Nombre que desde diciembre de 2015 ostenta la estrella Mu de la constelación del Ara, tradicionalmente sin nombre propio, tras ser bautizada de forma oficial por la UAI. Esta iniciativa, insólita hasta ahora -salvo en casos excepcionales los astrónomos dejaron de asignar nombres propios a las estrellas hace ya varios siglos-, se encuadra en el programa NameExoWorlds, una iniciativa de este organismo internacional dirigida a bautizar, mediante votación popular, a los planetas extrasolares descubiertos en estos últimos años, así como a sus estrellas centrales.

En el caso de Mu Ara, o Cervantes, la propuesta partió del Planetario de Pamplona, la Sociedad Astronómica de España y el Instituto Cervantes, con el deseo de honrar la memoria del autor del Quijote en el año en el que se cumple el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de esta novela.

Cervantes es una subgigante amarillo-anaranjada de clase espectral G. Situada a una distancia de 49,8 años luz de la Tierra, su magnitud aparente es de 5,12, lo que le hace visible a simple vista aunque cercana ya al límite de la visión humana. Además del tipo espectral, cuenta con otras características físicas que la convierten en una estrella bastante similar al Sol: su masa es un 8% superior a la solar, su tamaño un tercio mayor y su luminosidad 1,75 veces la solar. Su magnitud absoluta, por último, tiene un valor de 4,28, ligeramente superior al 4,8 del Sol.

Hasta el momento se han detectado hasta cuatro exoplanetas orbitando en torno a Cervantes, los cuales han sido bautizados con los nombres de Quijote, Dulcinea, Rocinante y Sancho.