Hijo de Héctor Aznar y de Nora, perdió a su padre cuando sólo tenía ocho años. Con diez años fue trasladado a la ciudad tapo de Electra, alojándose con su hermanastro César Aznar. Años después ingresó en la armada tapo. Tras la destrucción de Electra por los thorbods, emprendió un largo viaje por la selva de Atolón buscando venganza contra los hombres grises, primero acompañado tan sólo por su amigo Noel Raga y luego apoyado por una tribu tapo comandada por el coronel Milova, con cuya hija Bora se casó, teniendo un hijo. Finalmente, y tras una audaz incursión, consiguió atacar la base que los thorbods estaban construyendo en Maquetania justo antes de que la llegada de Valera provocara la huida de los hombres grises (Los últimos de Atolón).

Ansioso de conocer a su familia, se trasladó a Valera junto con su esposa Bora y su hijo, pero su deseo de acompañar a los Aznar en el viaje de vuelta del autoplaneta a la Tierra provocó su separación, al negarse Bora a acompañarlo retornando con su hijo a Atolón. Participó activamente, bajo el mando de su pariente Tuanko Aznar, en el asalto al autoplaneta Argos al frente de un grupo de comandos tapos, saldado con la victoria de los valeranos sobre los thorbods y la posterior reconquista de la Tierra (Guerra de autoplanetas).

A la llegada de Valera al hiperplaneta tomó parte en la exploración que realizó el crucero Coimbra por el interior del inmenso astro, viéndose involucrado en la guerra entre dos naciones saurio, Tumma y Silaos (La civilización perdida). Mientras el Coimbra retornaba a Valera, él permaneció en el interior del hiperplaneta junto con Fidel Aznar y varios de los científicos de la expedición, explorando otra región del mismo (Horizontes sin fin) y entrando en contacto con los olímpicos, remotos descendientes de un grupo de emigrantes procedentes de la Tierra. Finalmente fue rescatado, junto con el resto de la expedición, por su pariente Tuanko Aznar (El refugio de los dioses).