Nombre del que debería haber sido el transbordador espacial europeo, tomado del dios griego encarnación del comercio, de los mensajeros y de los viajeros, entre otros atributos. Su diseño era bastante similar al norteamericano pero de tamaño sensiblemente menor, con una capacidad máxima para cuatro tripulantes, debido a que se pretendía que fuera lanzado por el cohete Ariane 5, lo que imponía serias restricciones en su peso total, que no podía superar las 20 toneladas contando los pesos del propio vehículo, del combustible, de la tripulación y de la carga, en contraste con las aproximadamente 90 toneladas de peso en el aterrizaje de su homólogo norteamericano -es decir, sin contar ni los tanques externos de combustible ni el propio combustible- más las 23 de carga útil que es capaz de transportar.

Tras algunos estudios previos iniciados a principios de la década de los ochenta, el desarrollo del proyecto comenzó en 1987, estando previsto que el Hermes pudiera estar operativo para 1995. Sin embargo, tras varias modificaciones y retrasos, el proyecto acabaría cancelándose en 1993 sin que ni tan siquiera llegara a construirse un prototipo del mismo.