Osiris-Rex



Sonda espacial de la NASA basada en el diseño de la Stardust, cuyo nombre corresponde a las siglas del término inglés Origins Spectral Interpretation Resource Identification Security Regolith Explorer, difícilmente traducible de forma coherente, ya que en su idioma original no lo es. No obstante, si fragmentamos la larga frase veremos que ésta agrupa a los términos que definen las diferentes misiones a realizar por este vehículo espacial: investigación de los orígenes (del Sistema Solar); interpretación (o análisis) espectral de un asteroide; identificación de sus recursos minerales; seguridad y, por último, exploración del regolito, la capa de polvo y grava que recubre a estos cuerpos celestes. No obstante, se las han apañado para que finalmente el acrónimo coincida con el nombre del dios egipcio que simbolizaba la muerte y la resurrección en la antigua mitología de esta civilización, con el añadido de Rex -rey en latín- debido a que también se le consideraba el rey mítico -anterior a su resurrección como dios- que enseñó a la humanidad la agricultura, las leyes y la cultura.

La sonda, cuyo lanzamiento tuvo lugar el 8 de septiembre de 2016 desde Cabo Cañaveral mediante un cohete Atlas V, alcanzó el 3 de diciembre de 2018 al asteroide Bennu, un pequeño objeto Apolo -uno de los varios grupos de asteroides cercanos a la Tierra- de apenas tres centenares de metros de longitud, descubierto en 1999 y catalogado con el número 101.955.

Tras entrar en órbita en torno a Bennu a unos 19 kilómetros de distancia el 31 de diciembre de 2018, la Osiris-Rex se fue acercando en sobrevuelos sucesivos hasta una distancia de 1,75 kilómetros, desde la cual cartografió la superficie del asteroide realizando análisis espectrales de ésta.

Una vez terminada esta primera fase de la misión, comenzó una lenta aproximación que culminó con la toma de contacto con la superficie el 20 de octubre de 2020. El brazo robótico de la sonda tomó muestras del regolito que la cubría, las cuales fueron almacenadas en una cápsula diseñada para tal efecto, mientras la sonda, sin llegar a aterrizar, se alejó del asteroide una vez tomadas éstas, manteniéndose en órbita en torno suyo.

Después de esperar a que Bennu alcanzara una posición favorable respecto a la Tierra, la sonda inició su viaje de regreso el 10 de mayo de 2021, acercándose a nuestro planeta en septiembre de 2023. Alcanzada la distancia prevista lanzó la cápsula con las muestras, que fue recogida en el desierto de Utah, en los Estados Unidos, el 24 de este mes, comprobando los responsables de la misión que traía material procedente de Bennu en su interior.

La sonda, por su parte, se alejó de la Tierra, pudiendo ser utilizada en un futuro para otra misión todavía no determinada.

Dado que se considera que estos pequeños guijarros siderales han experimentado muy pocos cambios desde la creación del Sistema Solar, la información proporcionada por la misión servirá sin duda para entender mejor los orígenes del mismo. Otro de los fenómenos que está previsto investigar es el efecto Yarkovsky, un empuje experimentado por los asteroides de pequeño tamaño a causa de la radiación solar.

Por último, y esto explica la inclusión en su nombre del término Seguridad, la sonda estudió la trayectoria orbital de Bennu que, al igual que otros asteroides similares cercanos a nuestro planeta, forma parte de los planetas menores denominados asteroides potencialmente peligrosos, al existir el riesgo, siquiera remoto, de que alguno de ellos pudiera chocar en el futuro con la Tierra.


Publicado el 26-5-2011
Actualizado el 11-10-2023