Hace unas semanas, cuando llegó a mis manos el librito El gozo de dar la vida, editado por la Asociación Diocesana de los Santos Niños con motivo de la celebración del IV centenario del reconocimiento del milagro de las Santas Formas, me llevé la sorpresa de descubrir reproducida en él la fotografía en blanco y negro de un cuadro para mí totalmente desconocido. Puesto que en el libro no aparecía la menor indicación de su procedencia me puse a buscarla conduciéndome mis indagaciones hasta Juan Miguel Prim, que fue quien aclaró mis dudas.

La fotografía procede del Archivo Arbaiza, uno de los que se conservan en la Fototeca del Patrimonio Histórico, cuya página web posee una interesante documentación fotográfica de Alcalá. Yo la he visitado con relativa frecuencia, en especial para consultar el Archivo Moreno, pero no conocía a éste no obstante su interés.

A diferencia de otros archivos como el Moreno, el Loty o el Ruiz Vernacci, cuyos fondos están compuestos por originales fotográficos anteriores a la Guerra Civil, los casi 35.000 negativos del Albaiza proceden en su totalidad de los años 1939 a 1941, recién terminada ésta. Su autor fue el fotógrafo Vicente Salgado Llorente (1904-1969), que recibió el encargo de registrar las obras de arte presuntamente robadas que fueron recogidas por la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico y, tras ser identificadas y catalogadas por el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, devueltas a sus propietarios.

El interés principal de este archivo, que lleva el nombre de su último propietario antes de su adquisición por el Estado en 1979, radica en que, mientras las fotografías tomadas con anterioridad a la Guerra Civil, que en muchos casos representan obras de arte desaparecidas o destruidas, las que aparecen en él lograron sobrevivir a ella y retornaron a sus lugares de origen, por lo que deberían seguir estando allí... algo que por desgracia en ocasiones no ocurre.

Ficha del cuadro en el catálogo del Archivo Arbaiza

Éste es el caso del cuadro que nos ocupa, procedente según la ficha del convento de las dominicas de Santa Catalina de Siena. Fue fotografiado el 26 de octubre de 1942, fecha en la que estaba depositado provisionalmente en la Comisaría General con el expediente de devolución nº SDPAN 139/16, y cabe suponer que fuera devuelto a la comunidad en una fecha indeterminada posterior a la de la fotografía.

Se trataba de un cuadro, presumiblemente un óleo, de 160 × 114 centímetros, un tamaño considerable, en el que aparecían representados los mártires complutenses no como niños sino como adolescentes, ataviados con trajes militares romanos y con la palma del martirio en la mano izquierda, mientras en la derecha alzan la cruz en una iconografía poco habitual, ya que por lo general suelen portar los libros o las tablillas escolares. A sus pies yacen otros atributos martiriales como la espada y unos grilletes, mientras al fondo se entrevé lo que parece ser un paisaje aunque la calidad de la fotografía no permite apreciar los detalles.

Y ahora surge la pregunta. Puesto que el cuadro sobrevivió a la Guerra Civil y fue devuelto presumiblemente a la comunidad, ¿sigue estando allí? Por el momento desconozco si la respuesta es positiva o negativa, y al tratarse de un convento de clausura tampoco es fácil saber, salvo preguntándoselo a las monjas, si todavía lo conservan. En caso afirmativo, no cabe duda de que debería ser inventariado y fotografiado.

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