General Ortiz
General de la Federación Ibérica, representante de este estado en la Policía Sideral, cuerpo internacional puesto al mando del almirante Miguel Ángel Aznar de Soto, al cual acompañó a bordo del Rayo cuando éste se dirigió a Marte para negociar un tratado de paz con los thorbods, que éstos rechazaron.
Tras la llegada del autoplaneta a Eros, el general Ortiz volvió a la Tierra con un mensaje para las Naciones Unidas, en que el almirante Aznar exponía sus opiniones sobre como se tenía que proceder respecto a los thorbods y a la defensa de los yacimientos de dedona del asteroide, solicitando refuerzos y grandes cantidades de equipo y material. El general Ortiz consiguió su objetivo y, cuando se envió todo lo pedido a Eros, él permaneció en Madrid en calidad de enlace (Policía sideral).
Meses más tarde, al destruir los hombres grises la atmósfera lunar y sospecharse que éstos se estaban preparando para invadir la Tierra y Venus, fue uno de los primeros miembros del Estado Mayor de la Policía Sideral que apoyaron el plan del almirante Aznar de invadir Marte, aprobando también que viajase con la expedición la periodista Dolores Contreras, que informaría al público terrestre del desarrollo de las hostilidades.
Mientras las tropas al mando de Miguel Ángel Aznar de Soto emprendían una campaña victoriosa, la situación militar en la Tierra y Venus iba de mal en peor. Convirtiéndose en portavoz de las Naciones Unidas, y después de ser informado de que Nemania, la capital de Marte, había sido conquistada por las fuerzas expedicionarias terrestres, recomendó al almirante su vuelta a Madrid. Su petición no sólo fue rechazada, sino que además se le pidió que convenciera a sus colegas para que reforzasen el cuerpo expedicionario terrestre, única esperanza de forzar una tregua y no perder la guerra, a lo cual respondió que haría cuanto estuviera en su mano.
Finalmente todo resultó inútil, y cuando se volvió a poner en contacto con el almirante Aznar fue para comunicarle la decisión del Estado Mayor, adoptada por mayoría simple, de destituirlo de su cargo como almirante de la Policía Sideral, ordenándole que volviera a la Tierra con la fuerza expedicionaria. Cuando el Rayo llegó a España, y con el invasor a sólo cien kilómetros de Madrid, le convocó a una reunión para decidir qué hacer de cara a la inminente e inevitable derrota, en la cual se decidió que el Rayo abandonara la Tierra llevando a bordo seis mil refugiados elegidos al azar junto con mil científicos y técnicos, tras lo cual, al igual que el resto de sus compañeros, aguardó la llegada de los invasores al frente de sus hombres (La abominable Bestia Gris).
Su biografía no presenta variaciones significativas en la segunda edición de la Saga de los Aznar.
Publicado el 25-10-1999 en el Sitio de Ciencia Ficción