Se denomina así a la materia interestelar existente en el interior de las galaxias sin formar parte de las estrellas, debiendo su nombre a que se encuentra ubicado, habitualmente, en el espacio que media entre ellas.

Entre las estrellas y el medio interestelar existe un intercambio continuo de materia, dado que es en las acumulaciones del mismo donde se forman las estrellas, mientras éstas expulsan también materia al mismo tanto mediante el viento solar como por las explosiones de las supernovas. Puede estar disperso, o bien agruparse en los diferentes tipos de nebulosas.

El medio interestelar está formado principalmente por polvo interestelar y plasma de muy baja densidad y en ocasiones muy caliente, lo que no impide que su contribución a la masa total de la galaxia a la que pertenece pueda llegar a ser muy elevada.

Recientemente se ha descubierto que la Vía Láctea está rodeada por un enorme halo de plasma de forma esférica y con un diámetro de varios cientos de miles de años luz, de muy baja densidad pero con una temperatura que ha sido calculada entre los 100.000 y los 250.000 grados centígrados, muy superior a la de las propias estrellas.