Smart-1
Sonda espacial europea lanzada el 28 de septiembre de 2003 desde la base espacial de Kourou, en la Guayana francesa, con un cohete Ariane 5. De pequeño tamaño -un metro de longitud y tan sólo 80 kilos de peso excluyendo el combustible-, con esta sonda tuvo su inicio el programa Smart, caracterizado por desarrollar vehículos espaciales sencillos y baratos, aunque equipados con la más moderna tecnología.
El destino de la Smart-1 era la Luna, y su misión la de trazar un mapa completo de la superficie de nuestro satélite, fotografiándola con gran resolución -entre 30 y 50 metros- incluyendo las poco conocidas regiones polares, donde se piensa que quizá pudiera haber ciertas cantidades de agua congelada. Asimismo, procedió a estudiar su composición minerológica, su formación y los procesos geológicos que ha experimentado a lo largo de su historia. Además de fotografías tomadas en el rango de la luz visible, la Smart-1 iba también equipada con sensores de rayos X y cámaras infrarrojas.
Lo más innovador de la Smart-1 era sin duda su propulsión. Tras ser puesta en órbita alrededor de la Tierra por el cohete lanzador, se activó un sistema de impulsión iónica único hasta ahora: unos paneles solares generaron la energía eléctrica necesaria para ionizar átomos de xenon, los cuales al ser eyectados impulsaban a la pequeña sonda por el cosmos, a diferencia de las sondas espaciales convencionales que viajan por el espacio gracias a su propia inercia o auxiliadas, como mucho, con pequeños motores de combustión química para corregir sus trayectorias.
El precio a pagar por ello fue una mucho mayor lentitud en el viaje, ya que a diferencia de los aproximadamente tres días que invertían las cápsulas Apolo en recorrer los casi 400.000 kilómetros que nos separan de nuestro satélite, la Smart-1 no llegó a su destino -la órbita lunar- hasta diciembre de 2004, más de un año después de su lanzamiento, describiendo una larga órbita en espiral que cada vez le fue acercando más a su destino. Tras sobrevolar nuestro satélite y realizar numerosas fotografías de su superficie, una vez terminada su misión se provocó su impacto controlado contra la misma, el 3 de septiembre de 2006, en la región denominada Lacus Excellentiae, un cráter de impacto de 170 kilómetros de diámetro localizado en el hemisferio sur de nuestro satélite.
No menos importante que la misión lunar en sí, fue el ensayo de las nuevas tecnologías desarrolladas para esta sonda, la primera de una futura serie cuyos objetivos no serían sólo la Luna, sino también planetas como Mercurio o Marte, así como el estudio del espacio profundo.
Publicado el 8-11-2008
Actualizado el 3-12-2015