La presencia de los Santos Niños en
Aragón (III)
Las comarcas oscenses de la Hoya de Huesca,
Somontano
y La Litera
Comarcas oscenses con culto a
los Santos Niños: Jacetania (azul claro), Alto Gállego
(amarillo),
Sobrarbe (violeta), Ribagorza (naranja), Hoya de Huesca (rojo),
Somontano (verde)
y La Litera (azul oscuro). Elaboración propia a
partir de un original de la
Wikipedia
Tras los dos artículos anteriores dedicados a la presencia de los Santos Niños en la provincia de Huesca, correspondientes a las cuatro comarcas pirenaicas, este tercero concluye con las tres comarcas centrales de la Hoya de Huesca, el Somontano y La Litera.
Tal como era de esperar dada la evolución histórica de la expansión de su culto, la presencia de los Santos Niños en esta zona central de la provincia es muy inferior a la pirenaica, tan sólo cuatro del total de veintinueve referencias que tengo registradas, mientras en las tres comarcas del sur no existe ninguna; y aun la mayoría de ellas se deben, como veremos más adelante, a circunstancias ajenas y más tardías a la dinámica general de esta expansión, mientras que a Nocito, pese a ser el foco principal de esta expansión altomedieval, lo he integrado aquí siguiendo la división administrativa actual, pese a que ésta no se ajusta a la realidad histórica de los tiempos de san Urbicio.
De estas cuatro referencias dos corresponden a la Hoya de Huesca, una al Somontano y la última a La Litera.
Lugares vinculados con los Santos
Niños en Sobrarbe (verde), Ribagorza (rosa), Hoya de Huesca
(violeta) y Somontano (azul). Mapa elaborado a partir de un original de la
Wikipedia
Nocito
Iglesia de San Urbez de Nocito
(Huesca)
Fotografía tomada de
www.romanicoaragones.com
Situada en el Prepirineo, a mitad de camino entre Huesca y Jaca, Nocito es una pequeña población con tan sólo 28 habitantes censados adscrita administrativamente el municipio de Nueno. No se puede hablar de Nocito sin hacerlo de san Urbicio, o san Urbez como le conocen en la zona, responsable como ya he comentado en numerosas ocasiones, de la expansión del culto a los Santos Niños por todo el Pirineo oscense.
Así pues, recordemos a grandes rasgos su vida. Nacido en Burdeos el año 702, según la tradición hacia el año 717 Urbicio y su madre fueron hechos prisioneros y llevados a algún lugar del norte de España, quizá a raíz de una de las incursiones que, una vez conquistada la práctica totalidad de la península Ibérica, procedieron a realizar los invasores por el sur de Francia hasta ser derrotados en la batalla de Poitiers en el año 732. Urbicio permaneció esclavo de los musulmanes durante bastante tiempo y, tras ser liberado con unos treinta años de edad, antes de volver a Francia habría hecho escala en la antigua ciudad de Compluto con la intención de visitar la tumba de los Santos Niños, de cuyo culto era devoto.
Iglesia de San Urbez de Nocito
(Huesca)
Retablo con las imágenes de san Urbicio y los Santos
Niños
Fotografía tomada de
www.romanicoaragones.com
Las consecuencias de esta visita fueron trascendentales, ya que Urbicio partió de la ciudad llevándose las reliquias de los dos mártires, se desconoce si por haberle sido entregadas por los propio complutenses, temerosos de que éstas fueran profanadas por los musulmanes, o si simplemente las robó. Tras deambular durante muchos años por los Pirineos y el sur de Francia llevando una vida de pastor y anacoreta, siempre portando consigo las preciadas reliquias, Urbicio fue ordenado sacerdote en el desaparecido monasterio de Val de Onsera cuando contaba con unos cincuenta años de edad, residiendo en varios lugares como el valle de Vió, Abella o Cerésola antes de asentarse como ermitaño en la cueva de Ayral, muy cercana al actual santuario.
Llevando siempre una vida ascética, san Urbicio desarrolló una intensa actividad pastoral que le proporcionó fama de santo en toda la comarca. Al morir en 802, a los cien años de edad, pidió ser enterrado en Nocito junto a sus preciadas reliquias, respetándose su voluntad.
Fue enterrado en la ermita de Santa María, donde también se custodiaron las reliquias de los santos Justo y Pastor hasta que finales del siglo XV se llevaron a San Pedro el Viejo de Huesca. En 1701 sus restos se trasladaron al actual santuario de su nombre, el cual tiene su origen en un antiguo monasterio, documentado en 1093, que en 1279 dependía de San Pedro el Viejo.
