José García Saldaña
Noviembre de 1986, en la
plaza de Palacio
La cofradía de San Antón
Recientemente, y coincidiendo con la fiesta de este santo patrón de los animales, la amplia bibliografía complutense se ha visto incrementada con el trabajo de José García Saldaña titulado Ordenanzas de la cofradía de San Antón de Alcalá de Henares. 1657, folleto grande o libro pequeño por su extensión (42 páginas) que en su brevedad aporta un interesante estudio sobre una de las antiguas cofradías alcalaínas, cofradía que aún hoy continúa formando parte del patrimonio religioso complutense como bien lo demuestra la reciente bendición de los animales realizada en la pasada festividad de su patrón.
José García Saldaña, complutense por nación y por convicción, comienza su trabajo realizando una pequeña biografía del santo titular de la cofradía para, a continuación, transcribir los estatutos de la misma en el caso de las partes manuscritas, o reproducirlos en facsímil cuando están impresos. Por último, reproduce el artículo que, con el título de La romería de San Antón, publicara en este mismo semanario hace ahora dos años.
Vaya pues la noticia para todos los interesados en estos temas y para los aficionados a la historia de nuestra ciudad, y esperemos así que esta nueva contribución al acervo cultural complutense pueda alcanzar la divulgación y el éxito que se merece. Mi felicitación, pues, tanto al autor, con quien me une una entrañable amistad, como a la cofradía de San Antón.
Publicado el 6-2-1988, en el nº 1.083 de Puerta de Madrid
Recientemente ha visto la luz el opúsculo titulado La puerta de Aguadores. Contribución al estudio de la geografía urbana de Alcalá de Henares, obra de José García Saldaña y José María Málaga. En las veinte páginas que ocupa el trabajo, estos dos alcalaínos pasan revista a una de las zonas peor conocidas desde el punto de vista urbanístico de nuestra ciudad, el antiguo barrio de Santa Librada hoy conocido como el de los Colegios.
Es muy poco lo que se conoce del urbanismo alcalaíno en el período comprendido entre la reconquista cristiana, origen de la Alcalá actual, y las grandes reformas realizadas por los arzobispos Carrillo y Cisneros en los albores de la Edad Moderna, y esta obra intenta aclarar algunos de los interrogantes existentes en este tema. Así, los autores apuntan la interesante y verosímil hipótesis de que la cerca o muralla que Carrillo extendiera desde la plaza de Cervantes, límite de la ciudad medieval, hasta las puertas de Aguadores y Mártires tuvo que encerrar ya desde el principio bastante más que las huertas y baldíos apuntados por otros autores; sólo mediante la existencia en este lugar de un importante arrabal medieval puede explicarse que aquí hubiera, extramuros, nada menos que dos parroquias y un convento.
El trabajo está complementado, además, con varios excelentes dibujos de José María Málaga, en cuyo buen hacer artístico no es necesario insistir puesto que éste es de sobra conocido.
En resumen: un nuevo título a incorporar a la ya amplia bibliografía complutense, y una interesante aportación al estudio del urbanismo de nuestra ciudad.
Publicado el 11-6-1988, en el nº 1.100 de Puerta de Madrid
Ocurre, quizá demasiado a menudo, que en más de una ocasión nos vemos obligados a asistir a actos sociales por cuestiones de puro compromiso. Ocurre también, afortunadamente, que alguna otra vez vamos sencillamente porque nos satisface. Y aunque las primeras suelen ser más numerosas que las segundas, son estas últimas las que en definitiva nos gratifican, compensando además el malestar que nos suelen producir las otras.
Éste ha sido el caso del reciente homenaje ofrecido por los alcalaínos a José García Saldaña, persona vinculada como muy pocos a la complutensidad y que recientemente alcanzaba la jubilación como culminación de su dilatada vida laboral y como alborada, y así lo esperamos todos, de una etapa aún más fecunda al servicio de su gran pasión: Alcalá.
Fuimos muchos los alcalaínos que nos reunimos en el inmejorable marco de la Hostería para expresar nuestra felicitación y, sobre todo, nuestra amistad a Pepe García Saldaña, pionero en la lucha por la recuperación de las señas de identidad propias de nuestra ciudad en una época difícil y desagradecida, muy diferente por tanto al ambiente favorable con el que nos hemos encontrado los alcalaínos de mi generación.
Me honra la amistad que desde hace tiempo mantengo con él, sin que la diferencia de edad que existe entre ambos haya sido jamás un obstáculo sino, antes bien, un lazo de unión; y, al mismo tiempo, soy consciente de mi deuda con él y con el resto de las personas de su generación que supieron imbuirme, ya desde muy pequeño, el amor y el interés por todo aquello que llevara implícito el nombre de Alcalá.
