 1888 el templo habría estado consagrado a San Miguel. Teniendo en cuenta que los templos, por lo general, no suelen cambiar de advocación, y menos en fechas tan recientes como de 150 años para acá, la pregunta surge de forma inmediata: ¿cuándo y cómo se inició la vinculación de Villarrabines con los santos Justo y Pastor?

Pues por sorprendente que parezca, no fue sino hasta una fecha tan reciente como 1965, algo realmente excepcional dado que los casos de creación de nuevas parroquias consagradas a los Santos Niños se pueden contar en toda España con los dedos de una mano, y aún nos sobraría alguno. Claro está que hubo sus motivos, los cuales merecerá la pena conocer.

Pórtico de entrada de la parroquia de Villarrabines
Fotografía tomada de www.aytovillamandos.es

Para ello cuento con un documento de primera mano, una copia literal del decreto de creación de la parroquia de San Miguel y de los Santos Justo y Pastor, que ésta es su denominación oficial completa, fechado en mayo de 1965, cuyo texto reproduzco íntegro dado su innegable interés:

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Como puede comprobarse, este documento lo explica todo. Resulta chocante comprobar que una población situada justo en el extremo sur de la provincia de León dependiera eclesiásticamente del obispado de Oviedo, pero esto es algo que resultaba habitual hasta que las rectificaciones de las últimas décadas consiguieron ajustar los territorios de las diócesis, siquiera de forma aproximada, a las divisiones administrativas actuales, suprimiendo multitud de enclaves, herencia de antiguos avatares históricos, que dificultaban enormemente el gobierno de las mismas. Dada su lejanía de Asturias cabe pensar que el cabildo ovetense no se preocupara demasiado por nuestra parroquia leonesa, suprimida como tal en 1888. El propio edificio del templo tampoco debió de correr distinta suerte, como lo demuestra el que tuviera que ser reconstruido con posterioridad a su cesión a la diócesis leonesa en 1955, tal como afirma el documento.

Retablo. Fotografía de Juan de la Plaza

Sin embargo, la parroquia no sería restablecida hasta diez años más tarde, a causa de las necesidades pastorales del pueblo. En estos casos lo habitual suele ser restaurar la advocación original, en este caso San Miguel (la información dada por Madoz debe de ser errónea), pero lo peculiar fue que se le añadieran los Santos Niños. Esto no se debió a ninguna antigua tradición de la zona, sino a que la nueva parroquia de Villarrabines fue refundida con la suprimida de Tabanedo, la cual sí estaba consagrada a los santos Justo y Pastor.

Es de suponer que estas herencias de nombre y patrimonio de parroquias desaparecidas entren dentro de las prácticas administrativas de los obispados, pero lo verdaderamente llamativo es que en este caso concreto no estamos hablando en modo alguno de poblaciones próximas, ya que Tabanedo está justo al otro extremo de la provincia, en las estribaciones de los Picos de Europa, siendo la distancia que lo separa de Villarrabines superior a los cien kilómetros.

En cualquier caso, y en lo que a los Santos Niños respecta, se trata hasta donde yo sé de algo singular, ya que el único caso relativamente similar que conozco es el de Parla, cuya parroquia se constituyó en recuerdo de la desaparecida de Humanejos; pero en esta ocasión el desplazamiento geográfico fue de tan sólo unos pocos kilómetros, amén de que hacía varios siglos que Humanejos se había despoblado.

Nave de la iglesia. Fotografía de Juan de la Plaza

Por si fuera poco, un párrafo del decreto afirma claramente que “La dotación será la de la Parroquia de los Santos Justo y Pastor de TABANEDO, (...) que trasladamos a Villarrabines”. Yo entiendo por “dotación” objetos tales como las campanas, el ajuar litúrgico y el patrimonio artístico (imágenes y cuadros), algo lógico dado que la iglesia de Tabanedo está hoy completamente arruinada. De ser así esto debería incluir, evidentemente, las imágenes de los titulares que, me consta, existieron hasta fecha reciente en este último templo; sin embargo, tal como se puede apreciar en las fotografías, el único titular que aparece en el interior del templo es san Miguel. ¿Qué ocurrió con las imágenes de los Santos Niños si resulta que éstas no están ni en un sitio ni en otro? Lo ignoro, pero sería interesante investigar y seguirles el rastro.

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Ver también: Los Santos Niños en España. Su culto en en el valle del Curueño (León)