Los Santos Niños en España
Su culto
en la comarca de Peñafiel (Valladolid)
A lo largo de mis investigaciones sobre el tema de la extensión del culto a los Santos Niños por buena parte del territorio peninsular, me he encontrado con varios descubrimientos dignos de interés: Primero, que se trata de un culto muy antiguo con orígenes en la época visigoda (lo que cuadraría con la historia de San Fructuoso) o en los primeros siglos de la Reconquista, y segundo que está extendido por amplias zonas de la geografía española (y probablemente portuguesa) aunque no de una manera uniforme, puesto que en la mitad sur peninsular y en la mayor parte del litoral mediterráneo el culto a nuestros mártires está prácticamente ausente a excepción de contados lugares como son Manises (en Valencia) o la ciudad de Granada.
La otra mitad, que tendría por límite aproximado el río Tajo para luego abarcar, por el este, las tierras de Aragón y el norte de Cataluña, presenta por el contrario una sorprendente abundancia de iglesias, ermitas y topónimos que nos traen el recuerdo de los Santos Niños, dándose además una curiosa distribución geográfica que nos permite seguir con toda claridad las distintas etapas históricas en las que el culto a estos mártires se extendió por las distintas regiones españolas. Así, los abundantes lugares de Galicia, Asturias y diversas comarcas leonesas como la del Bierzo serían probablemente los más antiguos remontándose el culto de los mismos hasta la época visigoda; más recientes, pero anteriores en todo caso a los siglos X u XI, serían los ubicados en el solar del antiguo condado de Castilla (Los dos Campoos, norte de la provincia de Burgos, la Rioja), en los condados aragoneses o en la Cataluña Vieja llegando hasta Barcelona por el sur. Posteriormente habría una tercera oleada con ocasión de la repoblación de las tres Extremaduras: la aragonesa (Teruel), la castellana (Soria, Segovia, Ávila y parte de Burgos y Valladolid) y la leonesa, en especial la provincia de Cáceres.
Estas repoblaciones serían efectuadas con gentes procedentes del norte de los respectivos reinos, por lo que no es de extrañar que estos colonos trajeran a sus nuevas tierras tradiciones aprendidas en sus antiguos solares. Este fenómeno es especialmente significativo, como ya he apuntado, en la antigua Extremadura castellana, donde encontramos un elevado número de lugares en los que de una u otra manera se conserva el recuerdo de los santos Justo y Pastor.
Especialmente significativo es el caso de la provincia de Valladolid, donde encontramos dos núcleos situados curiosamente en los dos extremos de la provincia, mientras en el área de la capital su culto, aunque no desconocido, es mucho menos frecuente. El primero, del cual hablo en el correspondiente artículo, se situaría al norte de la provincia, en la Tierra de Campos y tendría asentamiento en Cuenca de Campos y La Unión de Campos, extendiéndose por la vecina comarca leonesa de Sahagún de Campos y también, hacia el este, por la provincia de Palencia.
El segundo se ubica en torno a la localidad de Peñafiel, en el extremo oriental de la provincia, lindante con las vecinas de Burgos y Segovia. Son tierras bañadas por el Duero y por afluentes suyos como el Duratón, conocidas principalmente por sus afamados viñedos aunque son muchos más sus atractivos, destacando principalmente su importante patrimonio histórico.
Son siete, en total, las referencias que tengo recogidas en esta comarca, las cuales corresponden a los siguientes lugares:
Mapa parcial de
la provincia de Valladolid elaborado a partir de un original de la
Wikipedia
1.- Santiuste |
5.- Peñafiel |
De todos ellos tan sólo en Manzanillo, Aldeyuso y en la algo más alejada Torrescárcela tienen a los Santos Niños como patronos, correspondiendo las cuatro referencias restantes a su presencia iconográfica -sin culto especial-, a citas históricas o a topónimos. Puesto que estos tres pueblos cuentan con artículos propios1, aquí hablaré de los cuatro restantes, basándome principalmente en la información proporcionada por el Catálogo monumental de la provincia de Valladolid en el tomo correspondiente al antiguo partido judicial de Peñafiel2. Para ello me fue fundamental la ayuda prestada por Pablo Cano, un historiador nacido precisamente en Peñafiel que me lo prestó amablemente, ya que al estar agotado yo no había tenido ocasión de conseguirlo.
Santiuste
Topónimo con el que se conoce a un paraje perteneciente al término municipal de Villavaquerín de Cerrato. Entra dentro de lo posible que se trate de la única pervivencia que queda hoy en día de un antiguo despoblado medieval vinculado al culto a los santos Justo y Pastor, pero nada he podido determinar al respecto.