El templo actual, situado en el monte a unos tres kilómetros de distancia del pueblo, data del siglo XII aunque fue muy transformado en el XVI y reformado de nuevo en el XVIII. En el retablo de una capilla lateral, flanqueando a la imagen de san Urbicio representado de pastor como es habitual, se encuentran las de los santos Justo y Pastor.
Huesca
Arcas de las reliquias de los
Santos Niños que se conservan en San Pedro el Viejo de Huesca
Con diferencia, Huesca es en la actualidad no sólo la principal población relacionada con los Santos Niños en su provincia y en Aragón, sino también en España, a la altura incluso de la propia Alcalá. Sin embargo su relación con los mártires complutenses es relativamente reciente y muy posterior a la implantación de su culto, en la Alta Edad Media, por las comarcas pirenaicas, ya que data de un fecha tan tardía como 1499, cuando para evitar los intentos de los alcalaínos de recuperar -o robar, según el punto de vista aragonés- las reliquias de sus mártires, éstas fueron trasladadas de Nocito a la iglesia de San Pedro el Viejo, donde todavía hoy permanecen en su mayor parte.
Dado que Huesca cuenta con un artículo propio en el que describo en su totalidad su vinculación con los patronos complutenses, remito a éste para conocerla en detalle.
Castejón del Puente
El Arco de San Juste.
Fotografía tomada de
Caminos de Barbastro
Antigua ermita de los Santos Justo y Pastor, que anteriormente fue el Hospital de San Salvador, fundado por los templarios para atender a los peregrinos que hacían el Camino de Santiago desde Cataluña. Actualmente tan sólo se conserva un arco de la antigua bóveda, conocido como el Arco de San Juste. Según la base de datos Sipca:
Era un edificio de mampostería y sillar, de planta rectangular y probablemente cubierto con bóveda de cañón. En la actualidad se conserva una gran arcada de sillería muy rebajada, que se continúa en un muro de mampostería, y el arranque de otra similar. Según Manuel Benito, constituirían las fachadas E y O del edificio, abriéndose en la última la puerta de acceso. Las otras dos fachadas, de las que parecen quedar mínimos restos, serían simples muros de mampostería. El autor citado opina que se trata de una construcción reedificada a partir de otra anterior de mayor tamaño.
Existió también, al menos hasta 1951, una cofradía de difuntos bajo la advocación de los santos Justo y Pastor.
Tamarite de Litera
Antiguo colegio escolapio de
Tamarite. Fotografía tomada de
500 colegios en la historia de las Escuelas
Pías
Tamarite de Litera es la capital de la comarca de La Litera, limítrofe con la provincia de Lérida. Cuenta con una población de 3.500 habitantes. Su principal patrimonio artístico es la colegiata de Santa María la Mayor, románica con elementos góticos que contaba con un retablo gótico desaparecido durante la Guerra Civil, del cual sólo se salvó una tabla de San Miguel que fue a parar al Museo de Arte de Filadelfia.
Pero no es en este templo donde debemos buscar el vínculo con los Santos Niños, sino en un evento mucho más tardío: la fundación en 1741 de un colegio de Escolapios que se acogió a la advocación de San Justo y Pastor. Según la Wikipía, la enciclopedia digital de la orden calasancia, las autoridades locales de Tamarite se dirigieron en 1710 a los escolapios solicitándoles la fundación de un colegio en su localidad, aunque la compleja situación del momento, en plena Guerra de Sucesión, así como la escasez de miembros de la orden, retrasaron ésta durante tras décadas. Finalmente la comunidad se asentó en un edificio cedido por la villa, comenzando las clases el 25 de octubre de 1741 con escuelas de primera enseñanza y gramática. También inauguraron la capilla, que no fue consagrada a los Santos Niños sino al Dulce Nombre de María.
La sede original, situada extramuros de la población, pronto se quedó pequeña, siendo sustituida por otra más capaz en el centro de la villa. La invasión francesa en 1808 provocó la incautación de sus bienes, y años más tarde la desamortización de Mendizábal no les afectó al dedicarse a la enseñanza, aunque años más tarde les afectaría indirectamente al trasladarse en 1878 al antiguo convento de Capuchinos que sí habían sido exclaustrados por ésta. La Guerra Civil supuso un nuevo descalabro para el colegio, puesto que éste fue cerrado por las autoridades republicanas y algunos de sus sacerdotes fusilados. Finalizada ésta los escolapios intentaron reabrir el colegio, tropezando en esta ocasión con la penuria de medios económicos; tras varios años de funcionamiento precario, el colegio cerraría definitivamente sus puertas en 1947.
Aun cuando los Santos Niños no fueran los titulares de la capilla, cabe suponer que existiera alguna representación iconográfica suya de la cual no he podido encontrar descripción alguna, por lo que de momento la única referencia de la que dispongo es el nombre del propio colegio.
Publicado el 22-6-2020
Actualizado el
15-12-2023