La verdadera historia del hijo pródigo



Había un hombre que tenía dos hijos. El menor dijo a su padre:

-Dame la parte de la hacienda que me corresponde.

Y el padre repartió sus bienes entre sus dos hijos. El menor se fue a un país lejano y allí malgastó su dinero llevando una vida desordenada, lo que le obligó a desempeñar labores serviles. Finalmente recapacitó y se dijo:

“¡Cuántos jornaleros de mi padre viven mejor que yo! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus sirvientes”.

Y levantándose, volvió a la casa paterna. Estando todavía lejos, le vio su padre y, malhumorado, corrió hacia él diciéndole:

-¿Ya estás de vuelta?

Y viendo que vestía como un pordiosero, añadió:

-Parece que no te ha ido demasiado bien la emancipación, ¿me equivoco?

El hijo le imploró:

-Padre, necesito tu ayuda.

A lo que éste le respondió:

-¡Vaya con el nini! Muy chulito estabas cuando me exigiste tu herencia y te marchaste pensando en que te ibas a comer el mundo... ¿Qué has hecho durante todos estos años? ¿Has estudiado? ¿Has aprendido un oficio? ¿Has preparado una oposición? ¿Has montado alguna empresa? ¿Has, acaso, trabajado?

-Yo... -intentó disculparse, abochornado, el recién llegado.

En ese momento llegó del campo su hermano mayor y, al oír la discusión, se acercó a ellos sumando sus críticas a las del padre, a las cuales respondió humildemente el interpelado:

-No he venido para quedarme, sino tan sólo a preguntaros si me podríais lavar la ropa... la traigo aquí, en este hatillo.

-Después de que te fueras en el pueblo abrieron una lavandería -le respondió hoscamente su progenitor-. Puedes ir allí a que te la laven.

Dicho lo cual, tanto éste como su hermano se dieron la vuelta retornando a su casa, sin tan siquiera despedirse de él.

-Fíate de la familia... -rezongó el hijo pródigo una vez se vio de nuevo solo-. Y eso que sólo le he preguntado si me podía lavar la ropa. Menos mal que no le he llegado a pedir las llaves del BMV.

Y encogiéndose de hombros, se volvió por donde había venido.


Publicado el 5-5-2016