Proyecto Apolo



Programa espacial norteamericano, sin duda el más famoso de toda la historia de la astronáutica debido a que fue el primero, y hasta ahora el único, que llevó a seres humanos hacia otro astro, la Luna.

En realidad el Proyecto Apolo no fue sino el último eslabón de la carrera espacial, la pugna entre norteamericanos y soviéticos que, pese a tener unos móviles estrictamente políticos, sirvió para que la todavía incipiente tecnología astronáutica diera un salto de gigante en poco más de cien años. Precedido por los proyectos Mercury y Gemini, el móvil del Proyecto Apolo no era otro que el de poner un pie en la Luna, algo que se conseguiría con el Apolo 11 el 20 de julio de 1969.

La cápsula Apolo, capaz para tres astronautas, era un diseño desarrollado a partir de las anteriores Gemini. Propulsada por un potente cohete Saturno V, iba acompañada de un módulo lunar diseñado para descender a la superficie lunar con dos de sus tripulantes, mientras el tercero permanecía en órbita. Realizada su misión los astronautas regresarían a la cápsula, retornando a continuación a la Tierra.

Dentro de la jerga técnica propia de la NASA se denominaron módulo de mando a la cápsula propiamente dicha, módulo de servicio al sistema propulsor responsable de llevarla hasta la Luna y volverla a traer de vuelta a la Tierra -la última fase del Saturno V- y módulo lunar -LEM en sus siglas inglesas- al vehículo encargado de descender hasta nuestro satélite.

La nomenclatura de los Apolos es un tanto confusa, razón por la que los primeros ordinales de la serie no suelen ser conocidos. Esto se debe a que los seis primeros eran simplemente pruebas no tripuladas, la primera de las cuales tuvo lugar el 26 de febrero de 1966. Sin embargo, la NASA denominó Apolo 1 a una prueba en tierra, con los tres astronautas en el interior de la cápsula, realizada el 27 de enero de 1967. Los tres astronautas eran Virgil Grissom, Edward White y Roger Chaffee, y estaba previsto que realizaran el primer vuelo tripulado del proyecto, en órbita terrestre, el día 21 de febrero de 1967. Lamentablemente el incendio de la cápsula provocó la muerte de sus tres ocupantes, lo que motivó un retraso en el calendario establecido.

Aunque la NASA rebautizó el fallido ensayo como Apolo 1 en homenaje a los tres astronautas fallecidos, en realidad le debería haber correspondido, desde el punto de vista cronológico, el ordinal 4, precisamente el que se retomó con la siguiente prueba no tripulada, la primera en la que se ensayaba el lanzador Saturno V, realizada el 9 de noviembre de 1967. A consecuencia de este baile de números, el verdadero Apolo 1 pasó a ser denominado Apolo 1 bis, pese a haber tenido lugar un año antes.

Recuperado más o menos el orden cronológico, los Apolo 4, 5 y 6 fueron misiones no tripuladas. Esta última, que tuvo lugar el 4 de abril de 1968, sería la última de estas características, ya que el Apolo 7, lanzado el 11 de octubre de 1968 y retornado a la Tierra once días más tarde, fue el primer vuelo realizado con astronautas, concretamente Walter M. Schirra, Donn F. Eisele y Walter Cunningham. Aunque en este vuelo se ensayaron las maniobras que se tendrían que llevar a cabo para aterrizar en la Luna, el Apolo 7 no pasó de la órbita terrestre.

Entre el 21 y el 27 de diciembre de 1968 tuvo lugar la histórica misión del Apolo 8, que con los astronautas Frank Borman, James A. Lovell y William Anders a bordo realizó la proeza de circunvalar la Luna, convirtiéndose sus tripulantes en los primeros seres humanos que veían con sus propios ojos la cara oculta, hasta entonces conocida tan sólo por las fotografías enviadas por las sondas automáticas. Salvo en el descenso a la superficie lunar, la misión del Apolo 8 reprodujo todo el recorrido necesario para llevar al hombre hasta nuestro satélite.

El Apolo 9, en marzo de 1969, y el Apolo 10, en mayo de ese mismo año, fueron los últimos ensayos previos antes del gran paso. El primero de ellos ensayó el módulo lunar y los trajes espaciales diseñados para caminar por la Luna, y el segundo realizó todas las maniobras previstas excepto el descenso a la superficie lunar.

Finalmente sería el Apolo 11 el encargado de realizar la proeza. Lanzado al espacio el 16 de julio de 1969, llevaba como tripulantes a Neil A. Armstrong -comandante-, Edwin E. Aldrin y Michael Collins. Tras recorrer los casi 400.000 kilómetros que separan la Tierra de su satélite, el 21 de julio el módulo lunar, bautizado como Eagle (Águila), con Armstrong y Aldrin a bordo, se posaba suavemente en el Mar de la Tranquilidad.

La misión del Apolo 11 fue un éxito, y los tres astronautas, retornados a la Tierra el 24 de julio, fueron recibidos como héroes. Aunque el fin básico del programa había sido cubierto, al proyecto Apolo todavía le quedaba mucha vida por delante, ya que estaban previstos otros nueve vuelos hasta el Apolo 20, que lo habría clausurado.

En realidad de esos nueve vuelos tan sólo se llegaron a realizar seis, del Apolo 12 al Apolo 17, uno de los cuales, el Apolo 13, sufrió durante el viaje de ida una explosión en el tanque de oxígeno líquido que obligó a abortar la misión. Por fortuna sus tripulantes lograron volver a la Tierra sanos y salvos.

Pese a que las misiones posteriores a la del Apolo 11 fueron mucho más fructíferas que ésta desde el punto de vista científico -incluso las tres últimas contaron con un pequeño vehículo para sus desplazamientos por la Luna-, el interés popular por el programa lunar había caído en picado, al tiempo que los políticos comenzaron a desentenderse de la carrera espacial una vez que habían conseguido ganar a los soviéticos. Estas circunstancias, unidas a los recortes presupuestarios, hicieron que tras el vuelo del Apolo 17, que tuvo lugar entre el 7 y el 19 de diciembre de 1972, el programa se cancelara cuando todavía quedaban por realizar otros tres lanzamientos, los del Apolo 18 al Apolo 20. Aunque algunas fuentes hablan también de un Apolo 21 ideado para sustituir al fallido Apolo 13, parece ser que no pasó de ser un mero proyecto.

Puesto que tanto las cápsulas como los cohetes impulsores Saturno V y Saturno IB estaban ya construidos, éstos se aprovecharían para el programa Skylab y para la misión Apolo-Soyuz; cuatro cápsulas Apolo en total, lo que hace suponer que, junto con las tres que quedaron fuera del programa lunar, la NASA debió de utilizar también alguna otra que pudiera tener en reserva.


Publicado el 8-11-2008