Los Santos Niños en España
Su culto en Madrid



La relación de Madrid con los santos Justo y Pastor es profunda y variada, y se hunde en la nebulosa época de su reconquista allá por el siglo XI. Que en Madrid existiera ya culto a estos mártires con anterioridad a esta fecha, es decir, durante los períodos visigodo y musulmán, es algo de lo que nada cierto se sabe, aunque a juzgar por la escasa importancia de esta villa antes de su incorporación a la corona castellana (existía un castillo musulmán pero la población civil, de existir, debía de ser muy reducida) hace pensar como más probable que el culto a nuestros patronos se implantara a raíz de la reconquista, bien traído por emigrantes del norte de España donde su culto era entonces floreciente, bien influido por los mozárabes (cristianos que habían permanecido en tierras musulmanas) de Toledo o Alcalá. En cualquier caso esta disquisición no afecta demasiado a nuestro estudio, que a causa de su extensión he dividido en varios apartados.


La parroquia medieval y la basílica pontificia de San Miguel


Lo que sí está documentado es el origen medieval (ya existía a mediados del siglo XII) de la madrileña parroquia de San Justo, lo que la convierte en una de las más antiguas de la capital de España. Según Elías Tormo su primitivo templo, desaparecido por completo, debió de ser de pequeño tamaño y estilo románico (más probablemente mudéjar), y estuvo situado en el solar de la Basílica Pontificia de San Miguel, al sur de la plaza Mayor; más adelante veremos el por qué de este cambio de advocación.

Es muy poco lo que se conoce de la parroquia medieval de San Justo, ya que los archivos parroquiales actualmente conservados tan sólo se remontan hasta el año 1552. Se sabe, no obstante, que en un principio era una parroquia de arrabal al estar situada en las proximidades de una puerta de la muralla (la Puerta Cerrada), lo que le permitió disponer de una amplia circunscripción perteneciéndole los nuevos barrios crecidos en torno a la actual calle de Toledo. Aneja suya era la entonces extramuros iglesia de San Millán, situada en la confluencia de la calle de su nombre con la de Toledo junto a la plaza de la Cebada, que más adelante (en 1806) sería parroquia independiente.




La antigua parroquia de San Justo, según el plano de Texeira


Según explica Mercedes Agulló1 en un interesante trabajo, a raíz del establecimiento de la corte en Madrid en la segunda mitad del siglo XVI la parroquia de San Justo se convirtió en una de las principales de la villa, siendo la cuarta en la orden de prelación en los desfiles procesionales entre las diez entonces existentes, siendo precedida tan sólo por las de la Santa Cruz, San Miguel y El Salvador. Se sabe que el templo contaba con importantes enterramientos (entre ellos los de la familia de los Cisneros, mayorazgos antiguos de la villa), y que algunas congregaciones religiosas de relevancia tuvieron su sede en ella, pero de su aspecto exterior tan sólo se conserva un pequeño dibujo extraído del conocido plano de Madrid dibujado por Texeira en 1656. En él se aprecia que la iglesia contaba con una gran torre mudéjar, con cuatro cuerpos de ventanas y chapitel, y un conjunto de edificios anejos uno de los cuales, que poseía a su vez una pequeña torre, le precedía a modo de pórtico. Detrás de la iglesia, asimismo, existía un patio o claustro. Evidentemente el conjunto parroquial había sido modificado en los cuatro siglos de vida de la parroquia, pero parece ser que la fábrica de la iglesia continuaba siendo en su mayor parte la primitiva.




Fachada de la basílica de San Miguel


Aunque ya en 1698 se intentó derribar la iglesia para construir otra nueva sobre su solar, las obras de la misma quedaron interrumpidas durante cuarenta años hasta que, en 1739, se inició la construcción del templo que ha llegado hasta nuestros días. Fue su arquitecto Santiago (o Giácomo) Bonavía, el cual la trazó en el estilo rococó imperante en esa época, siendo costeada por el cardenal infante y arzobispo de Toledo (y por ello señor de Alcalá) don Luis de Borbón y Farnesio. Pocos años después, en 1745, estaba terminada la bóveda, aunque desde 1743 las obras habían corrido a cargo de Virgilio Rabaglio. Debido a algunos problemas, tanto estructurales como legales (Andrés de Rusca, un arquitecto que realizó algunas obras en la capilla mayor, la sacristía y las oficinas, llegó a ser encarcelado), las obras se prolongaron al menos hasta 1758.




