Así, con la letra griega “μ” en lugar de con la “u” que todos hubiéramos esperado. Microsatélite científico fruto de una colaboración entre Francia e Israel. Su curioso nombre es el acrónimo -utilizando la letra “μ” como símbolo de micro- del término inglés Vegetation and Environment monitoring on a New Micro-Satellite, traducible al español como Monitorización de la vegetación y el medio ambiente mediante un nuevo microsatélite.

El Venμs ha sido diseñado para estudiar la evolución del medio ambiente y de la vegetación, así como el impacto en ellos de la actividad humana. Estará situado en una órbita heliosincrónica de 720 km. de altitud, lo que le permitirá describir una órbita completa cada dos días, barriendo la totalidad del planeta trascurridos 29 ciclos orbitales. Gracias a esta sincronización, será posible realizar un estudio sistemático de los lugares objeto de interés siempre bajo un mismo ángulo de visión.

Otra misión encomendada al Venμs será la de ensayar el IHET (Israeli Hall Effect Thruster, Propulsor israelí de efecto Hall), un tipo de motor iónico diseñado para evitar que los satélites situados en órbitas bajas acaben cayendo en la atmósfera.

Su lanzamiento está previsto para 2016 mediante un cohete Vega, y su vida operativa se ha calculado en unos dos años y medio.