¡Indecente!



Donald estaba perplejo. Tan perplejo, que incluso olvidó fingir su característica forma de hablar.

-No lo dice en serio, supongo...

-Lamento contradecirle, pero así es -respondió su interlocutor, un estirado personaje de rostro antipático ataviado completamente de negro-. Le he leído sin cambiar una coma la nueva normativa sobre moralidad pública aprobada por la productora. Por supuesto, es de obligado cumplimiento para todos los empleados incluyendo a los actores, sean éstos de carne y hueso o no.

-Pero...

-No hay excusa que valga. Usted va ataviado de una manera que la comisión de vigilancia de la moral ha considerado impúdica, todavía más cuando sus principales espectadores son los menores de edad. Por tal motivo se le conmina a que deje de exhibir la parte inferior de su cuerpo sin que ninguna prenda la cubra. Tanto da que sean unos pantalones largos o cortos, unas calzas, una túnica, unos zaragüelles, una chilaba o una falda escocesa; eso queda a su elección. Pero así no puede seguir.

-¡Llevo vistiendo así noventa años! -exclamó furioso el ánade haciendo honor a su conocida irascibilidad-. ¡Y nadie hasta ahora ha protestado!

-Bueno, los tiempos cambian, así que debemos adaptarnos a ellos. Huelga decir que esta norma atañe también a su novia y a sus sobrinos; por cierto, más adelante les visitará un compañero mío para esclarecer su no suficientemente bien entendida convivencia.

-¡Es absurdo, completamente absurdo! -porfió Donald al borde de la exasperación. ¿Qué pasará si me niego?

-Obviamente dejará de pertenecer a la plantilla y tendrá que buscar trabajo en otro lado -comentó con displicencia el visitante-. Aunque, dadas las circunstancias, las referencias que aportemos no podrán ser demasiado positivas.

-¡Un momento! Conozco a muchos colegas que están en la misma situación que yo o incluso trabajan sin ropa alguna, y que yo sepa nadie les ha obligado a ponérsela: Lucas, Tom, Yogui, Loquillo, Silvestre, la Pantera Rosa, Porky...

-Cierto, pero todos ellos pertenecen a otras productoras y hasta ahora nuestra normativa no les afecta; por el momento, ya que se están realizando negociaciones para que ésta, u otra similar, sea implantada a nivel general con jurisdicción sobre todas las compañías que se quieran adherir, que con toda probabilidad serán la inmensa mayoría incluyendo las principales. Así pues, todo es cuestión de tiempo -concluyó con el remedo de lo que intentaba ser una cínica sonrisa.

-Entonces poco es el margen de maniobra que me queda -rezongó malhumorado Donald-. ¿Sabe? Esto me suena a censura.

-¡Oh, no pronuncie esa fea palabra! -le recriminó con aspereza el hombre de negro-. Vivimos en un país libre en el que están garantizados los derechos constitucionales. No se trata en modo alguno de censura, sino de garantizar el obligado respeto a la sensibilidad de los demás. Así de simple, y le garantizo que usted podrá seguir trabajando sin traba alguna tan sólo cubriendo sus desnudeces con un atavío decente similar al de sus compañeros de estudio. Así de simple.

-Si usted lo dice... -graznó haciendo chirriar desagradablemente el pico.


Publicado el 10-1-2024