Un error lo tiene cualquiera (II)
La nave exploradora ©#prrrtx@*§7 había llegado a su destino, un planeta que giraba en torno a una insignificante estrella amarilla sin nombre propio, para cumplir la misión de capturar a un espécimen de la especie dominante. Aunque una sonda automática había registrado previamente la existencia de vida inteligente, o cuanto menos tecnológica, ésta no había podido enviar más detalles, por lo que se requería el envío de una misión tripulada para poder completar la investigación en los laboratorios de Xrpt$.
CuqØ y CuqČ, sus tripulantes, deliberaban sobre la mejor manera de proceder. Desde la órbita baja que describían se detectaba una gran actividad de origen claramente artificial, pero los sensores no les ofrecían datos individualizados de los aborígenes y tampoco era cuestión de posarse en mitad de una gran aglomeración de los mismos, sobre todo teniendo en cuenta que sólo podían capturar uno ya que la cámara de estasis vital no tenía capacidad para más... y eso suponiendo que su tamaño corporal no fuera excesivamente grande.
Así pues, tras un detenido análisis de las imágenes decidieron aterrizar en un lugar aparentemente poco poblado, a una distancia prudencial pero no demasiado alejada de lo que parecía ser un nido habitacional. Descendieron de la nave sin encontrar ningún obstáculo ni apreciar la presencia de aborigen alguno, lo cual les tranquilizó. Como medida de precaución activaron el campo de camuflaje de su vehículo, al que dejaron levitando a cinco splugss del suelo; no era cuestión de que alguien tropezara accidentalmente con él mientras ellos se encontraban buscando su presa.
Los dos Cuq activaron sus propios campos de camuflaje y, conectando sus levitadores, comenzaron a rastrear la zona acercándose con precaución al nido.
-¡Mira, Č, ahí tenemos a uno! ¡No, a dos! -se corrigió Ø tras observarlos con más detenimiento a través del amplificador ocular-. Tenemos donde elegir.
-Pero no son iguales... -apuntó Č-. Uno es mucho mayor que el otro. ¿A cuál de ellos cogemos?
Ø intentó rascarse la cresta craneal en un gesto dubitativo, pero se lo impidió la escafandra.
-No estoy seguro... ¿a qué se deberá este dimorfismo tan acusado? ¿Será de tipo sexual? -aunque los Xrpt$anos se reproducían por partenogénesis, conocían la existencia de especies sexuadas en otros planetas.
-Puede que uno pertenezca a la especie dominante y el otro sea un zirionte1.
-Sí, es posible, pero sólo podemos llevarnos a uno; ¿cuál de ellos será el dominante?
-No tengo ni idea, pero en caso de equivocarnos el zirionte también serviría... en cualquier caso tan sólo se trata de un estudio previo, pase lo que pase tendrán que mandar más expediciones tras la nuestra.
-De acuerdo, pero ¿con cuál nos quedamos?
-Yo me inclinaría por ése -y señaló a uno de ellos-, es el más parecido a nuestra morfología, por lo que teniendo en cuenta la teoría de la convergencia evolutiva...
-Pues no se hable más; pero por precaución insensibilizaremos a los dos, no vaya a ser que el otro nos atacara para defenderlo.
Así lo hicieron. Cada uno de ellos empuñó el insensibilizador y, tras regular la intensidad de la descarga en función de la masa corporal aproximada, dispararon simultáneamente. Una vez ambos cayeron inermes, totalmente neutralizada temporalmente su actividad cognitiva pero sin haberles provocado el menor daño físico, descendieron a su lado, acoplaron el levitador que llevaban preparado al cuerpo del que habían elegido y retornaron a la nave instalando a su presa en la cámara de estasis tal como estaba programado. Instantes después, tomaban rumbo a su lejano planeta con la satisfacción del deber cumplido.
* * *
Afrodisio Pi despertó desorientado. Estaba paseando por las afueras del pueblo con Atila, su yorkshire, cuando de repente perdió el conocimiento, que recuperó descubriéndose tendido en el suelo. Por suerte la hierba había amortiguado el golpe y no sentía ningún dolor, salvo un entumecimiento general que poco a poco iba desapareciendo. Tras incorporarse, todavía no muy seguro, descubrió que Atila había desaparecido, algo inhabitual puesto que era miedoso y no solía separarse de él.
Tras llamarlo varias veces infructuosamente decidió volver al pueblo; quizás el animal hubiera ido allí en busca de ayuda al verlo desvanecido en el suelo; al menos eso había leído que ocurría en ocasiones cuando sus amos sufrían algún percance.
Por desgracia para él, su mascota no volvió a aparecer.
1 N. del T.: Aproximadamente una mascota, aunque en el idioma Xrpt$és tiene ciertas connotaciones simbióticas e incluso de juguete erótico.
Publicado el 10-11-2023