Retuerta
Municipio de Sardón de Duero. Otro posible despoblado en el que en la Edad Media existió una iglesia de los santos Justo y Pastor, hoy desaparecida, situada en las cercanías del monasterio de Santa María de Retuerta.
Valbuena de Duero
Situada a unos quince kilómetros aguas abajo de Peñafiel, en pleno corazón de la Ribera del Duero (en su término municipal se asienta la afamada bodega Vega Sicilia), a diferencia de sus vecinas yo no tenía la menor idea de que en esta población, de unos 500 habitantes, pudieran existir vínculos con el culto a los Santos Niños, ya que fue al consultar el citado Catálogo monumental del partido de Peñafiel cuando hice el descubrimiento. La explicación de que en un principio se me pasara por alto es sencilla: aquí la parroquia no está consagrada a los Santos Niños sino a Santa María del Castillo, aunque en ella se conservan unos imágenes de los mártires alcalaínos. No obstante, ni son los patronos del pueblo ni, en consecuencia, se celebra en él su festividad.
En realidad, y desde un punto de vista artístico, no es la parroquia el edificio más interesante de esta población, sino el cercano monasterio cisterciense de Santa María de Valbuena, abandonado durante las desamortizaciones del siglo XIX y hoy en día sede de la Fundación de las Edades del Hombre, siendo visitable en su totalidad tras una esmerada restauración.
Pero lo que a mí me interesaba, sin desdeñar en modo alguno a tan importante monumento, era la modesta -por comparación- iglesia parroquial de Valbuena, la cual pude visitar gracias a la amabilidad de don José Luis Velasco, el párroco local.
Valbuena de Duero.
Parroquia
Levantada en el siglo XVI (la torre no sería rematada hasta el XVIII), consta de tres naves separadas por pilares que sostienen arcos de medio punto, rematándose el edificio con bóvedas arista del siglo XVIII excepto en la capilla mayor, donde se conserva la bóveda original del XVI. El retablo mayor es de finales del siglo XVI y está presidido por la Virgen del Rosario, encontrándose en él sendas esculturas de otros dos hermanos, los santos Cosme y Damián.
Las imágenes de los Santos Niños no se encontraban allí, sino en una capilla lateral. Éstas son de pequeño tamaño, unos veinticinco centímetros de altura, y fueron talladas en el siglo XVIII en estilo rococó. Como puede comprobarse en la fotografía las imágenes responden a la iconografía tradicional de estos mártires, los cuales están vestidos a la romana aunque, como suele ser habitual, han perdido los atributos que suelen portar en las manos, las tablillas escolares y las palmas del martirio.
Valbuena de Duero.
Imágenes de los Santos Niños
Fácilmente se deduce que estas imágenes no formaban parte original del retablo, sino que fueron colocadas allí procedentes de alguna otra parte. Mas, ¿de dónde? El párroco no me pudo decir nada al respecto, por lo que tan sólo podemos plantear hipótesis. ¿Pertenecieron quizá a la iglesia del cercano monasterio? Es posible, pero conviene no olvidar que fueron precisamente los monjes cistercienses los encargados por el Papa de introducir en España el culto romano en sustitución, no sin resistencias, del tradicional culto mozárabe al que tan vinculados estaban nuestros patronos. ¿Proceden, por el contrario, de algún antiguo despoblado, hoy ya desaparecido? Pudiera ser también, dado que ésta es una zona donde todo parece indicar que floreció el culto a los Santos Niños a raíz de su repoblación por los condes castellanos, de los cuales se sabe que eran devotos de los mismos. En cualquier caso, y al igual que ocurre con Peñafiel, la investigación está tan sólo iniciada y a la espera de poder encontrar nuevos datos.
Peñafiel
Fortificada a finales del siglo X por el conde castellano Sancho García, que la convirtió en una de las principales plazas fuertes de la frontera frente al entonces poderoso califato cordobés (eran los tiempos de Almanzor), todos los indicios conducen a pensar que Peñafiel debió de ser el foco a través del cual el culto a los Santos Niños debió de irradiar hacia los pueblos cercanos, pese a lo cual hoy en día, paradójicamente, no se conserva en esta población recuerdo alguno de ellos, aunque sí es posible rastrear su más que probable existencia en el pasado a raíz de la repoblación que siguió a la reconquista de estas tierras de la Extremadura castellana, como veremos más adelante.
