Las tribulaciones de Hefesto



Hefesto, dios de la forja y del fuego, estaba perplejo y desolado.

-¡Pero padre! ¡No puedes hacerme esto!

-¿Cómo que no puedo? -le respondió el altivo Zeus-. Yo soy el rey de los dioses, y puedo hacer cuanto se me antoje. ¿Quién me lo va a impedir? -concluyó cínicamente.

-Pero yo soy tu hijo...

-¿Y qué? Tengo tantos que difícilmente podría acordarme de todos vosotros. Además, mi piedad familiar es nula. Pregunta a tu abuelo Cronos o a mis tíos los titanes, y verás lo que te dicen de mí.

-Padre, no discuto que tuvieras motivos para combatirlos -porfió Hefesto-, pero mi caso es distinto. Siempre te he sido fiel, y he fabricado cuantos artilugios me demandasteis tú y el resto de los dioses olímpicos e incluso los héroes: tronos de oro, tu égida y la de Atenea, las sandalias de Hermes, el cinturón de Afrodita, el carro de Helios, las flechas de Eros, la armadura de Aquiles, el cetro de Agamenón...

-También hiciste de las tuyas, como cuando apresaste a mi divina esposa Hera, tu madre, en un falso trono de oro, o cuando sometiste a escarnio a tus hermanos Ares y Afrodita frente a todo el Olimpo.

-¡Fue para defender mi honor! ¡Afrodita era mi esposa, y me engañó con ese bruto

-Hijo mío, la fidelidad conyugal es algo que no tiene demasiado valor aquí, deberías aprender de mí -rió Zeus-. Por esta razón, ese escarnio podía haberse evitado.

-En cualquier caso, no tenías motivos para hacerme esto.

-Mis motivos o la falta de ellos son algo de mi exclusiva incumbencia -le recriminó con severidad-. Pero puedo asegurarte que lo tuyo no es nada personal. Simplemente se trataba de algo necesario.

-¿Necesario dejarme sin empleo ni sueldo? Además -remachó a la desesperada- te recuerdo que tengo reconocido un grado de minusvalía por mi pierna tullida, por lo que tengo derecho a determinados beneficios.

-Eso es algo que dictamino yo, me importan un pimiento las leyes de los mortales. Y en este caso, tu reclamación no es de recibo. Te guste o no, he decidido rescindir tu contrato.

-¡Pero por qué? -imploró el habilidoso dios.

-¡Por qué va a ser, pedazo de idiota! -explotó Zeus-. ¡Porque me sale mucho más barato comprarles los inventos a los chinos!


Publicado el 23-3-2024