Historia de la Semana Santa complutense (III)
De
los años sesenta a 1987
Modesto programa de
la Semana Santa de 1986
Llegada la década de los años sesenta, para encontrar una novedad importante hay que avanzar hasta 1962, fecha en la que salió en procesión por vez primera la nueva imagen de la Virgen de la Soledad, comprada por la cofradía el año anterior, al precio de 10.000 pesetas más los gastos de transporte, al imaginero sevillano Castillo Lastrucci, a causa del deterioro de la anterior, atacada por la carcoma. La cofradía se había trasladado poco antes -en 1960- a su nueva sede de la iglesia de las Bernardas, y en lo que respecta a la primitiva imagen al parecer quedó arrinconada y sin culto en la parroquia de Jesuitas; según algunas fuentes con el tiempo acabaría arruinándose por completo, pero según otras finalmente sería donada al convento de las Claras, las cuales la conservarían en clausura al menos hasta hace algunos años.
Los primeros años sesenta supusieron la consolidación de las procesiones de Semana Santa, que comprendían la de Palmas del domingo de Ramos, la del Cristo de Medinaceli el miércoles por la tarde, el Vía Crucis del Jueves Santo en la plaza de Cervantes con el Cristo de los Doctrinos y la Virgen de la Esperanza, la del Cristo de la Agonía el viernes de madrugada, la de la Virgen de la Soledad ese mismo día por la tarde y, por último, la procesión del Silencio ya a medianoche. Sin embargo, durante estos años surgieron novedades que podemos conocer gracias a los programas de entonces: Así, en 1962 la procesión del Jueves Santo del Cristo de los Doctrinos y de la Virgen de la Esperanza llegaba hasta la iglesia Magistral (y no sólo hasta la plaza de Cervantes) antes de volver a su ermita, mientras en la del Cristo de la Agonía del viernes de madrugada a la imagen titular de la cofradía le acompañaba la de Jesús con la Cruz a Cuestas (denominado ahora Jesús Nazareno) que ya participara en los desfiles procesionales de finales de los años cuarenta.
Procesión de Jesús con la Cruz a
Cuestas, circa 1964
Fotografía de José Moro
Vicente
Gracias a don José Moro Vicente, que amablemente me ha cedido esta interesante fotografía, me ha sido posible ampliar los breves datos de que disponía sobre la efímera procesión (tan sólo se mantuvo durante unos tres años) de la imagen de Jesús con la Cruz a Cuestas que, como he comentado en el capítulo anterior, se conservaba entonces en el convento de las Juanas. Esta iniciativa, ajena a las cofradías, fue tomada por varios jóvenes de los que don José Moro, además de él mismo (es el que aparece en el centro de la fotografía), recuerda entre otros a José César Álvarez, Luis Iglesias, Guillermo Calleja o Carlos Chacón, la mayoría aunque no todos alumnos o ex-alumnos del colegio Santo Tomás, lo que le induce a pensar que el promotor de la procesión pudiera haber sido un sacerdote profesor de religión de este colegio.
Según me ha explicado don José Moro él y sus compañeros iban al convento de las Juanas a recoger la imagen y la llevaban al de las Úrsulas, de donde partía la procesión a las seis de la mañana de la madrugada del Viernes Santo acompañando al Cristo de la Agonía. Dado el lugar en el que aparecen, al principio de la calle de Santa Úrsula junto al convento del Carmen Calzado, y al hecho de que ya fuese de día, ésta tuvo que ser tomada una vez finalizada la procesión. Lamentablemente no tuvo continuidad ni ninguna de las cinco cofradías existentes entonces se hizo cargo de la imagen, que acabó arrinconada en el convento de las Úrsulas durante dos décadas antes de que la Adoración Nocturna se hiciera cargo de ella tal como expondré más adelante.
1963 supuso un cambio importante en la Semana Santa alcalaína al decidirse la sustitución de las procesiones individuales por una única procesión general la tarde del Viernes Santo, tal como se había hecho en ocasiones anteriores. Sin embargo, el azar quiso que a causa de las inclemencias del tiempo la procesión general tuviera que ser suspendida, por lo que fue un año después, en 1964, cuando se celebró por vez primera la recuperada procesión general. Por un cartel de 1965 sabemos que las cinco cofradías existentes entonces participaban ya en la citada procesión general, la cual estaba formada por los siguientes pasos: el Cristo de Medinaceli (llamado Jesús Nazareno en el cartel), el Cristo de la Agonía, el Cristo de los Doctrinos y la Virgen de la Esperanza, el Santo Entierro (no se especifica si participaban los tres pasos de la cofradía o sólo alguno de ellos) y la Virgen de la Soledad.
Procesiones de la Virgen de
la Esperanza y el Santo Entierro de 1964
Fotografías de
Baldomero Perdigón
Esta iniciativa tuvo no obstante sus resistencias, y aunque el periódico Nueva Alcalá es muy discreto al respecto, resulta bastante fácil deducir que la principal oposición vino de la cofradía del Santo Entierro, que se resistía a renunciar a su procesión del Silencio. En el programa de procesiones de 1966, publicado en este mismo periódico, leemos que la cofradía del Santo Entierro participó en la procesión general, pero tan sólo con el paso del Cristo Yacente escoltado por una pequeña representación de cofrades, mientras la cofradía completa con sus tres pasos se reservaba para la procesión del Silencio.