Aunque no he conseguido encontrar ninguna referencia explícita sobre la existencia de una hipotética parroquia de San Justo, o de San Justo y Pastor, sí está documentada la existencia en esta localidad no de uno, sino de dos templos consagrados al Salvador. Tal como he comentado en otros artículos, la implantación a finales del siglo XI de la liturgia romana en sustitución de la tradicional liturgia mozárabe supuso, en lo que al culto a los Santos Niños respecta, un importante cambio ya que, por coincidir ambas festividades en una misma fecha (el seis de agosto) y ser la segunda de ámbito general y no local, son varios los casos que se han dado a lo largo de la historia de olvido de los Santos Niños en beneficio de la Transfiguración del Señor, advocación real de la que popularmente suele ser conocida como El Salvador.
Parroquia de San Miguel de
Peñafiel
Fotografía tomada de la
Wikipedia
Al llegar a este punto es preciso andar con cuidado ya que, aunque están documentados bastantes casos de trasposición del culto de los Santos Niños al del Salvador, no todas las iglesias del Salvador, ni mucho menos, tuvieron su origen como parroquias de los Santos Niños, dándose el caso, incluso, de que ambas coexistieran en bastantes lugares. Sin embargo, el hecho de que en Peñafiel hubiera dos iglesias del Salvador ya infunde sospechas, puesto que no era habitual (aunque tampoco imposible) que una advocación se repitiera en una misma población.
Estas dos iglesias del Salvador de Peñafiel fueron la de San Salvador el Antiguo, de la que tan sólo se tiene noticia histórica, y la de San Salvador de los Escapulados, derribada en la década de los años sesenta del pasado siglo, siendo trasladados a la parroquia de San Miguel de Reoyo los objetos de culto que se conservaban en la misma; retengamos en la memoria este último dato, ya que nos resultará interesante.
La pista me vino cuando, al describir el interior de la parroquia de San Miguel, Enrique Valdivieso cita la existencia, en la nave del Evangelio (la de la izquierda, según miramos de frente al altar mayor), de una pintura de la Virgen con el Niño y los Santos Justo y Pastor. Es de mediados del siglo XVII y posee el estilo del pintor de Curiel, Baltasar de la Puente. Lamentablemente Enrique Valdivieso no es más explícito, pero no obstante este comentario resulta ser útil para constatar que, en fecha tan tardía como es el siglo XVII, debió de existir todavía algún tipo de culto a los Santos Niños en Peñafiel, por más que hubieran dejado de ser titulares de su parroquia varios siglos antes. ¿Procedería este cuadro de la desaparecida parroquia de San Salvador de los Escapulados? Es bastante probable, pero sería necesario profundizar en la investigación de este tema.
Cuadro que se conserva en
la iglesia de San Miguel de Peñafiel
En cuanto tuve ocasión, aprovechando una visita a Peñafiel, entré en la parroquia de San Miguel buscando el cuadro, al cual encontré no en la nave del Evangelio, tal como indicaba Enrique Valdivieso, sino debajo del coro, es decir, a los pies de la misma. La descripción dada por este autor, tal como se puede comprobar en la fotografía, concuerda plenamente con el cuadro, ya que en el centro del mismo aparece la Virgen flanqueada a ambos lados por dos mártires vestidos con una túnica romana, mientras portan en sus manos las palmas del martirio; hasta aquí todo es correcto y encajaría plenamente con la iconografía clásica de nuestros patronos, a no ser por un pequeño detalle: No son dos niños, sino dos jóvenes maduros que llevan barba y bigote.
¿Invalida este hecho la atribución de Enrique Valdivieso? En absoluto, por más que su autor convirtiera en adultos a quienes según la tradición eran tan sólo unos niños. Ha de tenerse en cuenta que a mediados del siglo XVII lo más probable es que el recuerdo a los Santos Niños estuviera ya bastante olvidado en Peñafiel, por lo que no es de extrañar que si se le encargó un cuadro sobre ellos a un pintor que no conocía su historia y que sólo sabía que eran dos hermanos que fueron martirizados en la época romana, pudiera éste incurrir en tan patente error confundiéndolos con otras parejas de santos tales, como por ejemplo, Cosme y Damián.
1Ver
también:
Los Santos Niños en
España. Su culto en Aldeyuso (Valladolid)
Los Santos Niños en España. Su culto en
Manzanillo (Valladolid)
Los Santos
Niños en España. Su culto en Torrescárcela
(Valladolid)
2 VALDIVIESO, Enrique. Catálogo monumental de la provincia de Valladolid. Antiguo partido judicial de Peñafiel. (Tomo VIII). Diputación Provincial de Valladolid. Valladolid, 1975.
Publicado el 1-10-1994, el 4-3-1995 y el 12-10-1996,
en los nº 1.400, 1.421 y 1.496 de Puerta de Madrid
Actualizado
el 20-6-2024