Valeranos
Sin duda, el autoplaneta Valera es la piedra angular de toda la Saga de los Aznar por delante de cualquier otro planeta, la Tierra incluida, razón por la que los valeranos tienen un protagonismo casi constante a lo largo de toda la Saga.
Descubierto Valera en la novela Dos mundos frente a frente, escamoteada inexplicablemente en la segunda edición, su aparición estelar tiene lugar en el número siguiente, Salida hacia la Tierra, donde es descrito por Enguídanos como una poderosísima máquina de guerra tripulada por los descendientes de los terrestres emigrados en el Rayo mezclados con los nativos de Redención y comandada por los descendientes del mítico Miguel Ángel Aznar.
Estas características, junto con su continuo vagar por las distintas regiones del universo, habrán de marcar la idiosincrasia de los valeranos: Sometidos a los efectos de la dilatación temporal primero y a la detención total del tiempo una vez descubierta la máquina karendón, mientras en el resto de los astros habitados la vida sigue su curso normal, los valeranos están condenados a convertirse en una especie de fósiles vivientes que ven en sus esporádicas visitas como todos los planetas poblados por la especie humana -la Tierra, Redención, el Circumplaneta...- ésta evoluciona, normalmente en un sentido negativo -entiéndase una degeneración social que parecía preocupar mucho a Enguídanos-, mientras los valeranos siguen siendo los mismos. Esta circunstancia provoca choques dramáticos entre humanidades que ya no se reconocen como iguales, como ocurre con los redentores en Lucha a muerte o con los propios terrestres en La Tierra después.
Otra constante en la historia de Valera es la dicotomía entre su condición de nave de guerra, lo que convierte a sus habitantes en soldados y les somete a una férrea disciplina militar, y los deseos más o menos constantes de su población de convertirse en una sociedad civil regida por los mismos principios que imperan en otros planetas. Esta lucha continua trae como consecuencia diversas crisis, ninguna de las cuales se salda de forma satisfactoria puesto que los gobiernos civiles, implantados en varias ocasiones durante la historia del autoplaneta, suelen fracasar de una u otra manera, de forma que Valera acaba retornando siempre a su naturaleza castrense original. Evidentemente esta lucha está íntimamente vinculada al liderazgo de los Aznar, amos indiscutibles del autoplaneta en ocasiones y parias proscritos en otras, con un par de destierros incluidos en Motín en Valera y en ¡Supervivencia!. Pocas son las veces en las que los Aznar están desvinculados de los destinos de Valera, y en todas ellas el planetillo se ve abocado a situaciones dramáticas normalmente resueltas gracias a la intervención de los Aznar, que desbaratan la dictadura de los Balmer en El coloso en rebeldía, consiguen derrotar al tercer imperio de Nahum en El imperio milenario o resuelven la crisis abierta entre terrestres y valeranos en La Tierra después.
Valera, invadida un par de veces por sus enemigos en Invasión nahumita y en Al otro lado del universo, es asimismo una especie de arca de Noé encargada de preservar la civilización humana en todos aquellos planetas en los que ésta ha colapsado, como ocurre en Redención en Redención no contesta, en el Circumplaneta en Universo remoto y posteriores -donde resucitan a los barpturanos-, en la Tierra arrebatada a los sadritas -¡Conquistaremos la Tierra! y siguientes-, de nuevo en el Circumplaneta -Un millón de años-... Bien puede decirse que sin el concurso de Valera y los valeranos la raza humana se habría extinguido en la mayor parte de los planetas en los que estaba asentada, lo que justifica por sí sola la importancia del planetillo hueco a lo largo de toda la Saga.
Publicado el 15-2-1999 en el Sitio de Ciencia Ficción