La Semana Santa de mi madurez





La Virgen de las Lágrimas, uno de los nuevos pasos complutenses



Si existe un término adecuado para expresar lo sucedido en la Semana Santa de Alcalá durante la última década del siglo XX y lo que llevamos ya de la primera del siglo XXI, éste es el de explosión, puesto que tras el colapso de los años setenta y la todavía tímida recuperación de los ochenta, el despegue fue tan espectacular que cualquiera que contemple ahora los desfiles procesionales complutenses poco les encontrará en común con las tristes celebraciones de tan sólo veinticinco años antes.

Y, puesto que en la segunda entrega de esta breve revisión que estoy haciendo de mis recuerdos de la Semana Santa alcalaína, concluía diciendo:

Puestos ya los cimientos, el despegue de la Semana Santa alcalaína tendría lugar, ya de manera diríase que casi explosiva, a partir de la década de los noventa; pero esta etapa pertenece ya a otro capítulo de la historia.

Retomo ahora el hilo resumiendo -el espacio disponible no da para más- los principales acontecimientos ocurridos durante estos últimos diecisiete años en los cuales el crecimiento de estas celebraciones ha sido continuo e intenso.

Así, en 1991 la cofradía del Cristo de los Doctrinos volvía a sacar en procesión la imagen de la Virgen de la Esperanza, después de casi treinta años de que lo hiciera por última vez y quince de que la propia cofradía saliera en procesión por última vez con la imagen titular en solitario. No fue ésta la única novedad de este año, puesto que otra imagen -la del Cristo de la Esperanza o del Trabajo, propiedad de las Claras- lo hacía también, en esta ocasión por vez primera dado que nunca hasta entonces había salido a las calles alcalaínas. Como datos interesantes hay que reseñar que lo hizo sin disponer todavía de cofradía propia -ésta no se constituiría hasta cinco años más tarde- y que se trató de una iniciativa personal del infatigable concejal José Macías en un intento de cubrir en cierta manera la ausencia del Cristo de los Doctrinos, que desde 1976 no abandonaba su ermita. De esta manera, con estas dos nuevas incorporaciones el número de pasos de la Semana Santa alcalaína se elevó a nueve (Jesús de Medinaceli, Cristo de la Columna, Jesús con la Cruz a cuestas, Virgen de la Esperanza, Cristo de la Agonía, Cristo del Trabajo, Virgen Dolorosa, Cristo Yacente y Virgen de la Soledad), alcanzándose por vez primera desde hacía varias décadas una cantidad similar a la de los años anteriores a la guerra civil.

Pero el despegue no había hecho más que empezar. Un año más tarde, en 1992, el tesón de Macías consiguió que el Cristo de los Doctrinos saliera por fin a la calle, aunque no en procesión -su delicado estado de conservación no lo recomendaba- sino tan sólo a la puerta de su ermita, prolongándose el recorrido de la procesión general para que ésta pudiera pasar frente a la imagen. Esta iniciativa se repetiría en 1993 pero no en 1994, ya que al estar prevista la restauración de la talla se optó por suprimirla, al tiempo que se recortaba el recorrido de la procesión general dado que éste se había revelado como demasiado largo. No obstante, la principal novedad de este año fue la recuperación de la procesión del Silencio de la madrugada del Viernes Santo, organizada tal como lo fuera hasta 1968, último año en que se celebró, por la cofradía del Santo Entierro. Por cuestiones de organización -no era viable participar en dos procesiones prácticamente seguidas- esta cofradía se desgajó de la procesión general con sus dos pasos (la Dolorosa y el Cristo Yacente), iniciándose así una tendencia, opuesta a la de finales de los años sesenta, de potenciar las procesiones individuales frente a la general, la cual sería seguida más tarde por otras cofradías. De hecho, fue también en 1994 cuando la cofradía de la Virgen de la Soledad recuperó también su antigua procesión, aunque en esta ocasión manteniendo su participación en la procesión general incorporándose a ella una vez terminado su recorrido en solitario.

La noticia principal de 1995 fue el inicio de la esperada restauración del Cristo de los Doctrinos, que estaría ausente de la ciudad hasta noviembre de 1996, fecha en la que retornó conmemorándose el acontecimiento con una multitudinaria procesión de retorno a su ermita desde la iglesia Magistral, siendo ésta la primera vez en veinte años que esta imagen recorría las calles de Alcalá. La principal novedad de la Semana Santa de 1996 sería la constitución de una nueva cofradía, la del Cristo de la Esperanza y del Trabajo, que obviamente se hizo cargo de esta imagen que, pese a haber participado en los desfiles procesionales desde cinco años antes, lo había hecho sin cofradía propia. Además de mantener su participación en la procesión general, la nueva cofradía estableció una procesión propia en la tarde del Lunes Santo, que en el año 2000 trasladaría al Miércoles Santo.

La gran novedad vendría en 1997 con la incorporación a los desfiles procesionales del restaurado Cristo de los Doctrinos. En esta ocasión la cofradía optó por recuperar su tradicional procesión de la tarde del Jueves Santo con sus dos pasos, el del Cristo y el de la Virgen de la Esperanza, dejando de participar en la procesión general tal como lo había venido haciendo durante los años anteriores. Por esta razón, pese a elevarse ya a diez el número de pasos procesionales, la procesión general quedaría reducida a tan sólo seis al no intervenir en ella ni los dos pasos de la cofradía de los Doctrinos ni los dos de la del Santo Entierro, comenzando a elevarse voces defendiendo la conveniencia de su desaparición.