Medallón representando el martirio de los Santos Niños


Por razones de espacio y porque cualquier persona interesada puede visitar la iglesia en Madrid (recuerdo que es la actual Basílica Pontificia de San Miguel), no voy a entrar en detalles acerca de sus elementos artísticos, aunque sí es conveniente reseñar que en la cúpula de la nave central existe una pintura alusiva a los Santos Niños, realizada por Bartolomé Rusca, y en la cúpula del crucero otros motivos alusivos al martirio de estos mártires pintados por los hermanos Antonio, Luis y Alejandro González Velázquez.




Vista general del presbiterio


Existió también un cuadro de grandes dimensiones, pintado por José del Castillo, representando a los Santos Niños ante Daciano, pero éste fue sustituido por el actual de San Miguel e ignoro cual ha podido ser su paradero, aunque un boceto del mismo se conserva en el museo Lázaro Galdiano. La fachada exterior no es plana, sino convexa, debido a la estrechez del terreno que ocupa la iglesia. Sobre la puerta de entrada se alza un medallón que recuerda el martirio de los dos mártires, y en el cuerpo superior campea el escudo de armas del cardenal infante. Cuatro estatuas dedicadas a la Fe, la Esperanza, la Caridad y la Fortaleza, y dos pequeñas torres completan la decoración de la fachada.

Una fecha importante en la historia de la parroquia de San Justo es la de 1790. Ese año, y a consecuencia del incendio que arrasó la Plaza Mayor, resultó destruida la parroquia de San Miguel de los Octoes (situada donde actualmente se encuentra el mercado de San Miguel), la cual hubo de ser demolida en 1803 al no ser posible su reconstrucción. Puesto que la cercanía de ambas parroquias hacía innecesaria su duplicidad, las autoridades eclesiásticas decidieron en 1806 su fusión en una única que, con el nombre de parroquia de San Miguel y San Justo, se asentó en el templo de la segunda.




Pintura de la cúpula


La nueva parroquia se mantuvo sin cambios hasta 1890. Ese año ambas parroquias fueron segregadas de nuevo asentándose en distintos barrios de Madrid: la de San Miguel, primero a la calle Leganitos y posteriormente (en 1910) a la calle del General Ricardos. La de San Justo, al templo del demolido convento de Nuestra Señora de las Maravillas, en pleno barrio de Malasaña. La iglesia de San Justo, por último, fue cedida en 1892 a la Nunciatura apostólica en compensación por habérsele desposeído años atrás de su antigua sede situada en la Carrera de San Jerónimo, la cual había sido derribada. Actualmente sigue siendo la sede del nuncio con el nombre oficial de Basílica Pontificia de San Miguel, y desde hace unos años está regida por el Opus Dei.




La iglesia de las Maravillas




Iglesia de las Maravillas, anterior parroquia de los Santos Justo y Pastor


Para seguir el rastro de la parroquia de San Justo hemos de trasladarnos ahora al barrio de Malasaña. El origen del templo que que durante más de un siglo fue sede de la parroquia hay que buscarlo en el antiguo convento de Nuestra Señora de las Maravillas, una comunidad de monjas carmelitas fundada en 1612 que algunos años más tarde acabó asentándose en la calle de la Palma, junto a la actual plaza del Dos de Mayo. Su nombre oficial era entonces el de Monasterio de Carmelitas Calzadas Recoletas de San Antonio Abad, pero más tarde llegó a ser conocido como el convento de las Maravillas debido a que en el mismo se conservaba una imagen de la Virgen conocida con este nombre que alcanzó una gran devoción popular. Es interesante reseñar que, aunque en un principio la comunidad religiosa estaba acogida a la regla tercera carmelitana (era un beaterio de seglares que vivían en comunidad), en 1644 profesaron votos perpetuos y se acogieron a la clausura tras la intervención de varias monjas carmelitas procedentes del alcalaíno convento de la Imagen.




