Historia de la Semana Santa complutense (II)
De
la Guerra Civil a los años sesenta
El Cristo de los
Doctrinos, una de las pocas imágenes que no fueron destruidas
durante la Guerra Civil
Una vez acabada la Guerra Civil no sólo se habían perdido la mayor parte de las imágenes religiosas, sino que incluso las cofradías habían desaparecido a excepción de la del Cristo de los Doctrinos, la cual había tenido la suerte de salvar la imagen titular de la misma. Por esta razón fue a esta cofradía a quien le cupo la responsabilidad de organizar la Semana Santa complutense de la inmediata posguerra, al contrario de lo que ocurriera en fechas anteriores al conflicto bélico.
A pesar de su lógica modestia, la Semana Santa de estos años no deja de tener interés para nosotros, puesto que supuso básicamente un intento de recuperar el pasado. Ninguna referencia tengo acerca de lo ocurrido en la Semana Santa de 1939, pero dado que la Guerra Civil concluyó el día 1 de abril mientras que el domingo de Resurrección coincidió ese año con el día 9 del mismo mes, es de suponer que no hubiera nada en lo que a procesiones se refiere, aunque quizá existieran algunos actos litúrgicos en las escasas iglesias que pudieron ser abiertas al culto. De hecho el Cristo de los Doctrinos, que a partir de entonces sería la espina dorsal de la Semana Santa Complutense, no se encontraba entonces en Alcalá; por un bando firmado por el alcalde José Félix Huerta Calopa, fechado el 17 de mayo de 1939, sabemos que esta imagen, que había sido enviada a Madrid para salvarla de los saqueos ocurridos en nuestra ciudad durante la Guerra Civil, retornó entonces a Alcalá, y que un día después se celebró un solemne misa en la iglesia de las Bernardas -donde a la sazón se encontraba- seguida del traslado en procesión del Cristo hasta su ermita.
Por el contrario, tan sólo un año después el periódico Yugo y Flechas, el primero que se publicó en la Alcalá de la posguerra, informaba escuetamente acerca de la Semana Santa de 1940, en la que además de los cultos religiosos el jueves a las siete de la tarde tuvo lugar un Vía Crucis por las calles de la ciudad. Nada dice este periódico acerca de la o las imágenes que pudieron participar en el mismo, pero el hecho de que la procesión tuviera su origen en la ermita de los Doctrinos hace sospechar que ya en ese mismo año pudiera salir la imagen titular de la misma en procesión por las calles alcalaínas.
Mucho más precisas son las referencias de la Semana Santa de 1941, en la que ya se organizó una nutrida procesión en la cual la falta de imágenes -sólo se contaba con el Cristo de los Doctrinos y una imagen de la Virgen de la Soledad diferente de la desaparecida durante la guerra- se suplió con la asistencia de numerosas entidades religiosas y ciudadanas. La procesión, que también es calificada como Vía Crucis, partió de la ermita de los Doctrinos el Jueves Santo a las 7 de la tarde, recorriendo las calles de Colegios, Libreros, Lucas del Campo (actual Tinte), Santiago, plazas de las Bernardas y Palacio, San Juan, plaza de los Santos Niños, Mayor y la plaza de Cervantes, para de nuevo por la calle de los Colegios terminar en la ermita. De acuerdo con la descripción del periódico (cito textualmente), la composición de la procesión era la siguiente:
El tradicional Barandales con túnica blanca y
capirote encarnado. |
El Barandales era un pregonero, copiado de otras Semanas Santas castellanas tales como la de Zamora, que desfilaba al principio de la procesión provisto de una campanilla. Pese a lo afirmado no me consta que fuera tradicional en Alcalá, y de hecho la iniciativa no se consolidó, aunque esta figura ha sido recuperada recientemente por la cofradía del Santo Entierro para la procesión del Silencio.
El programa comunica que, a la llegada a la ermita, la Virgen de la Soledad saldría a recibir al Cristo de los Doctrinos. Es muy interesante esta alusión ya que la Virgen que se custodia en la ermita es la de la Esperanza, difícil de confundir con la de la Soledad, amén de que esta imagen no fue adquirida sino hasta varios años después. Lo que está claro es que no puede tratarse de la actual, o mejor dicho de su imagen antecesora, ya que esta cofradía no se reorganizó hasta 1950.
