Aunque no sea demasiado frecuente, al menos hasta donde he podido averiguar, es posible rastrear la presencia inconográfica de santo Tomás de Villanueva en Francia, en ocasiones, incluso, de manera inesperada.

Las buenas obras de las hijas de Santo Tomás de Villanueva, de Michel-François Dandré-Bardon

Así ocurre, por ejemplo, con el lienzo titulado Les Bonnes Œuvres des filles de Saint-Thomas-de-Villeneuve (Las buenas obras de las hijas de Santo Tomás de Villanueva), también conocido como La Charité de Saint Thomas de Villanueva (La caridad de Santo Tomás de Villanueva), un óleo sobre lienzo aparentemente de gran formato -lamentablemente no he podido averiguar sus dimensiones- obra del pintor, dibujante y grabador francés Michel-François Dandré-Bardon, también conocido como André Bardon.

Dandré-Bardon nació el 22 de mayo de 1700 en Aix-en-Provence, y falleció en París el 13 de abril de 1783. Discípulo de Jean-Baptiste van Loo y de Jean-François de Troy completó su formación académica en Roma y Venecia, desarrollando una brillante carrera en París tanto como pintor como en su faceta de profesor de la Real Academia de Pintura y Escultura de la capital francesa.

Cuenta con varios cuadros famosos, tales como Tulia haciendo pasar su carro por encima del cuerpo de su padre, La adoración de los cráneos, Antíoco IV Epífanes ordena la masacre de los Macabeos, La predicación de san Francisco... y el cuadro ya citado, del que tan sólo dispongo de la información suministrada por la edición francesa de la wikipedia, que tampoco proporciona una copia del cuadro de excesiva calidad. Se conserva en el Museo de Bellas Artes de Marsella, pero en la página web de esta institución no he podido encontrar nada parecido a un catálogo, lo que me impide dar más datos aparte de los ya reseñados.

Al llegar a este punto la pregunta que me hice fue la siguiente: ¿por qué razón un pintor francés dedicó, a mediados del siglo XVIII, un lienzo de esta magnitud a un santo español que, hasta donde yo sé, carece de culto en el país vecino? La respuesta está en el propio cuadro. Si nos fijamos en éste, vemos que el antiguo estudiante de la Universidad de Alcalá aparece representado de la manera tradicional, ataviado con las vestiduras de arzobispo y atendiendo a los numerosos pobres y enfermos que le rodean en actitud suplicante. Sin duda Dandré-Bardon debió de inspirarse en los grandes maestros españoles, en especial en Murillo, cuya influencia se aprecia claramente. Pero hay algo nuevo introducido por el pintor francés que no aparece en los cuadros de sus homólogos españoles, unas religiosas ataviadas con hábito negro y toca y delantal blancos que ayudan a santo Tomás en su labor caritativa.

¿Quiénes son estas religiosas? Basta con fijarnos en el título del cuadro (Las buenas obras de las hijas de Santo Tomás de Villanueva) para averiguarlo: se trata de la Congregación de Hermanas de Santo Tomás de Villanueva¹, una orden religiosa francesa que encargó al pintor la realización del lienzo, sin que haya podido determinar ni el año exacto en que éste lo pintó (¿quizá en 1761, con ocasión de la celebración del centenario de la orden?) ni las circunstancias por las que acabó recalando en el museo de Marsella.

Las buenas obras de las hijas de Santo Tomás de Villanueva, de Michel-François Dandré-Bardon (grabado)

Existe también una versión en grabado del cuadro, también obra de Dandré-Bardon. Se trata de una sanguina de 59 × 45 centímetros, y según la ficha del catálogo Joconde (hay que buscarlo escribiendo el título completo del cuadro, Les Bonnes Œuvres des filles de Saint-Thomas-de-Villeneuve, con guiones uniendo las palabras del nombre del santo) se conserva en el Museo de Bellas Artes de Rouen.

Pero el catálogo Joconde todavía da bastante más de sí. Si ahora buscamos por “Thomas de Villeneuve”, sin guiones intermedios, nos aparecerán otras seis nuevas fichas correspondientes a tres cuadros y a otros tantos dibujos y grabados.