Presbiterio de la parroquia


El monasterio consiguió que el rey Felipe IV lo convirtiera en patronato real siendo costeada por el monarca la construcción del templo actual, la cual fue terminada en 1646. Como era de esperar por la época en la que fue construida esta iglesia es un ejemplo típico del barroco madrileño, aunque sufrió importantes reformas en 1770 que afectaron al presbisterio y al retablo mayor. El dos de mayo de 1808 supuso un importante hito en la historia del convento; vecino al parque de artillería de Monteleón, donde se hicieron célebres Daoíz y Velarde en su lucha contra los franceses, su edificio quedó arruinado por los combates. Aunque una vez terminada la Guerra de la Independencia se intentaron ejecutar las grandes reparaciones que necesitaba el convento, éstas no llegaron a ser realizadas. El convento se libró de ser desamortizado en la época de Mendizábal, pero las monjas fueron finalmente expulsadas en 1869 siendo el edificio, que se encontraba en un estado de conservación muy precario, derruido en su totalidad a excepción de la iglesia. Sobre su solar se alza hoy el colegio de San Ildefonso, famoso por intervenir sus alumnos en los sorteos de la lotería nacional y del cual son patronos los santos Justo y Pastor. Tras residir en diversos lugares, las carmelitas acabaron fundando en 1904 el convento de las Maravillas Nuevas, en la calle del Príncipe de Vergara.




Cuadro alusivo a la Virgen de las Maravillas y a los
Santos Niños, cotitulares de la parroquia


Volvamos a la iglesia del convento de Maravillas, que había quedado vacía tras la expulsión de la comunidad religiosa. En un principio el templo fue convertido en Rectoría, pero como ya ha sido comentado en 1891 fue trasladada aquí la parroquia de los Santos Justo y Pastor (o de San Justo) a raíz de la conversión de su templo en sede de la Nunciatura. Puesto que las carmelitas se habían llevado con ellas la imagen de la Virgen de las Maravillas, muy venerada en el barrio, se procedió a la construcción de una copia de la misma, lo que explica que esta Virgen comparta desde 1969 la titularidad de la parroquia con nuestros patronos.


Imágenes de san Justo (izquierda) y san Pastor (derecha)


Aunque por las mismas razones que he expuesto para la Basílica Pontificia de San Miguel no voy a hacer una descripción exhaustiva de la iglesia de Maravillas, sí es conveniente recordar algunos de sus elementos artísticos. Las antiguas imágenes de los Santos Niños, probablemente procedentes de la actual Basílica Pontificia, fueron destruidas en 1936, siendo las actuales realizadas en los años cuarenta con un detalle peculiar: Reproducen las facciones de dos nietos de los donantes que sufragaron su coste. Interesante para los alcalaínos era la existencia de un cuadro de San Diego que Alcalá que, con otro de San Francisco de Asís, están atribuidos a Zurbarán y proceden, al parecer, de la antigua parroquia de San Miguel de los Octoes. Tras la supresión de la parroquia, ambos cuadros fueron trasladados a la Catedral de la Almudena.

Poseía también un crucifijo gótico, el Cristo del Perdón, y la ya citada copia de la Virgen de las Maravillas presidiendo el presbiterio. Varios objetos artísticos más, descritos por Elías Tormo en 1927, se perdieron en la Guerra Civil.


Medalla de la parroquia de los Santos Justo y Pastor (primera variante)


A título de curiosidad, cabe reseñar por último la existencia de una medalla acuñada por la parroquia de los Santos Justo y Pastor de Madrid. En el anverso aparecen las figuras de los dos mártires, copiadas al parecer del conocido grabado renacentista que tantos motivos iconográficos ha inspirado o, más probablemente, de la medalla acuñada en Alcalá en 1897 en conmemoración del tercer centenario de las Santas Formas. El reverso reproduce una imagen de la Inmaculada junto con la leyenda “Congregación de las Hijas de María”. Aunque no he podido datarla, cabe suponer que debió de ser realizada durante su presencia en esta iglesia.


Medalla de la parroquia de los Santos Justo y Pastor (segunda variante)


Existe una variante de la medalla con el mismo cuño por ambas caras -aunque de peor calidad, y probablemente más reciente- en la que cambia la leyenda anterior de la cara de la Virgen por “Colócame como sello sobre tu corazón”, manteniéndose la de los Santos Niños.


