Pese a ser un monumento relativamente reciente -se concluyó hace poco más de un siglo-, el panteón de la duquesa de Sevillano, o de la condesa de la Vega del Pozo, que de ambas maneras se le conoce, es uno de los edificios más representativos de la ciudad de Guadalajara, pudiéndose divisar su gran cúpula neobizantina desde la autovía A-2 en su circunvalación de la capital alcarreña.

Su promotora fue, obviamente, la aristócrata que le dio nombre, María Diega Desmaissières y Sevillano, condesa de la Vega del Pozo y duquesa de Sevillano, heredera de una gran fortuna e hija de Diego María Desmaissières y López de Dicastillo Flores y Olmeda, de quien heredó el marquesado, mientras el ducado le llegó por vía materna. Su padre, que ejerció de diplomático en diversas capitales europeas a mediados del siglo XIX, disponía de un palacio en Guadalajara, donde nació María Diega en 1852, tres años antes de que falleciera éste.

Puerta de entrada a la iglesia. Fotografía de Juan de la Plaza

La duquesa de Sevillano, que falleció soltera en 1916, dedicó su vida y su gran fortuna a socorrer a los necesitados, frutos de cuya iniciativa serían el poblado de Villaflores, en las cercanías de la localidad alcarreña de Iriépal, o la fundación benéfica que planeó crear en la propia Guadalajara, la cual llevaría anejo un panteón familiar. Así, en 1882 encargó al prestigioso arquitecto Ricardo Velázquez Bosco la construcción, en lo que entonces eran las afueras de la ciudad, de un complejo formado por una escuela modelo, un asilo y el citado panteón. Las obras se iniciaron ese mismo año sin reparar en gastos y no concluyeron hasta 1916, justo en el que falleció la fundadora, aunque la decoración escultórica de la cripta no se terminaría hasta algunos años después, en 1921 concretamente.

El estilo del complejo, siguiendo la moda del momento, corresponde a un eclecticismo en el que se funden principalmente los diferentes estilos arquitectónicos de la Edad Media: románico, bizantino y mudéjar con elementos góticos y platerescos, estos últimos inspirados en la fachada de la Universidad de Alcalá, habiendo conseguido Ricardo Velázquez una armonía estilística por desgracia de todo punto impensable en nuestros tiempos, en los que la arquitectura ha dejado de ser un arte para convertirse en una mera ingeniería y el feísmo y las extravagancias de toda laya campan impunemente por doquier.

Interior de la iglesia. Vista de la cúpula
Fotografía de Ángel Rollón tomada de www.ojodigital.com

En cuanto a la decoración, el panteón contó con la colaboración de artistas de la talla de los dos Zuloaga -Daniel e Ignacio-, el pintor Alejandro Ferrant y Fischermans y el escultor Ángel García Díaz (Madrid, 1873 - Madrid, 1954), del cual tendremos ocasión de hablar más adelante.

Dado el nombre de su padre, y también el suyo propio, no es de extrañar que la duquesa bautizara a la recién creada institución como Fundación de San Diego de Alcalá, pese a que el santo franciscano no contaba, al menos que yo sepa, con una tradición de culto en Guadalajara; ciertamente se trató de una elección acertada, dado que siempre se ha presentado a este santo como benefactor de los pobres y los necesitados. Tras el fallecimiento de la duquesa sin herederos directos, la Fundación pasó a ser gestionada por la orden religiosa de las Adoratrices, dado que su fundadora había sido Micaela Desmaissières y López de Dicastillo, tía paterna de María Diega, y así sigue estando en la actualidad, alojando un colegio y un convento de esta congregación religiosa.

Interior de la iglesia. Calvario de Alejandro Ferrant
Fotografía de Antonio Herrera Casado

En cuanto a la iglesia, que incluye a la cripta donde se encuentra el panteón familiar, es hoy una de las principales joyas artísticas de Guadalajara, y es precisamente el centro de nuestra atención dado que, considerando su advocación, era de esperar que existiera en ella una representación iconográfica del santo alcalaíno. Sin embargo el titular de la misma no es san Diego, como cabría haber esperado, sino santa María Micaela, es decir, Micaela Desmaissières, que fallecida en 1865 fue beatificada en 1925 y canonizada en 1934.

El templo, que oficia de capilla del convento, tiene planta de cruz griega rematada por una airosa cúpula bizantina. En su interior destaca el altar mayor, cuyo motivo principal es un gran Calvario, obra de Alejandro Ferrant, de gran expresividad.

La imagen que nos interesa, la de san Diego, está situada en un altar lateral, el del lado del Evangelio o, si se prefiere, el de la izquierda mirando al altar mayor de frente. Como se puede apreciar está tallada en mármol blanco y se alza no en una hornacina sino sobre la propia mesa del altar, ya que detrás de ella no existe retablo sino un muro con decoración arquitectónica a base de arcos de medio punto.

