Constelación



Las constelaciones son agrupaciones arbitrarias deestrellas, cercanas visualmente en el firmamento pero no necesariamente entre sí, que forman figuras presuntamente relacionadas con los personajes u objetos, habitualmente mitológicos, que les prestan su nombre. En realidad no tiene por qué existir la menor vinculación entre las estrellas de una misma constelación dado que, aunque en el firmamento las veamos próximas, esto no impide que puedan estar muy alejadas la una de la otra, dependiendo de sus respectivas distancias a la Tierra, debido a la falta de perspectiva. Asimismo, su agrupación en figuras es totalmente artificial, y de hecho las diferentes culturas han desarrollado, a lo largo de la historia, unas constelaciones completamente diferentes. Cabe reseñar, a modo de anécdota, que allá por el siglo XVII hubo un intento fallido de cristianizar las constelaciones sustituyendo sus nombres paganos por otros tomados de la Biblia, iniciativa que, pese a lo favorable de las circunstancias (plena contrarreforma), no consiguió vencer al peso de una tradición milenaria.

Las constelaciones de la cultura occidental tienen su origen en las primeras observaciones del firmamento realizadas por los pueblos mesopotámicos, y han llegado hasta nosotros a través de la cultura grecolatina, lo que explica que una parte importante de sus nombres provenga de la mitología clásica: Hércules, Perseo, Andrómeda, Casiopea, Pegaso, Centauro, Géminis (Cástor y Pólux), Orión, etc. Las exploraciones geográficas de los siglos XVI y XVII motivaron el descubrimiento de las constelaciones australes invisibles desde nuestro hemisferio, como la Cruz del Sur, y los astrónomos rellenaron finalmente los huecos existentes entre las constelaciones clásicas con otras formadas por estrellas menos brillantes, las cuales recibieron nombres relacionados con la ciencia y la técnica (Telescopio, Microscopio...) o con la fauna exótica descubierta en los nuevos continentes (Tucán, Ave del Paraíso...).

Puesto que hasta bien entrado el siglo XX persistieron ciertas ambigüedades que dificultaban la tarea de los astrónomos, la Unión Astronómica Internacional estableció en 1922 una clasificación oficial para las constelaciones, cuyo número quedó fijado en 88, siendo el astrónomo Eugène Delporte quien en 1930 las delimitó siguiendo el sistema de coordenadas celestes determinado por la ascensión recta y la declinación -equivalentes a la latitud y la longitud geográficas- para definirlas. De esta manera, la totalidad de la esfera celeste quedó repartida entre las ochenta y ocho constelaciones, sin dejar fuera de ellas la menor fracción de la misma. De ellas, las doce que coinciden con el plano de la eclíptica forman el zodíaco, veintiocho corresponden al hemisferio boreal y las cuarenta y ocho restantes al austral.

Se puede consultar la relación completa de las constelaciones pulsando aquí.

Como curiosidades, cabe reseñar que la constelación de la Serpiente, está dividida en dos partes, la Cabeza y la Cola, separadas entre sí por la constelación de Ofiuco, aunque ambas forman una unidad en lo que se refiere a la catalogación de sus estrellas. Lo mismo ocurre con las tres surgidas de la escisión de la antigua constelación del Navío Argos (Vela, Popa y Carina, o Quilla), las cuales comparten una nomenclatura estelar única.

A principios del siglo XVII el astrónomo alemán Johann Bayer creó la nomenclacura que todavía hoy se sigue utilizando, clasificando dentro de cada constelación las estrellas que la forman en orden de magnitud decreciente. Así, e independientemente de que pueda contar con nombre propio, la estrella más brillante de la constelación es denominada con la letra griega Alfa, seguida del nombre (normalmente en latín) de la constelación; la segunda en brillo es la Beta, la tercera la Gamma, la cuarta la Delta, etc. En ocasiones medidas más precisas de la magnitud han detectado errores en la clasificación de Bayer, pese a lo cual se han respetado sus denominaciones tradicionales en vez de corregir éstas ajustándolas a las verdaderas magnitudes.

Cuando se acaba el alfabeto griego se utiliza el alfabeto latino, o bien un código de letras y cifras que la identifique.


Publicado el 24-7-2009