Medalla de la parroquia de la Beata María Ana de Jesús


Diferente de las anteriores es otra medalla claramente inspirada en su homóloga alcalaína, puesto que reproduce no sólo el dibujo de los Satos Niños sino también la orla. Fue acuñada por la Congregación de la Doctrina Cristiana cabe suponer que en Madrid, puesto que en el reverso figura la parroquia de la Beata María Ana de Jesús, una religiosa madrileña que vivió entre los siglos XVI y XVII cuya advocación es muy poco frecuente fuera de la capital de España, por lo que ha de atribuirse a la parroquia madrileña de este nombre, situada en el distrito de Arganzuela cerca de la plaza de Legazpi. Puesto que la parroquia fue creada en el año 1950 la medalla sería posterior a esta fecha, aunque la Congregación de la Doctrina Cristiana ya no está radicada allí y no pude conseguir información sobre ella.




San Ildefonso




Fachada de la parroquia de San Ildefonso, ahora también de los Santos Justo y Pastor


Con fecha 1 de agosto de 2016 el Arzobispado de Madrid decretó la supresión de la parroquia de la Virgen de las Maravillas, que quedaba anexionada a la de San Ildefonso aunque el proceso no se completó hasta el mes de octubre, celebrándose previamente un acto de hermanamiento entre ambas parroquias el 11 de septiembre. El Ayuntamiento de Madrid, propietario del edificio, encargó su gestión a la Comunidad de San Egidio, manteniéndose también como santuario de la Virgen de las Maravillas.




Vista lateral desde la plaza


Por su parte la nueva parroquia pasó a denominarse de San Ildefonso y de los Santos Justo y Pastor, que pasaron a ser cotitulares de ella. Aunque esta anexión se debió al hecho de que San Ildefonso era la parroquia más cercana a la iglesia de las Maravillas, apenas a unos centenares de metros de distancia, se da la circunstancia, casual pero curiosa, de que los Santos Niños quedaron unidos de esta manera a un santo muy vinculado a Alcalá a través de los arzobispos de Toledo, ciudad de la que es patrón, por lo que fue a él a quien el Cardenal Cisneros consagró el Colegio Mayor de la Universidad, mientras su iconografía habitual, que representa a la Virgen imponiéndole la casulla, es frecuente en Alcalá pudiéndose contemplar, entre otros lugares, en la fachada principal de la Catedral-Magistral y en la portada de la capilla de San Ildefonso.




Vista general del presbiterio


La iglesia de San Ildefonso está situada en la plaza homónima, entre las dos Correderas -Alta y Baja- de San Pablo y la calle de Fuencarral. Fue fundada en 1629, e inicialmente estuvo aneja a la parroquia de San Martín. En 1809 fue uno de los templos derribados dentro del proyecto de modernización urbanística de Madrid trazado por los gobiernos de José Bonaparte, lo que motivó su traslado al vecino convento de San Plácido. Fue convertida en parroquia en 1820 cuando todavía no contaba con templo propio, ya que éste fue construido hacia 1827 siguiendo trazas neoclásicas y con unas dimensiones más modestas, puesto que la iglesia original ocupaba también el solar de la actual plaza.




Relieve del retablo con las imágenes de los Santos Niños


No acabarían aquí sus tribulaciones, puesto que en 1832 sufrió un incendio que provocó graves daños e hizo necesaria una reconstrucción que incluyó la reconstrucción de la fachada -con unos resultados bastante anodinos- y un nuevo recorte en sus dimensiones, puesto que ésta fue retranqueada en relación con la anterior. Tras la Guerra Civil, durante la cual la iglesia fue utilizada como almacén y asimismo graves daños, en 1952 fue sometida a una nueva restauración instalándose en el presbiterio el actual retablo neoclásico, del que desconozco su procedencia, el cual está coronado por un monumental relieve, atribuido a Gaspar Becerra, que representa la imposición de la casulla a san Ildefonso.

El interior de la iglesia, de tres naves con planta de cruz griega, es mucho más interesante que su insulso exterior, tanto desde el punto de vista arquitectónico como artístico, ya que además del retablo y el relieve conserva una notable imaginería salvada de los destrozos de la Guerra Civil, entre la que destacan un San Antonio de Padua y un San José de Francisco Vergara el Mozo y el Cristo de la Misericordia, un crucifijo anónimo del siglo XVII. Tienen allí su sede la hermandad de la Virgen del Monte, filial de la venerada en la localidad manchega de Bolaños de Calatrava y trasladada desde la iglesia de las Maravillas, y la hermandad de la Borriquita, una de las más recientes cofradías de Semana Santa matritense.


