Saissais



También conocidos como los hombres azules de Venus, llamados así por la pigmentación de su piel y por el planeta en que habitan. Los saissais aparecen en la primera etapa de la Saga coincidiendo con el viaje que el primer Miguel Ángel Aznar y sus compañeros hacen a Venus. Enemigos de los thorbods, con quienes comparten el planeta, pronto se aliarán con los terrestres en contra del enemigo común, aunque las diferencias entre ambas ediciones de estas primeras novelas (El planeta misterioso, La ciudad congelada -que desapareció en la segunda edición- y Cerebros electrónicos) son muy notables y alteran significativamente las aventuras en las que participan los saissais.

No obstante, el núcleo de la narración viene a ser el mismo en los dos casos. Los saissais no son originarios de Venus sino que proceden de un astro en el cual la vida se extinguió a causa de una guerra con una raza enemiga: La Luna en el caso de la edición original y el planeta Diyan, perteneciente a otro sistema solar, en la reedición de los años setenta. Es evidente que la modificación vino determinada por el deseo de Enguídanos de corregir el disparate astronómico que suponía hacer a los saissais habitantes de la Luna, pero el remedio no resultó mucho mejor ya que no es lógico que los saissais destruyeran la atmósfera de su propio planeta con tal de provocar la extinción de los kidman, sus odiados enemigos (Diyan era compartido por ambas razas, al contrario de lo que ocurría en la primera edición, en la que éstos procedían de Marte) trasladándose en masa al inhabitable Ragol. Todavía menos lógico resulta que la explosión de su moribundo sol provoque la dispersión de sus satélites por las profundidades del cosmos, convertidos ahora en planetas errantes, ya que cuando una estrella se convierte en una nova todos sus planetas, o al menos aquéllos en los que fuera posible la vida, lo normal es que quedaran destruidos. Todo parece indicar que Enguídanos reescribió esta parte de la Saga de forma precipitada o, al menos, muy condicionada, lo que hace que tanto este episodio como el resto de la narración de la aventura (las tres primeras novelas de la edición de los años setenta) adolezcan de incoherencias que llegan a ser en ocasiones bastante graves.

Un puñado de supervivientes saissais tripulantes de una flota estelar (en la primera versión) o refugiados en Ragol (en la segunda) decide rehacer su civilización en el deshabitado planeta Venus (los thorbods no habían aparecido todavía por allí), pero convencidos de que fue el desarrollo tecnológico la causa del desastre, crean una nueva sociedad carente de cualquier tipo de avance técnico en el convencimiento de que sus descendientes podrán vivir en paz evitando la repetición de los errores de antaño, mientras un reducido grupo de ellos se constituye en centinela hibernándose (en el propio Venus o en Ragol, dependiendo de la versión) con objeto de supervisar periódicamente el correcto desarrollo de su experimento social. La irrupción de los belicosos thorbods muchas generaciones después de iniciado éste altera dramáticamente sus planes, al ser los ahora pacíficos saissais incapaces de defenderse de un enemigo que dispone de unas armas y unos medios materiales infinitamente superiores a los suyos, y la aparición de los protagonistas terrestres no hace sino alterar todavía más la situación. Convertidos en los aliados de los saissais Miguel Ángel Aznar y sus compañeros consiguen plantar cara a los thorbods, pero aquí las diferencias entre ambas ediciones vuelven a ser notables: En la primera de ellas la alianza entre saissais y terrestres se acaba rompiendo, cosa que no ocurre en la segunda.

El siguiente elemento que introduce Enguídanos en su narración es la existencia de un grupo de saissais supervivientes de la antigua catástrofe de su planeta, los cuales se conservan en estado de hibernación a la espera de despertar, pasado un tiempo suficiente, para seguir el desarrollo de los acontecimientos. Evidentemente sus planes se han visto truncados por completo a causa de la irrupción de los thorbods, aunque son los terrestres y no los hombres grises quienes provocan involuntariamente la interrupción de su letargo.

De nuevo las diferencias entre las dos ediciones son notables: En la primera de ellas, descrita en la novela La ciudad congelada, la cripta donde reposan los durmientes está emplazada en el mismo Venus y es descubierta por casualidad por Miguel Ángel Aznar y sus compañeros; despertados los antiguos saissais éstos muestran muy poca simpatía por los terrestres, que optan por hacer mutis por el foro mientras los resucitados se aprestan a combatir a los thorbods con sus poderosas armas.