En 1998 la cofradía de la Virgen de la Soledad dio el paso de portar a la Virgen con costaleros, una iniciativa que años más tarde imitarían otras cofradías. Asimismo seguiría incrementándose el número de pasos con la incorporación, en 1999, de la Virgen de la Trinidad, segunda imagen de la cofradía de Jesús de Medinaceli, y en 2000 se constituyó una nueva cofradía, la de Jesús de los Desamparados y Nuestra Señora de las Angustias, aunque no saldría en procesión con su nuevo paso -el duodécimo- hasta un año más tarde, concretamente en la noche del Lunes Santo, sin participar en la procesión general. Tanto este paso, desde su inicio, como el del Cristo del Trabajo desde este mismo año de 2001, comenzaron a salir a hombros de sus respectivos cofrades. También en 2001 tendría lugar la solemne coronación canónica de la Virgen de la Soledad, la primera de esta índole -y hasta ahora la única- en nuestra ciudad.

De 2002 data la procesión de la residencia de ancianos de la carretera de Meco, para la cual se rescató una imagen antigua de Jesús de Medinaceli junto con alguna otra de las imágenes habituales en las calles complutenses, y en 2004, después de más de veinte años procesionando el paso de Jesús con la Cruz a cuestas en el Vía Crucis del Martes Santo, la Adoración Nocturna decidió dejar de hacerlo, aunque seguiría organizando el Vía Crucis ya sin la citada imagen. A partir de ese momento este paso se incorporaría a las dos salidas procesionales de la cofradía del Cristo de la Agonía, tanto en la madrugada del Viernes Santo como en la general.

La principal novedad de 2004 fue, no obstante, la adquisición del Cristo Resucitado, no adscrito a ninguna cofradía sino a la propia junta de cofradías. Por ello, a partir de entonces se implantó la hasta en ese momento inexistente procesión del Domingo de Resurrección, o del Encuentro, en la que además de la citada imagen intervienen, de forma rotatoria, las diferentes Vírgenes existentes en la ciudad. No menos importante fue la declaración de la Semana Santa complutense como fiesta de interés turístico regional, sin duda un firme apoyo para su promoción fuera de la ciudad. Por último, la cofradía del Cristo de la Agonía comenzó a organizar un nuevo Vía Crucis -que se sumó al tradicional del Martes Santo- a lo largo de la calle de Santa Úrsula en el Viernes de Dolores, lo que le convertía en el preludio de la Semana Santa. Aunque en un principio se recurrió a la propia imagen titular de la cofradía sin carroza y sin las otras dos figuras que la acompañan -la Virgen y San Juan-, a partir de 2006 se utilizaría una antigua imagen de Jesús de Medinaceli, que se conserva en la propia iglesia de las Úrsulas, bajo la nueva advocación de Jesús Cautivo.

2005 fue un año de transición en el que tuvo lugar un importante replanteamiento de la cuestionada -por algunas cofradías- procesión general, convertida ahora en una corta carrera oficial por la plaza de Cervantes que oficiaba a modo de colofón de las previas procesiones individuales de las diferentes cofradías. Aunque el ensayo fue positivo, las cofradías que ya no intervenían en la procesión general -las de las Angustias, los Doctrinos y el Santo Entierro- continuaron sin hacerlo. Lamentablemente esta nueva fórmula todavía no ha podido ser ensayada lo suficiente en años sucesivos, ya que tanto en 2006 como en 2007 la lluvia se encargó de arruinarla. Así pues, habrá que esperar al menos hasta esta Semana Santa de 2008 para comprobar su idoneidad o bien replantearla de nuevo.

2006 supuso la incorporación de dos nuevas imágenes: el paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén, o de la Borriquilla, para la procesión del Domingo de Ramos, que se venía celebrando desde hacía años aunque sin imagen alguna, y la de María Santísima de las Lágrimas y el Consuelo, adquirida por la comunidad de Carmelitas de la Imagen e incorporada como segundo paso de la cofradía del Cristo de la Columna, aunque no saldría en procesión por vez primera hasta la Semana Santa de 2007, llevada por una cuadrilla de costaleras femeninas. En cuanto al paso de la Borriquilla, al igual que ocurre con el de Cristo Resucitado carece de cofradía propia, siendo las diferentes cofradías las que se responsabilizan de su procesión de forma rotatoria.

Como puede comprobarse de la lectura de este artículo, la situación actual de la Semana Santa complutense no puede ser más halagüeña, con un total de ocho cofradías, catorce procesiones y diecisiete pasos, anunciándose novedades de calado para un futuro cercano. Así, la cofradía de la Virgen de la Soledad tiene encargado un imponente Descendimiento, la cofradía del Cristo de la Esperanza y el Trabajo ha cambiado recientemente su denominación oficial añadiéndole un “y Nuestra Señora de la Misericordia” -existen ya algunos bocetos previos de lo que será su segundo paso- y está en trámites de constitución una nueva cofradía, la de Nuestra Señora del Mayor Dolor y Traspaso la cual, aunque ya cuenta con la que será su imagen titular, por el momento se ve imposibilitada de participar en los desfiles procesionales al no tener legalizados todavía sus estatutos; esperemos que sea pronto.

Éstas son las novedades comunicadas de forma oficial por las respectivas cofradías, pero es posible que todavía tenga lugar alguna más de la que en el momento de escribir estas líneas -enero de 2008- todavía no tengo constancia o confirmación, así como tampoco puedo fijar fechas concretas para la materialización de las primeras. En cualquier caso, esto demuestra una vez más el ya varias veces aludido buen momento de la Semana Santa alcalaína.




Ver también:
La Semana Santa de mi infancia
La Semana Santa de mi juventud
La Semana Santa que viene


Publicado en el nº 7 de La Columna, Semana Santa de 2008
Actualizado el 1-4-2008