La presencia de Cervantes en Madrid
El monumento
de la plaza de España
Vista general del monumento a
Cervantes
De todos los hitos cervantinos presentes en Madrid sin duda el más conocido de todos es el grandioso monumento que se alza en la plaza de España, dedicado al conjunto de la obra del escritor complutense y presidido por su estatua sedente labrada en piedra. Curiosamente se trata de un monumento relativamente reciente, ya que su origen radica en un concurso público convocado en 1916 con ocasión del tercer centenario de la muerte de Cervantes, habiéndose financiado su construcción con una suscripción pública en la que participaron todos los países de habla hispana, razón por la cual el monumento fue coronado con un globo terráqueo alusivo a esta universalidad.
Sin embargo su proceso de gestación no sería nada fácil, prolongándose durante varias décadas. Veamos los avatares del mismo.
El proyecto ganador fue el presentado por los arquitectos Rafael Martínez Zapatero y Pedro Muguruza Otaño, junto con el escultor Lorenzo Coullaut-Valera Mendigutia (Marchena, 1876 - Madrid, 1932), comenzándose su construcción en 1925. El lugar elegido para su ubicación, la actual plaza de España, había sido hasta pocos años antes el solar del desaparecido cuartel de San Gil, demolido a principios de la centuria, al que se había sumado la vecina plaza de San Marcial. Así pues, se trataba de un nuevo entorno urbanístico de la ciudad, anterior por poco al trazado de la vecina Gran Vía.
El monumento, por cierto, no se ubicó como hubiera parecido más lógico en la esquina de la plaza de España con la Gran Vía y la calle Princesa, sino al otro extremo de la misma, mirando además hacia la cuesta de San Vicente y la estación de Príncipe Pío. Por esta razón, da la impresión de que Cervantes y sus personajes dieran la espalda a Madrid en lugar de mirar hacia el centro de ella.
Billete de banco representando
al entonces todavía inconcluso monumento de la plaza de
España
Curiosamente, un billete de 100 pesetas emitido en 1928 recoge como motivo principal el todavía inconcluso monumento junto con un retrato (apócrifo, como todos ellos) del autor del Quijote, mientras que en el reverso se reproduce un cuadro de Luis Menéndez Pidal titulado Encuentro de don Quijote con los duques.
Aunque entre 1925 y 1930 se construyó la mayor parte del monumento, tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera las convulsiones de la II República primero, y la Guerra Civil después provocaron una paralización de las obras, que no se reanudaron hasta bien entrada ya la posguerra, encargándose Federico Coullaut-Valera (Madrid, 1912 - Segovia, 1989), hijo del anterior, de esculpir entre 1956 y 1957 las estatuas de Aldonza Lorenzo y Dulcinea, y en 1960 las de Rinconete y Cortadillo y la Gitanilla.
Remate del monumento (izquierda) y estatua de Cervantes (derecha) |
El elemento principal del monumento, de grandes proporciones, es un alto pináculo en forma de pirámide truncada, el cual está rematado tal como comenté por una bola del mundo. En la parte delantera del mismo, es decir, la que mira a Príncipe Pío, se alza una estatua sedente de Cervantes realizada en piedra, a cuyos pies se aprecia la cruz trinitaria por haber sido frailes de esta orden los que rescataron al escritor cuando estaba cautivo en Argel.
Trasera del monumento. Fuente
(arriba) y alegoría de la literatura
La parte trasera del pináculo está rematada con una fuente ornamental, sobre la cual se alza una figura femenina con un libro abierto en la mano que representa, según unas fuentes, a la literatura, y según otras a Isabel de Portugal, la esposa de Carlos V y madre de Felipe II. Puesto que a esta emperatriz, que murió ocho años antes de que naciera Cervantes, no le conozco ningún vínculo, ni tan siquiera póstumo, con el escritor del Quijote, yo personalmente me inclino por la primera interpretación. A los lados de ésta, y en una posición más baja, se encuentran sendas esculturas representando a un indio (en homenaje al Nuevo Continente), y a Perseo, como símbolo del valor militar. La concha de la fuente tiene grabados en el borde, muy deteriorados por cierto, los escudos de los países hispanohablantes.
Laterales del monumento.
Rinconete y Cortadillo (iarriba) y la Gitanilla
Las dos caras laterales están adornadas con sendos motivos escultóricos representando a Rinconete y Cortadillo y a la Gitanilla, el primero en la cara norte (la que mira hacia Moncloa) y el segundo en la cara sur (la orientada hacia la Gran Vía). Labrados por Federico Coullaut-Valera en 1960, éstos son los últimos elementos que fueron incorporados al monumento.
Grupo escultórico de
don Quijote y Sancho
En la parte delantera, adelantadas con respecto al pináculo principal, se encuentran las que sin duda son las esculturas más famosas del monumento, el grupo fundido en bronce (el resto de éste está labrado en piedra) que representa a don Quijote y Sancho Panza, ambos cabalgando el uno sobre Rocinante y el otro sobre su asno. Como curiosidad, cabe reseñar que el boceto en bronce de estas esculturas fue instalado en 1970 en la plaza de Cervantes de San Sebastián.
Dulcinea (izquierda) y Aldonza Lorenzo (derecha) |
El monumento se remata, por último, con las también tardías imágenes (1956-1957) de Aldonza Lorenzo y Dulcinea, situadas sobre unos pedestales que flanquean al pináculo.
Publicado el 3-10-2011
Actualizado el 23-6-2015