Imágenes de san Justo (izquierda) y san Pastor (derecha) en su nuevo emplazamiento


Tras su nuevo desahucio, el segundo de su agitada historia, las imágenes de los Santos Niños fueron llevadas a la nueva sede de su compartida parroquia y colocadas en la parte alta del retablo mayor, a ambos lados del relieve de san Ildefonso, aprovechándose la repisa sobre la cual se apoya éste. Teniendo en cuenta las circunstancias su ubicación ha resultado idónea, aunque quedan un tanto aplastadas por las grandes dimensiones del relieve.




Otros templos

No se acaba en estas tres iglesias (la Pontificia, la de Maravillas y la de San Ildefonso) la relación de templos madrileños vinculados al culto de nuestros patronos, ya que hubo representaciones iconográficas suyas (por desgracia hay que hablar en pasado) en al menos otros tres templos: la colegiata de San Isidro y las parroquias de la Santa Cruz y San Cayetano, a las que quizá habría que sumar una cuarta, la de los Jerónimos.

Comencemos por la primera. Elías Tormo, en su libro Las iglesias del antiguo Madrid2, publicado inicialmente en 1927, nos relata que en una de las capillas de la entonces catedral, concretamente en la del crucero de la izquierda, existían en las estilobatas (pedestales con columnas) unas imágenes (no aclara si eran un cuadro o esculturas) de los santos Justo y Pastor con un apóstol. La iglesia fue saqueada en la Guerra Civil y todo su interior quedó destruido.

La parroquia de la Santa Cruz, una de las más antiguas de Madrid, estuvo situada inicialmente en la plaza de su nombre, junto a la plaza Mayor, aunque a finales del siglo XIX fue demolida, construyéndose una nueva iglesia con la misma advocación al inicio de la calle Atocha. Para su altar mayor pintó Claudio Coello en 1666 una serie de siete cuadros, uno de los cuales representaba a los santos Justo y Pastor. Este cuadro, junto con el resto de las obras que custodiaba la parroquia, desapareció en un incendio que tuvo lugar en 1763.




Vidriera de la parroquia de la Santa Cruz


No obstante el recuerdo a los mártires complutenses se mantiene vivo en una de las excelentes vidrieras que adornan el templo, realizadas en 1901 por el taller madrileño de José Maumejean sobre bocetos del polifacético -fue arquitecto, escultor, pintor y cartelista- Arturo Mélida y Alinari (1849-1902), autor entre otras obras del monumento a Colón de la capital española y de su sepulcro de la catedral de Sevilla. Como puede comprobarse en la fotografía, los dos hermanos aparecen representados en su iconografía habitual, vestidos de soldados romanos y portando los atributos del martirio -palma y corona de laurel- así como las tablillas escolares. Por cierto, más que niños semejan ser unos jóvenes robustos de bastante más edad de la que se les atribuye, 6 y 9 años. Unos rótulos situados bajo ellos identifican las figuras, san Justo a la izquierda y san Pastor a la derecha, y sobre sus cabezas aparecen los escudos de Alcalá y del cardenal Cisneros, respectivamente.

Está también la parroquia de San Millán y San Cayetano, situada al inicio de la calle de Embajadores junto al Rastro madrileño. Esta iglesia, originariamente la capilla de un convento de teatinos exclaustrado en 1836, era a decir de Elías Tormo una de las más espectaculares de Madrid, y también según este autor conservaba en la sacristía un retablo de san Millán en cuyo ático se encontraban los Santos Niños. El templo también fue saqueado durante la Guerra Civil, con lo cual esta representación de nuestros patronos desapareció para siempre. ¿Cuál era la razón de que estos mártires fueran recordados aquí? Tal como he comentado anteriormente la parroquia de San Millán, que estuvo situada en la confluencia de la calle de su nombre con la de Toledo, junto a la plaza de la Cebada, fue aneja de San Justo hasta 1806, fecha en la que adquirió rango parroquial. En 1869, varias décadas después de la exclaustración de los teatinos, la parroquia de San Millán se trasladó a la iglesia de San Cayetano compartiendo ambas advocaciones, al tiempo que se derribaba su antiguo templo. Es de suponer, pues, que el retablo descrito por Tormo procediera de la primitiva iglesia de San Millán, la cual recordaría su vinculación con la parroquia de San Justo con esas imágenes, por desgracia desaparecidas, de los Santos Niños.

