Las esculturas de Don Quijote en Alcalá



Pasadas ya con creces las celebraciones del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote, hora es ya de hacer balance de lo que realmente ha quedado en Alcalá tras los efímeros oropeles, que es lo que realmente cuenta.

Por supuesto que aquí cada cual hará sus propias cuentas, ya que las opiniones, como los gustos, suelen ser muy diferentes de uno a otro; en mi caso, y sin la menor intención de pontificar, me voy a limitar tan sólo a recordar, mediante fotografías, las esculturas con las que nuestra ciudad ha visto incrementado su patrimonio a raíz de esta celebración.

Curiosamente hasta este momento, y salvo algunas iniciativas particulares1 que comento en otro artículo aparte, de modo oficial no existía en Alcalá ningún homenaje escultórico a la obra principal de Cervantes. Aunque hubo un intento, allá por los años 70 del pasado siglo, dado a conocer en la prensa local de entonces, éste no llegó a pasar de la fase de proyecto. Se trataba de un grupo escultórico encargado al escultor José Lamiel, entonces muy vinculado a Alcalá, que representaba a Don Quijote y Sancho descansando tras una de sus muchas aventuras, ambos apoyados con ademán fatigado en una pared. Según creo recordar, la ubicación elegida para el monumento era el chaflán que forma la fachada del antiguo colegio de Jesuitas, actual facultad de Derecho, frente a la entonces inexistente fuente de los Cuatro Caños.




Boceto de la escultura de José Lamiel


Al no cuajar esta iniciativa, de la cual se conserva el boceto, habría que esperar bastantes años, alrededor de unos treinta, para que Alcalá pudiera contar con un monumento dedicado al Quijote. Eso sí, la espera mereció la pena; sin pretender escatimar méritos al excelente trabajo de Lamiel, lo cierto es que en esta ocasión se hizo a lo grande, hasta el extremo de haberse convertido en un reclamo turístico de primer orden ya desde el mismo momento de su inauguración, el 24 de abril de 2005. Me estoy refiriendo, como es fácil de adivinar, a las estatuas en bronce de Don Quijote y Sancho que, sentados en un banco de la calle Mayor frente a la casa natal de su autor, parecen estar descansando de uno de sus lances. Como es sabido su autor es el escultor Pedro Requejo Novoa, nacido en Madrid en 1964 y responsable también de la estatua de Juan Pablo II erigida recientemente en el parque del Ensanche. Labradas a tamaño natural y con un realismo que bordea la perfección, es tan habitual encontrarse a alguien haciéndose fotos sentado entre las dos figuras que lo difícil resulta obtener una instantánea despejada tal como la que reproduzco aquí. En resumen, un verdadero acierto.




Don Quijote y Sancho, de Pedro Requejo Novoa


Existe asimismo un boceto del monumento que descubrí hace poco en la exposición cervantina de la Capilla del Oidor. Como puede apreciarse muestras algunos cambios en la figura de Sancho respecto a la obra final, en la que éste está cortando tranquilamente una hogaza de pan mientras que en el boceto inicial escuchaba con atención las explicaciones de su señor. Por el contrario, la figura de Don Quijote no presenta diferencias apreciables entre ambas versiones.




Boceto de la escultura de Pedro Requejo Novoa


El otro monumento escultórico, mucho menos conocido por encontrarse en un lugar más apartado de la ciudad, concretamente en el jardincito que se alza en la confluencia de la calle Torrelaguna con la carretera de Daganzo, es de autoría colectiva, puesto que fue realizado por miembros del vecino club de jubilados del barrio del Chorrillo. Como puede apreciarse en la fotografía el monumento se compone de tres figuras, Don Quijote y Sancho asimismo sentados y, detrás de ellos, un Miguel de Cervantes de pie en actitud vigilante hacia sus hijos literarios. Más modesto que el anterior en su diseño y confección, quizá lo más criticable del mismo sea el desmesurado pedestal sobre el que se alzan las tres figuras, a todas luces desproporcionado con el tamaño de las mismas.


Grupo escultórico de la glorieta del Chorrillo. Vista general y detalle


Una lápida conmemorativa adosada al pedestal reproduce el siguiente texto alusivo a la erección del monumento:


ESTE CONJUNTO ESCULTÓRICO, OBRA DEL C. CULTURAL
Y RECREATIVO "EL CHORRILLO" SE INAUGURÓ SIENDO ALCALDE
EL EXCMO. SR. D. BARTOLOMÉ GONZÁLEZ JIMÉNEZ
EN EL AÑO EN QUE SE CELEBRA EL IV CENTENARIO
DE LA PUBLICACIÓN DEL QUIJOTE

3 DE JUNIO DE 2005


Durante los meses finales de 2007 y el inicio de 2008 las calles y varios edificios universitarios de Alcalá se vieron invadidos por una cincuentena de esculturas metálicas obra de Sebastián, seudónimo del mexicano Enrique Carvajal, una iniciativa que suscitó tanto aplausos como críticas al no encajar su estilo vanguardista con los entornos del casco antiguo elegidos para su asentamiento. La muestra era itinerante y fue retirada en la primavera de 2008, pero dejó su huella indeleble en la ciudad ya que el ayuntamiento adquirió la que probablemente era la más espectacular de todas ellas, un gigantesco Quijote instalado de forma provisional junto a la Capilla del Oidor mientras duró la exposición y trasladado en mayo, una vez terminada ésta, a su ubicación definitiva, la rotonda de Jerónimo de Sola, en la confluencia de la Vía Complutense con la calle Sebastián de la Plaza, al lado del barrio de San Isidro y del paseo de la Estación.


Dos vistas del Quijote del escultor Sebastián, en una de las rotondas de la Vía Complutense


A los pies de la escultura una lápida de bronce, presidida por el escudo de Alcalá, reza lo siguiente:


ALCALÁ POR CERVANTES
A SU INFINITO QUIJOTE.

MMVIII




1 Ver también:
Otros Quijotes en Alcalá (I). Los Quijotes institucionales
Otros Quijotes en Alcalá (II). Los Quijotes privados
Otros Quijotes en Alcalá (III). Iniciativas particulares
Los rótulos cervantinos de Alcalá


Publicado el 16-4-2007
Actualizado el 22-9-2012