Nosotros, los marcianos




Número 144 de la colección. Su argumento no puede ser más tópico en la colección, el encuentro de los terrestres con los habitantes de otro planeta, marcianos para más inri en un alarde de falta de imaginación; sin embargo, la originalidad de la novela estriba en que está narrada desde el punto de vista de los extraterrestres, lo cual ya no es tan habitual en las novelas del género y supone un acierto de Enguídanos, el cual repetiría la fórmula en una de sus últimas novelas, El día que descubrimos la Tierra, número 221 de la colección.

La trama, por lo demás, es sencilla: Marte es un astro moribundo que poco a poco se va extinguiendo, fórmula habitual en Enguídanos para describir este planeta, y sus habitantes se ven ante la disyuntiva de emigrar a otro planeta o morir. El candidato elegido es la Tierra, pero para ello los marcianos se verán obligados a provocar una evolución forzada en sus cuerpos que les permita adaptarse a las condiciones reinantes en nuestro planeta. Así, encerrados en ciudades subterráneas y sometidos a atmósferas y gravedades cada vez más similares a las terrestres, después de muchos miles de años se han convertido en seres idénticos a nosotros que sólo esperan el momento adecuado para poder emigrar en masa a nuestro planeta.

El problema estriba en que en Marte hay dos razas, los hombres blancos y los hombres rojos, cada cual con su propio estado, que discrepan completamente en cuanto a la estrategia a seguir: Mientras los hombres rojos (los malos, para entendernos) propugnan la invasión pura y simple, los hombres blancos (los buenos) prefieren un acuerdo amistoso con los terrestres del cual saldrían beneficiados todos, ya que los marcianos podrían compartir con los terrestres su mucho más desarrollada tecnología a cambio de un terreno que, como el desierto del Sahara, de nada les servía a éstos.

Mientras tanto el protagonista, que es un príncipe imperial de los blancos, es enviado a la Tierra con una misión específica: Secuestrar a un científico que está desarrollando un motor espacial que permitiría a los terrestres viajar por todo el Sistema Solar, lo cual no conviene a los planes de los marcianos interesados como están en que la navegación interplanetaria siga vedada por el momento a sus vecinos. El protagonista viaja a la Tierra, secuestra al científico y a otras personas que viajan con él (entre ellas a la que se perfila claramente como su futura novia, por supuesto) y vuelve a Marte justo cuando estalla la guerra entre los dos estados, porque los hombres rojos han decidido invadir inmediatamente la Tierra y los hombres blancos se han opuesto tajantemente a ello.

Gracias a una felonía los hombres rojos destruyen la capital de los hombres blancos asesinando a toda la familia imperial a excepción del protagonista, que de esta manera se ve convertido en emperador. Ha estallado la guerra, que es descrita por Enguídanos de forma breve, pero épica, de forma completamente similar a como lo hace en la Saga de los Aznar. Huelga decir que al final vencerán los hombres blancos, que de esta manera conjurarán el peligro de una invasión marciana de la Tierra. Por el contrario, el nuevo emperador desea establecer relaciones cordiales con las naciones terrestres, convencido de que así podrán beneficiarse tanto terrestres como marcianos... Y de paso se casa con la chica, ya que si no, no quedaría bien la cosa.


Publicado el 6-11-1998 en el Sitio de Ciencia Ficción