Sin duda es este planeta el favorito de Enguídanos dentro de nuestro Sistema Solar, hecho que no tiene por qué extrañar atendiendo a las preferencias de la ciencia ficción de mediados del siglo pasado. Por regla general Enguídanos intenta ser riguroso en la descripción del planeta rojo conforme a lo que decía la astronomía de su época, aunque en ocasiones no puede evitar caer en el tópico, por otro lado muy extendido entonces, del que no se libró ni tan siquiera el propio Asimov: Un planeta moribundo en el que se ha desarrollado una antiquísima civilización actualmente extinta o a punto de extinguirse, siendo la más lograda de estas descripciones la de la serie de Más allá del Sol, sin olvidar algunas novelas independientes como Luna ensangrentada u Hombres en Marte. En la primera edición de la Saga Enguídanos hace a Marte el solar de los hombres negros, rivales de los saissais y aniquilados por éstos, aunque esta referencia al planeta rojo desapareció en la reedición de los años setenta.

Tanto en la novela independiente Llegó de lejos como en la Saga de los Aznar el planeta es dotado de atmósfera artificial y colonizado, aunque en la continuación de la Saga no vuelve ya a aparecer, quizá porque en los años setenta ya no se podía hablar de él tan alegremente como en los cincuenta.

Sin embargo, existen algunas curiosas excepciones a la regla. Así, en un par de novelas¹ nos encontramos con un Marte habitable y habitado, e incluso una de ellas² fue reeditada a mediados de los setenta. Por último, es de destacar la flagrante contradicción en que incurre Enguídanos en Rumbo a lo desconocido, probablemente una de sus más flojas novelas: Junto a un Marte bastante verosímil, es decir, inhabitable para los terrestres, nos encontramos con unos marcianos decididamente humanos... Y que respiran sin el menor problema una atmósfera descrita como letal al principio de la novela, mientras los astronautas terrestres se ven obligados a permanecer en el interior de un recinto especialmente presurizado.

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