Orbiting Carbon Observatory
Satélite científico construido por la NASA, también conocido por las siglas OCO, acrónimo de su nombre que en español significa Observatorio orbital del carbono.
Al igual que su homólogo japonés Ibuki, enviado al espacio por la JAXA en enero de 2009, el OCO estaba diseñado para realizar mediciones sobre la distribución y concentración del CO2 atmosférico, así como de otros gases como el metano que también pueden contribuir al efecto invernadero, desde una órbita polar a unos 700 kilómetros de altura, lo que le habría permitido barrer la mayor parte de la superficie terrestre cada 16 días. Asimismo, estaba previsto que trabajara de forma coordinada con el Ibuki. Su vida útil estaba calculada en dos años.
Su lanzamiento tuvo lugar el 24 de febrero de 2009, a bordo de un cohete Taurus XL, desde la base espacial de Vandenberg, en California. Lamentablemente un fallo durante la fase de separación, a los 17 minutos del lanzamiento, impidió que el satélite se desprendiera de la cofia protectora que lo protegía, cuyo peso adicional impidió que alcanzara la órbita prevista. Tras describir una trayectoria suborbital el OCO cayó al mar Austral en las proximidades de la Antártida, perdiéndose de forma irremisible. Su construcción había costado más de 270 millones de dólares.
Inmediatamente se planteó la posibilidad de construir una réplica del satélite perdido, cuyo lanzamiento fue previsto inicialmente para finales de 2011. Tras varios retrasos éste tuvo lugar finalmente, de forma exitosa, el 2 de julio de 2014 desde la base de Vandenberg, en esta ocasión mediante un cohete Delta-II. Situado en una órbita heliosincrónica a una altitud de unos 700 kilómetros, desarrollará su misión durante 2 años formando parte de la constelación A-Train, cinco satélites de observación -el OCO-2 es el sexto- que realizan mediciones de diferentes parámetros de la atmósfera, la superficie y los océanos de la Tierra de forma coordinada.
Publicado el 27-1-2009
Actualizado el 3-7-2014