Una nota publicada en el diario ABC el 9 de abril de 1941, Miércoles Santo, nos ayuda a completar la descripción de la Semana Santa de ese año. Además de lo ya expuesto, la procesión pasó por delante de las dos cárceles, la de hombres y la de mujeres -lo que obligaba a un desvío por la calle de Santo Tomás-, donde los presos cantaron el Perdón, oh, Dios mío. Además de varios actos litúrgicos, se cantó el himno del Padre Ontaño al Cristo de los Doctrinos y concluyó la ceremonia rindiendo culto al Lignum Crucis.
Lo más interesante de todo ello es sin duda el tema de esta Virgen de la Soledad. No he encontrado ningún documento que informe de la procedencia de esta imagen, que en realidad era una Dolorosa, y en cuanto a los testimonios orales éstos discrepan unos de otros, afirmando uno de ellos que esta Virgen era propiedad del convento de las Bernardas y fue cedida en préstamo a la cofradía de los Doctrinos junto con alguna otra imagen. Concretamente, esta Dolorosa sería una que, al menos hasta la marcha de la comunidad, se conservaba en este convento, existiendo de ella una reciente tarjeta postal.
Dolorosa de las
Bernardas
Sin embargo, en el programa de 1942 se lee que esta Virgen de la Soledad era propiedad de Justo Garrido, dato que apoyaría otro testimonio oral -y asimismo sin confirmar- que afirma que esta imagen fue cedida en préstamo por éste hasta que, años después, le fue devuelta al adquirir la cofradía la actual de la Virgen de la Esperanza.
Portada del programa
de la Semana Santa de 1942
Tomado de la página de Fernando Blanco
Inglés
En los años inmediatamente posteriores apenas hubo variaciones en la organización de la procesión, a excepción del cambio de la misma del Jueves al Viernes Santo o la salida de la Virgen de la Soledad en procesión, en 1942, portada por los ex-cautivos. Algún detalle más digno de mención sería la bendición, también en 1942, de la bandera de la cofradía de los Doctrinos, con el escudo del cardenal Cisneros como motivo heráldico, o una alusión a la Sábana Santa que, como veremos más adelante, debe de referirse a la copia del Santo Sudario existente en la parroquia de la vecina villa de Torres de la Alameda. En 1943 hay que reseñar, por su parte, la edición de un cartel que reproduce un dibujo representando la resurrección de Cristo, sin la menor relación con la iconografía de la Semana Santa complutense.
Puesto que en diciembre de 1943 dejó de ser publicado Yugo y Flechas y Camino no comenzó a editarse hasta 1946, nos encontramos con un hueco de varios años que sólo puede ser completado parcialmente con los programas -apenas unas hojas volanderas- editados por la cofradía de los Doctrinos, que era quien continuaba organizando la Semana Santa. Gracias a uno de ellos sabemos que en 1944 el Vía Crucis del Viernes Santo, única procesión existente entonces en Alcalá, revistió ese año una curiosa variante: Las cofrades femeninas de los Doctrinos llevaron en andas a la Virgen de la Soledad partiendo de la capilla del hospital provincial, en la calle de San Juan (la actual Casa de la Entrevista), hasta la plaza de Cervantes. Simultáneamente, los cofrades masculinos hacían lo propio con el Cristo de los Doctrinos desde la ermita hasta la plaza, donde ambas imágenes se reunieron recorriéndola conjuntamente en procesión antes de volverse a su ermita.
1945 fue el año en el que la cofradía del Cristo de los Doctrinos adquirió la imagen de la Virgen de la Esperanza merced a una donación del Sindicato Español Universitario, que en diciembre de 1941 había celebrado en Alcalá su V Congreso Nacional. Según algunas fuentes no confirmadas, también habría contribuido el entonces jefe del estado Francisco Franco. Aunque tradicionalmente la cofradía ha venido atribuyendo la autoría de la talla al imaginero madrileño Justo Garrido, lo cierto es que su nombre no figura entre los escultores que entonces estaban activos en España, por lo que Antonio Bonet Salamanca cree que pudiera tratarse de un comerciante de arte religioso, un mercado muy activo en los años de la posguerra debido a la necesidad de reponer el ingente patrimonio destruido o desaparecido durante la Guerra Civil.
De acuerdo con esta hipótesis Justo Garrido habría sido tan sólo el vendedor de la imagen a la cofradía, planteándose la incógnita de quien pudo ser realmente su autor. Pese a que por el momento su identidad no se ha podido determinar con exactitud, en opinión de este investigador podría tratarse de Juan Giner Masegosa, nacido en Alicante en 1902, dadas sus similitudes estilísticas con las obras documentadas de este escultor.