En la segunda edición, por el contrario, la supresión de la novela anterior obligó a Enguídanos a trasladar a los durmientes a la reescrita Cerebros electrónicos y a Ragol, el planeta errante en el que se ha desarrollado una civilización robótica que se había rebelado contra sus constructores saissais, un grupo de supervivientes diferente de los que habían colonizado Venus; exterminados completamente por los robots en la narración de los años cincuenta, en la de los años setenta se encuentran hibernados (la rebelión de los robots no los ha aniquilado, simplemente ha impedido que despertaran en el momento previsto) hasta que los terrestres interrumpen accidentalmente el proceso.

Cabe reseñar, por último, la ya comentada influencia mutua existente entre las novelas de la Saga y el resto de la producción de Enguídanos: La idea original de una civilización situada al borde de la extinción a causa de una mala utilización de la tecnología, lo que motiva que los supervivientes decidan privar a sus hijos de ella, aunque arbitrando medidas de control que permitan salvar las crisis imprevistas, fue utilizada de nuevo por Enguídanos en la novela Embajador en Venus, mientras que, recíprocamente, al reescribir esta parte de la Saga aprovechó elementos tomados de la trilogía de Heredó un mundo lógicamente inexistentes en la edición original, al ser estas novelas anteriores a las de la trilogía citada.

En lo que sí coinciden ambas versiones de la Saga es en dejar en la penumbra la etapa que los protagonistas pasan en Ragol hasta su vuelta a la Tierra, varios siglos después a causa de los efectos relativistas, período que aprovechan una vez aniquilados los robots, para construir el autoplaneta Rayo con sus propios medios en la edición original y con la ayuda de los saissais hibernados en la reedición, los cuales incluso cuentan con un papel secundario -y a todas luces forzado- en esta última formando parte de la tripulación del Rayo.

Cuando el Rayo retorna a la Tierra, en la novela La horda amarilla, hace ya mucho que los saissais han conseguido expulsar a los thorbods, ahora refugiados en Marte. Puesto que la acción de esta novela se sitúa en la Tierra las referencias a ambas razas, saissais y thorbods, son meramente marginales limitándose a describir al lector la situación en que se encuentra el Sistema Solar. La novela siguiente, Policía sideral, describe una alianza de terrestres y saissais contra la Bestia Gris, su enemigo común, pero los Hombres Azules de Venus tienen aquí un papel completamente secundario al igual que ocurre en La abominable Bestia Gris, donde los thorbods consiguen conquistar los dos planetas provocando la huida de Miguel Ángel Aznar y un grupo de fugitivos a bordo del Rayo. Puesto que esta colonia, embrión de las florecientes civilizaciones de Redención y Valera, está formada exclusivamente por terrestres -y en la edición original por españoles- los saissais desaparecen de la trama de la Saga, suponiéndose que compartirán con el resto de los terrestres, excepto los que no han conseguido huir en el Rayo, el duro yugo de la esclavitud.

Y eso es todo en lo que a los saissais respecta, ya que cuando en la novela Salida hacia la Tierra Valera llega al Sistema Solar dispuesto a derrotar a la Bestia Gris y liberar a la humanidad de la esclavitud, los saissais brillan por su ausencia, aunque se supone que deberían seguir habitando en Venus sometidos a la misma esclavitud que los terrestres. Nada dice Enguídanos acerca de ellos ni en esta novela ni en las otras que completan la aventura -Venimos a destruir el mundo y Guerra de autómatas- y, cuando los nahumitas bombardean los tres planetas convirtiéndolos en inhabitables a causa de la radiactividad, los valeranos evacúan la Tierra pero no Marte y Venus, lamentándose de que los humanos que habitaban en este último -no especifica su raza el autor- no hubieran podido salvarse del bombardeo al estar menos protegidos que los terrestres.

Sorprende ciertamente esta temprana desaparición de una raza que se había convertido en aliada de los terrestres cuando Enguídanos acostumbraba a recurrir una y otra vez a los viejos conocidos de los lectores -casos de los thorbods, nahumitas y sadritas-, lo que hace pensar en un olvido ignoro si voluntario o involuntario. En cualquier caso, éste es uno de los varios flecos pendientes que dejó Enguídanos a lo largo de su obra.


Publicado el 11-1-1999 en el Sitio de Ciencia Ficción