Marte, el enigmático
A pesar de que esta novela continúa a la anterior sin el menor salto entre ambas, apareció con el número 64 tras un intervalo de dos novelas que fue cubierto por una aventura del profesor Hasley. ¿Por qué razón existe esta interrupción? Lo ignoro, aunque lo más sencillo es suponer que las novelas no estaban terminadas y Enguídanos necesitaba un respiro. En todo caso, se trata de algo irrelevante para el desarrollo de la narración.
Tal como ha sido comentado, Marte, el enigmático comienza justo donde terminara Más allá del Sol, con los supervivientes de la frustrada expedición terrestre buscando desesperadamente los medios para preservar su supervivencia hasta la llegada de una hipotética y más bien poco probable expedición de rescate. Vagando por las desérticas llanuras marcianas penetrarán (¡también es casualidad!) en un cañón que ha de conducirlos a un extraño cementerio donde descubren los últimos vestigios de una extinta civilización marciana.
Un cúmulo de casualidades realmente poco verosímiles hace que los terrestres descubran una antigua ciudad marciana construida en las entrañas del planeta, circunstancia justificada por el autor en base a la desaparición del oxígeno en la atmósfera del planeta, razón por la cual los antiguos marcianos se habrían visto obligados a refugiarse en ciudades excavadas en la roca como única manera de conservar en ellas una atmósfera respirable. La ciudad, inmensa dado que los marcianos son descritos como gigantes, se encuentra en un perfecto estado de conservación pero completamente vacía; aparentemente, los marcianos se han extinguido completamente.
Pero no. Tras explorar la desierta ciudad los terrestres encuentran al último representante vivo de la otrora floreciente civilización terrestre: Un gigante humanoide que los acoge bondadosamente proporcionándoles alimento y aire respirable, al tiempo que les promete ayuda para retornar a la Tierra cuando sea enviada una expedición de rescate. Tras algunas reticencias iniciales por parte de varios miembros de la expedición, éstos quedan finalmente convencidos de la sinceridad de su anfitrión marciano.
Sin embargo, las cosas no podían ir tan bien; puesto que la novela está escrita en plena guerra fría (mediados de los años cincuenta) y por medio pululaban bastantes rusos, era de esperar que estos acabaran siendo los malos. En resumen: Los terrestres descubren la existencia de una astronave y los rusos deciden apoderarse de ella abandonando al resto de los expedicionarios (norteamericanos en su mayoría) en Marte. De paso aprovechan para matar al marciano aunque no tienen en cuenta una cosa completamente inverosímil, pero necesaria para dar dramatismo al guión: Éste tiene adosado un adminículo a su corazón que provocará la destrucción de la ciudad una vez haya fallecido. Absurdo, pero real.
Por fortuna el protagonista, que para eso es muy listo, se dará cuenta casi a tiempo; los expedicionarios no podrán evitar el asesinato del bondadoso marciano, pero al menor impedirán la fuga de los rusos gracias al expeditivo método de acribillarlos a todos ellos... Incluida la novia del protagonista, lo cual lo deja bastante hecho polvo como cabría suponer. De paso, salen por pies de Marte en la misma astronave marciana (no hay otra) que querían robar los rusos, aunque en esta ocasión con el beneplácito del moribundo marciano, que les insta a huir de allí dado que el último latido de su corazón coincidirá con la destrucción total de la ciudad. Y fin.
Publicado el 6-11-1998 en el Sitio de Ciencia Ficción