Clasificación de las estrellas en función de sus características físicas y su edad, diferenciándose entre los dos tipos básicos -Población I y Población II- en que se pueden clasificar las estrellas de una galaxia espiral como la Vía Láctea o la galaxia de Andrómeda.

La Población I, predominante en los brazos espirales, está formada por estrellas jóvenes de segunda -o posterior- generación, ricas en elementos pesados, puesto que las nubes de gases que las formaron contaron con la aportación de materia procedente de antiguas supernovas. El Sol pertenece a este grupo.

La Población II, asentada preferentemente en el núcleo galáctico y en los cúmulos globulares, consta de estrellas viejas supervivientes de las primeras etapas de la formación de nuestra galaxia, en general de baja masa puesto que las de masas más elevadas se extinguieron ya hace tiempo. Estas estrellas suelen ser más pobres en metales pesados que las de la Población I, ya que sólo poseen los sintetizados por ellas mismas al no contar con las aportaciones de antiguas supernovas.

Se especula con la posibilidad de la existencia de una Población III, que estaría formada por estrellas todavía más antiguas que las anteriores, en las cuales la carencia de elementos medios y pesados sería absoluta al estar constituidas exclusivamente por hidrógeno y helio. Puesto que estas hipotéticas estrellas haría tiempo que habrían agotado su ciclo vital, habrá que buscarlas, como vestigios del pasado, en galaxias muy lejanas, lo que equivale a decir procedentes de un pasado remoto.