Por último, según Antonio Ponz en la sacristía de la iglesia de los Jerónimos, junto al museo del Prado, habría existido un cuadro representando a nuestros patronos obra del pintor Antonio van Deper. Tal como pude comprobar personalmente ese cuadro ya no se encuentra allí, ni los sacerdotes responsables de la parroquia tenían el menor recuerdo del mismo. No obstante, quizá pudiera ser el que apareció a la venta en una casa de subastas, tal como explico en este artículo.




La Sacramental de San Justo


Además de las iglesias citadas, es preciso recordar que en Madrid existe también la Sacramental de San Justo. Las sacramentales son cementerios parroquiales (el de la Almudena o el de Carabanchel son municipales), y hay varias de ellas en la capital de España: San Isidro, San Justo, San Lorenzo y Santa María, aunque a mediados del siglo XIX Madoz cita varias más. La Sacramental de San Justo tiene por nombre oficial el de Sacramental de San Miguel, Santa Cruz, Santos Justo y Pastor y San Millán, nombres de las respectivas parroquias propietarias de la misma.


Sacramental de San Justo. Lápida situada a la entrada del recinto (izquierda) y lápida conmemorativa del 150º aniversario (derecha)


La Sacramental tuvo, no obstante, un precedente. Como es sabido, pese a que los gobiernos ilustrados de Carlos III intentaron acabar con la antihigiénica costumbre de enterrar a los fallecidos en el interior de las iglesias, no fue sino hasta ya entrado el siglo XIX cuando comenzaron a generalizarse en España los cementerios situados en recintos cerrados y por lo general radicados en las afueras de las poblaciones. En Madrid, concretamente, los primeros cementerios datan de la época de la Guerra de la Independencia y, como en otras ocasiones, la iniciativa se debió al rey intruso, pero en modo alguno despreocupado, José Bonaparte. Primero se creó el General del Norte, en los terrenos sobre los que se alza la actual calle de Arapiles y, al no resultar éste suficiente, en 1810 se construyó el General del Sur, situado frente a la Puerta de Toledo pero al otro lado del Manzanares, es decir, en la zona de Pirámides. Estaba dividido en ocho cuarteles, correspondientes a las ocho parroquias que abarcaba su circunscripción, siendo uno de ellos el de San Justo.




Grabado conmemorativo de la unión de las Sacramentales


Conocido por ser el lugar donde se enterraba a los ajusticiados, entre ellos el famoso bandolero Luis Candelas, se cerró oficialmente, al igual que el resto de los cementerios civiles de Madrid, en 1884, a raíz de la inauguración del nuevo camposanto de la Almudena. No obstante todavía seguiría en pie durante bastantes años, puesto que no fue sino hasta una fecha tan tardía como 1942 cuando finalmente fue derribado, trasladándose a la Almudena los restos que todavía se conservaban en él.




Bandeja conmemorativa del 150º aniversario de la Sacramental (erróneamente figura 1840)


El 4 de noviembre de 1845 el gobierno de Isabel II concedió la autorización para la construcción de la Sacramental de San Justo, que legalmente era (y lo sigue siendo) un cementerio privado. Éste fue construido en 1846 en un pequeño cerro situado al otro lado del río Manzanares, denominado por razones obvias Cerro de las Ánimas. Actualmente se encuentra situado casi enfrente del emplazamiento del antiguo estadio Vicente Calderón. Su superficie está dividida en varios patios cada uno de los cuales es a modo de un cementerio pequeño, correspondiendo cada uno de ellos -excepto los más modernos- a la parroquia a la que pertenecían, pudiéndose distinguir en él dos zonas diferenciadas: el cementerio original, situado en la cima del antiguo cerro y formado por un total de 6 patios (San Miguel, San Justo, Santa Cruz, Santa Catalina, San Millán y Santa Gertrudis), todos ellos construidos a lo largo del siglo XIX, y las ampliaciones del siglo XX (Perpetuo Socorro, Santísimo Sacramento, Las Ánimas y San José y San Pedro) distribuidas a lo largo de la cuesta que separa al recinto anterior del acceso desde el paseo de la Ermita del Santo. El más antiguo de todos ellos es el de San Miguel, que data de 1847 y sirve de acceso a los otros cinco patios decimonónicos, al fondo del cual se encuentra la capilla. El patio de San Justo, inaugurado en 1856, es el segundo en antigüedad, y está situado a la izquierda del de San Miguel.