Publicado el 16-7-1988, en el nº 1.105 de Puerta de Madrid
En el plazo de muy pocos días José García Saldaña ha sido noticia por partida doble merced a dos acontecimientos culturales de los que ha sido feliz protagonista: el pregón inaugural de la Semana Cisneriana organizada por la Obra Cultural de la Caja de Ahorros, y la imposición de la medalla de oro de la Universidad en el marco del Annua Conmemoratio Cisneriana. Conocida es de sobra la acendrada vocación alcalainista de José García Saldaña, razón por la cual considero innecesario insistir en este punto; pero por esta misma razón, he de manifestar mi convencimiento de que se trata, en ambos casos, del merecido reconocimiento a una fecunda labor que dura ya varias décadas, siempre en pro de una pasión que tiene por nombre Alcalá. Enhorabuena, Pepe.
Publicado el 2-12-1989, en el nº 1.171 de Puerta de Madrid
Con un cierto retraso causado por las vacaciones -primero las del periódico, luego las mías propias-, retraso que espero me sabrá disculpar el autor, me es grato comentar la aparición de una nueva publicación de tema alcalaíno, el folleto titulado La judería complutense, que a su vez reúne a una antigua publicación fechada hace cien años y ahora recuperada, Edificios hebreos en Alcalá de Henares, de Ramón Santa María García, con el trabajo que, con el título de Los adarves de Alcalá, publicara ya en su día José García Saldaña en forma de artículos en este mismo semanario.
El interés, pues, de esta obra es doble dado que, junto con el siempre interesante rescate de una publicación antigua prácticamente olvidada, tenemos la recopilación de una serie de artículos en un medio -el libro- menos perecedero que los periódicos, conforme a una antigua tradición hoy prácticamente desaparecida que aunaba las ventajas de los periódicos -su rápida difusión y su mayor lectura- con las de los libros, precisamente su mayor longevidad. Y, aunque ninguno de los dos trabajos es ciertamente inédito, no por ello pierde un ápice de interés su nueva edición que se añade a las dos anteriores obras, también de extensión breve, publicadas tiempo atrás por José García Saldaña: Las Ordenanzas de la cofradía de san Antón y La puerta de Aguadores, esta última en colaboración con el arquitecto y excelente dibujante José María Málaga. Tan sólo queda esperar que la iniciativa tenga continuidad y que más adelante podamos disfrutar de más entregas de estos trabajos.
Por otro lado, aprovecho la circunstancia de estar hablando de Pepe García para traer a colación un hecho curioso comentado por él en uno de sus últimos artículos, concretamente la máquina de movimiento continuo que afirmaba haber construido un antiguo fotógrafo alcalaíno; como químico que soy el tema me interesa ya que, aunque las leyes físicas prohíben tajantemente la existencia de este tipo de artefactos, algún artilugio tendría el buen señor que resultaría muy curioso investigar desde el punto de vista de la física recreativa. Y es que, siendo como era fotógrafo, resulta lógico pensar que exista alguna fotografía de esta máquina... Sus herederos, si es que los tuvo, podrían tener algo que aportar en esta curiosa historia.
Publicado el 22-9-1990, en el nº 1.208 de Puerta de Madrid
Aunque son ya muchos los años durante los cuales José García Saldaña nos ha venido deleitando con sus artículos en este semanario, artículos por cierto siempre interesantes, sin duda son aquéllos en los que relata la Alcalá que él vivió en su infancia y su juventud, tan diferente de la actual a pesar del escaso tiempo transcurrido desde entonces, los que a mí personalmente me llaman más la atención por lo fresco de su redacción y lo llamativo de sus descripciones. Hace ya bastante tiempo comencé a incitar a José García Saldaña, con quien me une una excelente amistad, a que continuara su serie Lo que va de ayer a hoy, lo cual afortunadamente ha hecho.
Como alcalaíno podría hablar con idéntico interés de cualquiera de sus artículos de esta serie, puesto que todos ellos aportan una información siempre interesante; pero como José Carlos Canalda he de agradecerle, y así lo hago, la mención a un familiar directo mío (mi bisabuelo, concretamente) que hace en su último artículo, dedicado a la creación de la Organización Nacional de Ciegos Españoles en Alcalá.
Tan sólo me queda volverle a invitar públicamente (en privado lo hago a menudo) a que continúe con su serie; es mucho lo que queda aún por contar de esa Alcalá a la vez tan cercana y tan diferente, y él es sin duda la persona más indicada para hacerlo. Así pues, adelante, Pepe.
Publicado el 16-10-1993, en el nº 1.354 de Puerta de Madrid
Me precio, desde hace bastantes años, de contar con la amistad de José García Saldaña, al que siempre reconoceré el mérito de haber sido el pionero del actual interés por la historia y la cultura complutenses en una época en la que esta labor era mucho más difícil e infinitamente más ingrata que en la actual, lo que acrecienta aún más su valía. Tan larga labor había de rendir forzosamente sus frutos, y de esta manera José García Saldaña es hoy una fuente inagotable de información no sólo de la Historia con mayúscula, sino también de esa pequeña historia cotidiana que no resulta ser menos importante por el hecho de que no suela aparecer en los libros de historia. Fruto tangible de su buen hacer es la larga serie con la que nos deleitó meses atrás comparando la Alcalá de hace varias décadas con la actual, serie que quedó -espero que tan sólo temporalmente- truncada no por agotamiento del tema ni por desfallecimiento de su autor sino porque, como es sabido, éste emprendió una labor infinitamente más ambiciosa, la de relatar con la ecuanimidad y la prudencia que le caracterizan todo lo acontecido en Alcalá durante los agitados y trágicos años de la República y la Guerra Civil.