Interior de la iglesia. Altar de san Diego
Fotografía de Juan de la Plaza

La escultura de san Diego representa, como suele ser habitual en su iconografía, al santo franciscano en el milagro de las flores, que sostiene en el regazo de su hábito con la mano izquierda mientras que con la derecha parece estar bendiciendo, algo erróneo dado que san Diego fue un monje lego que no llegó a ser ordenado sacerdote. Asimismo, y aunque la escultura es de gran calidad artística, sus rasgos no coinciden con los de san Diego -lleva incluso barba-, los cuales fueron reflejados con fidelidad por los artistas del Siglo de Oro gracias a la momificación de su cadáver.

El autor de esta imagen fue, como ya ha sido apuntado, el escultor Ángel García Díaz, muy activo en la época en la que fue levantado el panteón. De su colaboración con el arquitecto Antonio Palacios, con el cual le unió una gran amistad, fueron fruto varias obras suyas en Madrid tales como las cariátides de la portada del antiguo Banco del Río de la Plata (actual sede del Instituto Cervantes), en la calle de Alcalá, o diversos motivos escultóricos en el Palacio de Comunicaciones de Cibeles, ahora ocupado por el Ayuntamiento madrileño. También trabajó, ya con otros arquitectos, en edificios tales como el antiguo Ministerio de Fomento (actual de Medio Ambiente), en Atocha; la iglesia de San Manuel y San Benito, frente al Retiro; el Casino, en la calle de Alcalá, o la Escuela de Minas de Ríos Rosas.

Interior de la iglesia. Escultura de san Diego, de Ángel García Díaz (detalle)
Fotografía de Juan de la Plaza

En lo que respecta a la iglesia y al panteón de la Duquesa de Sevillano, Ángel García Díaz fue autor no sólo de la escultura de san Diego, sino asimismo de la de Nuestra Señora de las Nieves, también en la iglesia; del grupo escultórico que corona la tumba de la propia duquesa, y del escudo de la fachada principal de la Fundación.

La capilla del poblado de Villaflores

Vista aérea de la capilla de San Diego. Fotografía tomada de https://henaresaldia.com

Aunque en sentido estricto el poblado de Villaflores, y por lo tanto su capilla, no pertenece al complejo arquitectónico del panteón está estrechamente relacionado con éste, lo que justifica su inclusión aquí. Tal como he comentado la duquesa de Sevillano también fundó este poblado agrícola en unos terrenos de su propiedad situados a unos siete kilómetros de distancia del panteón, junto a la carretera N-320 y también, desde hace unos años, vecino de la fallida y artificial población de Valdeluz. Las obras se desarrollaron entre 1886 y 1887, de forma paralela a la de éste, también bajo la dirección del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco en el estilo tradicional de la zona que mezcla el ladrillo con la mampostería.

Vista aérea de la capilla de San Diego. Fotografía tomada
de https://forgottenbytheworld.blogspot.com

El conjunto consta de un gran edificio central diseñado como casa de labor, al que se suman un gran palomar, cuatro edificios de viviendas para los labradores, un molino, una bodega y un almacén junto con la capilla consagrada a san Diego. Lamentablemente tras el fallecimiento de la duquesa sus sucesivos propietarios se desentendieron del conjunto, que cayó en un alarmante estado de abandono produciéndose pérdidas como el derrumbe en 2016 del campanil del edificio central o el destrozo vandálico de la bodega. En febrero de 2023 el Ayuntamiento de Guadalajara, su actual propietario, anunció la consolidación y rehabilitación del poblado, incluyendo la ermita, de cara a una futura restauración.

Interior de la capilla en 2013. Fotografía tomada
de https://forgottenbytheworld.blogspot.com

La capilla, que contaba incluso con un cementerio anejo, está situada al lado de la casa de labor. Es una edificación de pequeño tamaño -unos 20 metros de largo por 8 de ancho- dividida en tres componentes: un atrio de entrada, la nave y una sacristía. Su estilo es acorde con el del resto del conjunto, estando rematada por una alta espadaña. En la fotografía aérea que reproduzco, de la que no figura la fecha, se aprecia un preocupante deterioro, mientras en la vista de Google Maps aparentemente las cubiertas están ya hundidas.

Tampoco es precisamente halagüeña la vista del interior que reproduzco, que en 2013 ya se encontraba saqueado, pero todavía peor es el desolador aspecto que presenta en la fotografía panorámica -les recomiendo que la desplacen con el cursor en cualquier sentido- publicada en Google Maps tan sólo un año después completamente vandalizado. Cabe suponer que en su día albergara algún tipo de iconografía -imágenes o cuadros- representando a su titular, pero desconozco cual haya podido ser su paradero.

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Ver también:
La parroquia de San Diego de Alcalá de Guadalajara

Bibliografía

http://www.aache.com/alcarrians/diega.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/María_Diega_Desmaissières_y_Sevillano
http://es.wikipedia.org/wiki/Fundación_de_San_Diego_de_Alcalá
http://www.aache.com/personal/monumentos/panteon.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Panteón_de_la_Duquesa_de_Sevillano
http://aache.eu/herreracasado/1993/03/26/mas-datos-sobre-el-panteon-el-pintor-ferrant-y-los-artistas-que-hicieron-el-panteon/
http://artedemadrid.wordpress.com/2010/03/17/angel-garcia-diaz-escultor-de-madrid/
http://enwada.es/wiki/Ángel_García_Díaz
https://www.herreracasado.com/
https://www.guadaque.com