En realidad, la creación de la procesión general no acabó totalmente con las procesiones individuales. Además del caso ya comentado de la procesión del Silencio, la cofradía del Cristo de la Agonía mantuvo su procesión de la madrugada del Viernes Santo, y también en 1966 la cofradía del Cristo de Medinaceli realizó una procesión la tarde del Jueves Santo. Ambas procesiones, que tenían su origen en el convento de las Úrsulas, terminaban en la Magistral, quedándose en ella para participar al día siguiente en la procesión general. La cofradía de los Doctrinos, con sus dos pasos, aprovechaba el trayecto entre su ermita y la iglesia Magistral para realizar una pequeña procesión propia, mientras la cofradía de la Virgen de la Soledad se incorporaba a la procesión general a su paso por la plaza de Palacio. En cuanto a la cofradía del Santo Entierro, la más reticente de todas a la integración en la procesión general, decidió no participar en ella en 1968, limitándose a hacerlo en la suya propia del Silencio.
Procesión del
Cristo de los Doctrinos a principios de los años setenta,
poco
antes de que dejara de participar en los desfiles procesionales
Pero las autoridades eclesiásticas de entonces no se andaban con chiquitas. Probablemente como consecuencia de esta rebeldía un año después, en 1969, fue suprimida definitivamente la tradicional procesión del Silencio, incorporándose la cofradía del Santo Entierro de forma definitiva a la procesión general. Con ello desaparecieron todas las procesiones organizadas por las diferentes cofradías, a excepción de la del Cristo de la Agonía, la cual se siguió celebrando conjuntamente con la participación de esta cofradía en la procesión general de la tarde del viernes. Eso sí, durante algunos años (hasta 1975) las cofradías del Cristo de Medinaceli, del Santo Entierro y de la Soledad organizaron conjuntamente una segunda procesión que, una vez concluida la general, discurría por las calles situadas detrás de la Magistral antes de retornar a sus respectivas iglesias, probablemente en un intento de preservar un mínimo de autonomía dentro de las rígidas imposiciones del cabildo magistral.
La reducción de los desfiles procesionales a prácticamente la procesión general acarreó consecuencias muy negativas para el desarrollo de la Semana Santa alcalaína, la cual entró a lo largo de los años setenta en un largo período de decadencia. A principios de esta década se perdió el paso de los Atributos de la Pasión, cuya última salida que tengo documentada ocurrió en 1972; en 1974 ya no lo hacía, aunque no he podido determinar con precisión cual fue el año exacto en que dejó de hacerlo. Ya antes había dejado de participar en las procesiones la Virgen de la Esperanza, sin que tampoco en este caso haya podido precisar la fecha exacta dado que los programas de entonces no enumeraban los pasos, sino únicamente las cofradías; lo más probable, no obstante, es que esta supresión tuviera lugar a raíz de la incorporación de la cofradía del Cristo de los Doctrinos a la procesión general, ya que yo no recuerdo haber visto a esta Virgen en ella.
Gracias a una filmación realizada por Fernando Blanco Inglés, hasta hace muy poco inédita, podemos conocer como fueron las procesiones de la Semana Santa de 1974, reducidas a la del Domingo de Ramos, realizada sin imágenes; la del Cristo de la Agonía de la madrugada del Viernes Santo, y la general en la que participaron, en este orden, el Cristo de Medinaceli, el Cristo de la Agonía, el Cristo de los Doctrinos, las dos imágenes de la cofradía del Santo Entierro -la Dolorosa y el Cristo Yacente, ya sin los Atributos de la Pasión- y la Virgen de la Soledad. Según los datos aportados por Fernando Blanco Inglés, la banda del SEU escoltaba al Cristo de los Doctrinos y la del CIR nº 2 marchaba tras la Virgen de la Soledad, cerrando la procesión un destacamento de la Brigada Paracaidista.
Las imágenes del Cristo de Medinaceli y la Virgen de la Soledad en la Semana Santa de 1975 |
Pero lo peor estaba todavía por llegar. Sin duda alguna, el mayor golpe vendría dado por el Cristo de los Doctrinos, que debido a su delicado estado de conservación salió en procesión por última vez en 1976. Por si fuera poco, en 1979 dejó también de salir la Dolorosa, dado que el entonces abad de la Magistral estimó que con una única Virgen en la procesión general, la de la Soledad concretamente, era ya más que suficiente. La única nota positiva durante todos estos años fue la incorporación de la nueva imagen del Cristo de Medinaceli, obra de Emilio Tudanca, que en enero de 1975 sustituyó a la anterior, que era de serie.
Nos encontramos así al iniciarse la década de los ochenta con una Semana Santa reducida a su mínima expresión, con una procesión de Ramos limitada al corto recorrido existente entre la ermita de Santa Lucía y la vecina Magistral, la procesión del Cristo de la Agonía y la general con tan sólo cuatro pasos, el Cristo de Medinaceli, el de la Agonía, el Cristo Yacente del Santo Entierro y la Virgen de la Soledad. Y como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, la restauración de la iglesia de las Bernardas impidió la participación de esta última durante los años 1981 y 1982, siendo sustituida temporalmente por la Dolorosa del Santo Entierro.
El punto de inflexión de este inexorable declive hay que buscarlo en 1983, año en el que la Adoración Nocturna recuperó el antiguo paso de Jesús con la Cruz a Cuestas (entonces ya propiedad de las Úrsulas) para celebrar un Vía Crucis en la noche del Martes Santo, al tiempo que se incorporaba también a la procesión general. Un año después sería la cofradía del Cristo de Medinaceli quien hacía lo propio con su procesión propia, trasladada ahora a la tarde del Jueves Santo, manteniendo su participación en la procesión general.
Publicado el 16-6-2006
Actualizado el 24-5-2019