Cuadro de Mateo Cerezo

El primer cuadro es obra del pintor español Mateo Cerezo, nacido en Burgos en 1637 y fallecido en Madrid en 1666. Miembro destacado de la escuela barroca madrileña fue autor de notables cuadros, por lo general de temática religiosa aunque también pintó bodegones y naturalezas muertas. La representación que hace Mateo Cerezo de santo Tomás es la tradicional, ataviado con los atributos episcopales y rodeado de mendigos a los que da limosna, mientras un ángel desciende del cielo para colocarle una guirnalda de flores en la cabeza. Según la ficha del catálogo tiene unas dimensiones de 246 × 208 centímetros y se conserva en el Museo del Louvre. Puesto que figura como antiguo propietario suyo el mariscal Soult, todo parece indicar que su presencia en Francia sea fruto de la rapiña de este militar francés, famoso por amasar una importante colección de obras de arte robadas allá por donde pasó durante la Guerra de la Independencia. Lo que no me ha sido posible determinar, es la procedencia del cuadro.

El segundo cuadro, también del Louvre, está catalogado como Obispo practicando la caridad (Évêque faisant l’aumône); aunque incluye el nombre de santo Tomás de Villanueva, al hacerlo con interrogaciones cabe pensar que la atribución no sea segura. Es anónimo, tiene unas dimensiones de 116 × 87 centímetros y está catalogado como perteneciente a la escuela italiana del siglo XVII. Puesto que la ficha carece de fotografía, no me resulta posible aportar más información sobre él.

Cuadro anónimo de Castres

El tercero figura también como anónimo, y la ficha no aporta más dato que su pertenencia a la escuela española. Tiene unas dimensiones de 110 × 92 centímetros y está depositado en el Museo Goya de la ciudad de Castres.

Grabado de Conrad Lauwers

Pasemos ahora a los dibujos y grabados. El Museo de Bellas Artes de Rennes conserva un grabado inspirado en el cuadro de Mateo Cerezo, aunque presenta algunas modificaciones lo suficientemente significativas como para que no se pueda hablar de una copia en sentido estricto. Su autor fue el grabador flamenco Conrad Lauwers (1632-1685), prácticamente contemporáneo de Mateo Cerezo, lo que hace pensar que ambas obras, cuadro y grabado, fueran ejecutadas en fechas muy cercanas. Lamentablemente, la resolución de la fotografía no permite leer la leyenda que acompaña al grabado.

Grabado anónimo

Este museo posee un segundo grabado, anónimo de escuela italiana, datado en el siglo XVI. Es de pequeño tamaño (26 × 17 centímetros), y representa, como es habitual, a santo Tomás dando limosna a los pobres.

Boceto de Carlo Maratta

Carlo Maratta, o Maratti (1625-1713) fue un pintor italiano que trabajó principalmente en Roma. El Museo del Louvre conserva un dibujo suyo, titulado La Inmaculada Concepción, santo Tomás de Villanueva y san Francisco de Sales y con unas dimensiones de 40 × 25 centímetros que, según la ficha de Joconde, corresponde a un boceto para el cuadro que le fue encargado en 1671 por el príncipe Agostino Chigi, sobrino del papa Alejandro VII, para la iglesia de San Agustín de Siena, donde está colocado en el tercer altar del lado del Evangelio (el de la izquierda)².

Cuadro de la catedral de Burdeos

Con esto termina la información proporcionada por el catálogo Joconde, pero buscando por internet he conseguido encontrar al menos un par de cuadros más. El primero, procedente del convento de agustinos de Burdeos, se encuentra actualmente en la catedral de San Andrés, y es una copia de un grabado del pintor Ambroise Frédeau (circa 1589-1673), monje agustino de Toulouse.

Cuadro anónimo de Berrie

Del segundo tan sólo dispongo de una fotografía en blanco y negro procedente de la base de datos Mémoire del Ministerio de Cultura francés, y lo único que puedo indicar es que pertenece -o pertenecía- a la parroquia de Notre Dame de la pequeña localidad de Berrie, en el departamento de Vienne. Desconozco, asimismo, si el cuadro se sigue conservando en la actualidad.

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Ver también:
¹ La orden religiosa de las Hermanas de Santo Tomás de Villanueva.
² Iconografía de santo Tomás de Villanueva en Siena.