Anverso y reverso de una medalla con el escudo de la Sacramental


La Sacramental es un cementerio romántico de bella estética, y en ella se alzan tumbas y mausoleos de gran valor artístico. Asimismo se encuentran enterrados allí numerosos personajes famosos y conocidos, de entre los cuales puede citarse a los pintores Genaro Pérez Villaamil y Antonio María Esquivel, el escultor Agustín Querol, el médico y escritor Gregorio Marañón, los dramaturgos Hartzenbusch, Bretón de los Herreros y los hermanos Álvarez Quintero, los generales Ros de Olano, Fernández de Córdoba y Pavía, los compositores Federico Moreno Torroba, Federico Chueca, Ruperto Chapí y Emilio Arrieta, los escritores Mariano José de Larra, José Espronceda, Pedro Antonio de Alarcón, y Ramón Gómez de la Serna, el poeta Ramón de Campoamor, el historiador Ramón Menéndez Pidal...


Estandarte de la Sacramental de San Justo y detalle del escudo, con las efigies de los Santos Niños


Pero lo más importante para nosotros es la existencia de hasta tres cuadros distintos, todos ellos con una iconografía muy similar, representando a los Santos Niños junto con san Millán y la custodia del Corpus Christi. Cuando visité el cementerio por vez primera en octubre de 1995 uno de ellos se encontraba en la capilla y el segundo en un lugar del que no tomé nota, quizá a la entrada, mientras no me fue posible localizar el tercero, que aparecía reproducido en el libro de Juan Antonio Pino3. En una segunda visita realizada en julio de 2012 no encontré a ninguno de los dos primeros -la capilla había sido remodelada por completo- pero sí el tercero, colocado en el vestíbulo de entrada al patio de San Miguel. Según me informaron en las oficinas los cuadros fueron trasladados a otro lugar, posiblemente el museo diocesano inaugurado en abril de 2007 en la catedral de la Almudena, aunque por el momento no me ha sido posible comprobarlo.

En cualquier caso, puesto que la Sacramental data de mediados del siglo XIX y los cuadros resultan ser, evidentemente, mucho más antiguos, la pregunta es inmediata: ¿De dónde proceden éstos? Bien, sigamos a Juan Antonio Pino, autor del libro del que he tomado la mayor parte de los datos que acabo de comentar sobre la historia de este cementerio.


Sacramental de San Justo. Cuadros de los Santos Niños (1995)


La Real e Ilustre Archicofradía Sacramental de San Miguel, Santa Cruz, Santos Justo y Pastor y San Millán se formó por la fusión de tres antiguas cofradías sacramentales: La de San Miguel, la de San Justo y Pastor y la de San Millán, las cuales hunden sus raíces en el siglo XVI. Estas cofradías tenían entre sus misiones la de dar sepultura a sus cofrades, aunque lógicamente no lo hacían en el cementerio actual por no haber sido éste construido todavía. Es bastante probable que estos tres cuadros procedan de estas cofradías, como parece indicar el hecho de que en ellos aparezcan representados los Santos Niños y san Millán en su advocación de Matamoros, similar por cierto a la de Santiago; recordemos que la iglesia de San Millán, antes de ser parroquia independiente, dependía de la de San Justo.




Sacramental de San Justo. Cuadro de los Santos Niños (2012)




El callejero




Antiguo rótulo de la calle de San Justo


Otra faceta de este estudio sobre la fecunda relación de nuestros patronos con Madrid es su presencia en el callejero madrileño. Existe una calle de San Justo, la cual tiene su inicio en la Puerta Cerrada y es continuada por la del Sacramento; puesto que en ella se alza la antigua parroquia de San Justo, es decir, la actual Basílica Pontificia de San Miguel, es inmediato concluir que el nombre de la calle se debe a la parroquia, habiéndolo mantenido incluso después del traslado de la misma al barrio de Malasaña. Eso sí, el rótulo de la calle que fotografié cuando escribí la primera versión de este artículo, allá por 1998, y que representaba al niño mártir que le daba nombre, fue sustituido en fecha indeterminada, anterior a la actualización que realicé en 2007, por el actual, que representa a un santo anciano que por razones obvias no puede ser nuestro san Justo; está claro que el responsable del tema no anduvo lo que se dice demasiado acertado.