A lo largo de nuestras tertulias dominicales en el bar del que somos parroquianos, he tenido ocasión de conversar largo y tendido con José García Saldaña acerca de distintos temas abordados por éste en su trabajo, y les aseguro que más de una vez me ha sorprendido con datos que ignoraba por completo. También he tenido la primicia de contemplar parte de los originales que conforman este trabajo, y puedo dar fe de que es no sólo voluminoso sino también concienzudo, al tiempo que supone una importante aportación al estudio de una época histórica que, aunque reciente, estaba hasta ahora completamente olvidada.
Vaya, pues, mi enhorabuena a José García Saldaña por esta iniciativa en el deseo, eso sí, de que tras el resumen anunciado podamos conocer finalmente la integridad de esta importante obra, aunque él es reacio a hacerlo porque considera que la historia en su integridad necesita cien años de reposo... Demasiados, sin duda, para mi impaciencia.
Publicado el (2-7-1994, en el nº 1.389 de Puerta de Madrid
Tal como informó puntualmente este semanario, José García Saldaña ha sido homenajeado por el ayuntamiento en reconocimiento a su larga labor en pro de la defensa del patrimonio arqueológico de Alcalá. Como alcalaíno, como compañero en Puerta de Madrid, como entrañable amigo y también como inculcador de amor por Alcalá, me alegra extraordinariamente este homenaje puesto que estoy completamente convencido de que José García Saldaña se lo tenía más que merecido. Dice un refrán que nadie es profeta en su tierra, pero afirma otro que nunca es tarde si la dicha es buena; y aunque este homenaje se ha retrasado a mi entender mucho más de lo necesario, no por ello deja de ser motivo de satisfacción que la ciudad de Alcalá, tradicionalmente ingrata con sus hijos, haya recordado a una de las personas que más han hecho por ella, y no sólo en lo que a la arqueología respecta, en todos estos últimos años. Honra a la actual corporación municipal, presidida por el alcalde Bartolomé González, esta iniciativa, que honra también a Alcalá y a todos los alcalaínos interesados de una u otra manera por ella.
Enhorabuena, don José.
Publicado el 26-10-1996, en el nº 1.498 de Puerta de Madrid
A la chita callando, y con esa impasibilidad con la que discurre el tiempo, ha pasado un año desde que Pepe García nos dejara para siempre. No voy a repetir, por innecesario, aquello que escribí hace tan sólo unas semanas con motivo de su nombramiento como cronista de la ciudad, pero sí quiero traer aquí la breve estrofa que escribiera un poeta:
Cuando la muerte me acoja en su seno |
Porque Pepe García no ha muerto, ya que sigue vivo entre nosotros gracias a su ingente labor de muchos años plasmada en sus trabajos. Ahí está su legado, y a Alcalá le corresponde administrarlo. En lo que a mí respecta, lo digo públicamente, nunca le olvidaré y siempre proclamaré la gran deuda que tengo contraída con alguien que me hizo sentirme orgulloso de ser alcalaíno.
Publicado el 13-12-1997, en el nº 1.553 de Puerta de Madrid
Me sumo de todo corazón al homenaje que Puerta de Madrid rinde a este entrañable alcalaíno ahora que se han cumplido dos años desde que nos dejara, y ya que el azar ha querido que este aniversario coincidiera con el nombramiento de Alcalá, esa Alcalá que él tanto amó, como ciudad patrimonio de la humanidad, justo es que honremos la memoria de quien fue una de las personas que más lucharon por defender no sólo su pasado sino también su presente y su futuro, como lo hizo -aunque jamás presumió públicamente de ello- cuando colaboró activamente en el retorno de la universidad a mediados de los años setenta, o también cuando en la década anterior se instalaron en Alcalá fábricas de la importancia de Perlofil, la actual La Seda de Barcelona.
A Pepe García le hubiera entusiasmado, no me cabe la menor duda, poder vivir este momento histórico, y a mí me hubiera entusiasmado todavía más porque eso significaría que seguía todavía entre nosotros; por desgracia esto no ha podido ser, pero me cabe la convicción de que la tesonera labor de Pepe García a lo largo de tantos y tantos años sirvió para hacer un poco más fácil que Alcalá consiguiera este título. Y me satisface, al igual que me satisface poder presumir de haber sido amigo suyo.
Publicado el 19-12-1998, en el nº 1.601 de Puerta de Madrid
Ver también:
Falleció José García
Saldaña
Cronista García
Saldaña
Documentos olvidados
II, de José García Saldaña
Actualizado el 24-10-2008