Por lo demás, y a excepción del cambio de imagen (la nueva Virgen de la Esperanza sustituyó a la Dolorosa) el programa fue similar al del año anterior saliendo la procesión femenina del oratorio de San Felipe y la masculina de la ermita para reunirse ambas en la plaza de Cervantes.
Cristo Yacente
de las Bernardas, o de la Luz
Conforme pasaban los años la Semana Santa alcalaína se recuperaba lentamente, siempre de la mano de la cofradía del Cristo de los Doctrinos, de manera que entre los años 1946 y 1948 se configuró una pequeña procesión general que constaba de las imágenes del Cristo de los Doctrinos y la Virgen de la Esperanza además del Jesús con la Cruz a Cuestas que años después rescataría la Adoración Nocturna (bajo la advocación de Jesús Nazareno), el cual era entonces propiedad de las Juanas, y el Cristo Yacente (denominado de la Luz en los folletos de la época) propiedad de las Bernardas. Junto a estas cuatro imágenes formaban también parte de la procesión la copia de la Sábana Santa de Turín conservada en la vecina villa de Torres y el Lignum Crucis, sin que faltara en 1948 el toque exótico de un soldado romano montado a caballo. Por último, en los programas de 1948 encontramos la primera referencia a una tradición que se haría sumamente popular en Alcalá: el Cristo de los Doctrinos se detendría en la puerta de la antigua prisión de la calle de los Colegios para ser venerado por los reclusos.
1949 fue un año importante para la consolidación de la nueva Semana Santa alcalaína ya que en esta fecha se reconstituyó la desaparecida cofradía del Santo Entierro que, recordémoslo, era la encargada de organizar la procesión de Viernes Santo con anterioridad a la Guerra Civil. Pero los tiempos eran totalmente distintos, por lo que la resurgida cofradía optó por iniciar la que andando el tiempo sería una de las más impresionantes procesiones de nuestra ciudad, la del Silencio: A las doce de la noche del Viernes Santo, en absoluto silencio sólo roto por un redoble de tambor y con las calles completamente a oscuras, alumbradas tan sólo por los hachones de los cofrades, el Cristo Yacente de las Catalinas recorrió las calles de Libreros, Teniente Ruiz, Giner de los Ríos (entonces Ronda), puerta de Aguadores, Colegios, Trinidad, San Julián, Portilla, Siete Esquinas, Merced, Empecinado, plaza de los Santos Niños, San Juan, San Felipe, Mayor y Libreros, teniendo como origen y meta la iglesia de Jesuitas, entonces única parroquia existente en Alcalá. En años sucesivos la procesión discurriría por itinerarios igual de largos pero siempre diferentes. Otra peculiaridad de la misma era el hecho de que en ella sólo podían participar los cofrades varones del Santo Entierro, no pudiendo el público asistente incorporarse a la misma viéndose reducido al papel de mero espectador.
A raíz de entonces desapareció también el embrión de procesión general surgido en los últimos años, teniendo cada imagen su propia procesión: El Cristo de los Doctrinos el jueves y la Virgen de la Esperanza el viernes por la tarde, en una procesión de Soledad integrada únicamente por mujeres. El otro Cristo Yacente, el de las Bernardas, dejó de salir en procesión al comenzar a hacerlo el de las Catalinas en la procesión del Silencio, sin que volviera a hacerlo a pesar de que esta imagen fue restaurada a principios de la década de 1990 y colocada en una de las capillas de la iglesia, siendo llevada fuera de Alcalá por la comunidad religiosa al ser cerrado el convento el año 2000.
Imagen de la Virgen de la Soledad de
los años cincuenta |
Un año más tarde, en 1950, el programa de procesiones de la Semana Santa aparecía ya bastante completo: Una procesión infantil el domingo de Ramos; una procesión claustral (es decir, por el interior de la iglesia) de las Santas Espinas el martes; un Vía Crucis el miércoles organizado por Acción Católica con el Jesús con la Cruz a Cuestas del que ya hemos hablado, llamado ahora Cristo de la Caída; la ya tradicional procesión de Jueves Santo con el Cristo de los Doctrinos, la de la Virgen de la Soledad el Viernes Santo y, a medianoche de ese mismo día, finalmente la del Silencio. Como novedad participaba por vez primera la también reconstituida cofradía de la Virgen de la Soledad, que entonces disponía de una imagen recién adquirida diferente de la actual. Por ello la Virgen de la Esperanza, que hasta entonces había estado cubriendo su hueco en las procesiones, dejó temporalmente de aparecer en los programas de Semana Santa. Por último el domingo de Resurrección tuvo lugar una procesión de la Virgen de Fátima, la cual se repetiría también en años sucesivos.