Rótulo actual de la calle de San Justo


Hubo un tiempo en el que la calle Sacramento se llamó asimismo de San Justo, y callejeros antiguos de Madrid reseñan también una costanilla de San Justo, que pudo corresponder bien a la actual calle del Conde, bien a la del Cordón, y existió otra calle de San Justo, hoy travesía de Cabestreros, denominada así porque en ella se encontraba la casa donde tenía su sede la cofradía sacramental de San Justo.




Rótulo de la calle de los Mártires de Alcalá


Menos evidente resulta el caso de la calle Mártires de Alcalá, situada en pleno barrio de Argüelles ya que discurre entre Alberto Aguilera y Princesa; según diversos historiadores madrileños (yo concretamente sigo a Pedro de Répide4), el nombre de la calle se debe a la existencia en ese lugar de una ermita medieval dedicada a los Santos Niños, la cual habría sido erigida por los monjes benedictinos del monasterio madrileño de San Martín en recuerdo de los dos primeros arzobispos del reconquistado Toledo (don Bernardo y don Raimundo), benedictinos ambos (en realidad eran cluniacenses) y el segundo de ellos primer señor de Alcalá. A mí, ciertamente, la explicación me parece poco documentada históricamente, pero ésta es la versión que repiten todos los autores y como tal la reproduzco. En esta zona, situada extramuros de Madrid hasta bien entrado el siglo XVII, existió al parecer una de las pueblas, o pequeñas aldeas agrícolas, que rodeaban a la futura capital de España antes de que su gran expansión de los siglos XVI y XVII las acabara absorbiendo, por lo que cabe suponer que esta hipotética ermita, de la que no queda hoy el menor rastro, pudiera haber servido para prestar asistencia religiosa a sus habitantes.

También podría ser incluida en esta relación la calle Yuste, situada en el barrio de Vallecas junto al parque de Entrevías; aunque evidentemente está dedicada al monasterio cacereño de este nombre (de hecho todas las calles vecinas ostentan topónimos extremeños), lo cierto es que Yuste no es sino una corrupción de Juste, Justo en castellano antiguo, lo que justifica su presencia aquí.




Otras referencias


Por último, cabe reseñar que el 10 de abril de 1978 se inauguró en el barrio de Usera, más concretamente en el número 75 de la calle Rafaela Ibarra en su confluencia con la del Cristo de la Victoria, un colegio especializado en la atención de enfermos de parálisis cerebral, el cual fue bautizado con el nombre de los Santos Justo y Pastor. El colegio había sido promovido por la asociación PACYS, pero ante la insolvencia económica de ésta fue subastado en una fecha comprendida entre septiembre de 1987 y septiembre de 1993, adquirido por la empresa constructora Jotsa y cedido a la asociación ANDE, dedicada a la atención de personas con discapacidad psíquica, que lo rebautizó con el nombre de residencia San Vicente que sigue conservando en la actualidad.

Asimismo, en las proximidades del aeródromo de Cuatro Vientos existe una residencia de ancianos con el nombre de San Justo y San Juan de Dios.

Y eso es todo... Por ahora, ya que la experiencia me demuestra que en el fértil campo del estudio del culto a los Santos Niños en España constantemente aparecen nuevas referencias; las cuales incluiré aquí oportunamente.




1 AGULLÓ Y COBO, Mercedes. La Basílica Pontificia de San Miguel (antigua parroquia de los Santos Justo y Pastor). Ciclo de conferencias sobre monumentos madrileños. Ayuntamiento de Madrid (Delegación de Educación) e Instituto de Estudios Madrileños. Madrid, 1970.
2 TORMO Y MONZO, Elías. Las iglesias del antiguo Madrid. Instituto de España. Madrid, 1985.
3 PINO, Juan Antonio. Cementerio de la Sacramental de San Justo de Madrid. Madrid, 1995.
4 RÉPIDE, Pedro. Las calles de Madrid. Ed. La Librería. Madrid, 1995.


Ver también:
Los bustos ¿desaparecidos? de los Santos Niños del convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid
Los Santos Niños en la pintura. El cuadro de José del Castillo
Los Santos Niños en la orfebrería. La placa de bronce de la Fundación Lázaro Galdiano


Publicado el 31-1-1998, el 7-2-1998 y el 14-2-1998, en los nº 1.558 a 1560 de Puerta de Madrid
Actualizado el 21-7-2021