Kepler
Telescopio espacial diseñado por la NASA para la búsqueda de planetas extrasolares, segundo de este tipo tras el europeo Corot. Su nombre es un homenaje al astrónomo alemán Johannes Kepler (1571-1630), famoso principalmente por enunciar las leyes astronómicas que llevan su nombre, por las cuales se rigen los movimientos de los cuerpos celestes.
Su lanzamiento tuvo lugar, con éxito, el viernes 6 de marzo de 2009 desde la base espacial de Cabo Cañaveral, a bordo de un cohete Delta II, situándose en una una órbita heliocéntrica de radio muy similar al de la Tierra con un período de rotación de 371 días, tan sólo ligeramente superior al de nuestro planeta. Por esta razón, su trayectoria seguiría la estela de la Tierra durante su recorrido cósmico. Esta órbita, denominada en inglés Earth-trailing y traducible por algo así como persiguetierra, fue elegida por los técnicos de la NASA debido a que facilitaría las comunicaciones con el Kepler.
Equipado con una sofisticada instrumentación basada en un espejo colector de 1,4 metros de diámetro acoplado a una cámara que, con una resolución de 95 megapíxeles, es el instrumento de este tipo más sensible jamás lanzado al espacio. Durante su misión estaba previsto que examinara unas 150.000 estrellas, de las constelaciones del Cisne y la Lira, mediante la medición de fluctuaciones periódicas de su brillo fruto de los tránsitos planetarios por delante de los astros centrales.
La duración de la misión fue estimada en un principio hasta 2012, aunque posteriormente fue ampliada hasta 2016. Sin embargo, los fallos consecutivos de dos de los cuatro giróscopos con los que estaba equipado el Kepler, fundamentales para su orientación y estabilización, provocaron la interrupción de su trabajo en mayo de 2013. Tras varios meses de esfuerzos intentando recuperar al menos uno de los dos giróscopos averiados, los técnicos de la NASA los dieron por perdidos en agosto de 2013, lo que les forzó a replantear la actividad del Kepler coforme a su nuevo estado. Esta nueva etapa de la misión, denominada K2, permitió que siguiera operativo y recolectando datos sobre nuevos exoplanetas.
En abril de 2016 el Kepler perdió contacto con la Tierra entrando en el denominado estado de emergencia, pero los técnicos de la NASA lograron restablecerlo reactivando la nave. El 30 de 0ctubre de 2018, una vez agotado su combustible, se dio la misión por finalizada.
Aunque ya se conocían más de 300 planetas extrasolares cuando este telescopio espacial fue puesto en órbita, la labor realizada por el Kepler ha sido enormemente productiva, encontrando casi 3.000 posibles exoplanetas y confirmando la existencia de 2.899 en varios centenares de sistemas estelares diferentes. Sin embargo, la interrupción parcial de su misión impidió profundizar, tal como estaba previsto, en la búsqueda de exoplanetas de tamaño similar al de la Tierra orbitando a distancias de su astro central equivalentes a la que nos separa del Sol, es decir, capaces de alentar vida tal como la conocemos, pese a lo cual han podido ser descubiertos algunos de naturaleza rocosa.
Publicado el 8-3-2009
Actualizado el 19-2-2021