Programa de la
Procesión del Silencio de 1951
1951 fue también un año interesante, ya que fue entonces cuando la cofradía del Santo Entierro estrenó dos nuevos pasos, el de los Atributos de la Pasión, hoy desaparecido, y el de la Virgen Dolorosa, también llamada de la Soledad durante los primeros años. En lo que respecta al primero de ellos, contaba este sencillo paso de una Cruz, un sudario, una corona de espinas junto con los clavos de la crucifixión, una escalera y una lanza. Como cabe suponer con tres pasos distintos llevados en andas, cada uno de los cuales contaba con cofrades ataviados con hábitos de diferentes colores, la procesión del Santo Entierro alcanzó una notable vistosidad. Las notas negativas estarían en la no participación ese año del Cristo de los Doctrinos en los desfiles procesionales, por estar la calle de los Colegios en reparación, y en el aplazamiento del Vía Crucis. En los dos años siguientes no habría novedades dignas de mención, salvo que el Cristo de los Doctrinos volvió a salir de nuevo en procesión una vez resuelto ese problema puntual; pero en 1954 se suprimió ya de forma definitiva el Vía Crucis del miércoles, que fue sustituido por la propia procesión del Cristo de los Doctrinos del jueves, la cual tenía lugar en torno a la plaza de Cervantes.
Paso desaparecido de los
Atributos de la Pasión
Un año más tarde, el 14 de enero de 1955, se reconstituía oficialmente otra de las cofradías existentes antes de 1936, la del Cristo de la Agonía, que ese mismo año se reincorporó a la Semana Santa alcalaína implantando una nueva tradición, la de la procesión en la madrugada del Viernes Santo, mantenida hasta el presente con notable arraigo. El proceso de restauración de la cofradía se había iniciado algunos años atrás, y al parecer en los años inmediatamente anteriores a 1955 la todavía nonata cofradía llegó a intervenir en la Semana Santa, si bien de forma no oficial, por lo que esta participación no figura en los programas. Pese a tratarse de fechas relativamente recientes, no resulta fácil determinar con exactitud la cronología de adquisición de las tres imágenes, todas ellas procedentes de los talleres de Olot, que conformaron el calvario, ya que dependiendo de las fuentes consultadas los datos varían. Para cubrir el hueco de la desaparecida talla de Pedro de Mena, el antiguo prioste Ventura Corral compró a sus expensas la actual imagen en 1949, fecha que otros retrasan hasta diciembre de 1946, la cual sería colocada en 1953 en la hornacina de la iglesia de las Úrsulas que había albergado al Cristo de Mena. Para las otras dos figuras del calvario también existen discrepancias en las fechas. Según algunos la imagen de San Juan habría sido donada, también en 1946, por José Romero Luján, aunque conforme a los datos publicados por la propia cofradía habría sido adquirida por ésta en 1955. Sí hay certeza de que la Virgen fue comprada por la cofradía, pero no he podido determinar si fue en 1947 o en 1954.
Otro dato reseñable de 1955, por último, fue la desaparición de la procesión de la Virgen de Fátima que se había venido celebrando desde 1950.
Primera imagen de
Jesús de Medinaceli con la que contó la cofradía
titular
Una nueva cofradía vino a sumarse a la Semana Santa en 1957: La del Cristo de Medinaceli, la cual al contrario de las anteriores no entroncaba con ninguna de las tradicionales anteriores a la Guerra Civil. Aunque el año oficial de fundación de la cofradía es 1955, fecha en la que fue creada por varios miembros de la Adoración Nocturna, no fue hasta dos años más tarde cuando llegó a Alcalá la imagen que inicialmente utilizó ésta, fruto de una donación particular y que hoy se conserva en la iglesia de las Úrsulas. Cuando la cofradía se trasladó en 1968 al convento de las Bernardas adquirió una nueva imagen, que a su vez fue sustituida en enero de 1975 por una tercera -la actual- tallada por Emilio Tudanca.
Portadas de dos programas de Semana Santa de la década de los cincuenta |
Publicado el 16-6-2006
Actualizado el 7-5-2016