La verdadera historia del rey Midas
Cuenta la leyenda que Dionisos, agradecido con Midas, el poderoso rey de Frigia, accedió a concederle el don de convertir en oro todo cuanto éste tocara con sus manos, lo que para desgracia del codicioso monarca incluía los alimentos que intentaba llevarse a la boca; y que, para evitar morir de hambre, el arrepentido Midas hubo de rogarle al dios que le retirara tan peligroso poder, lo cual le fue concedido tras bañarse en las aguas del río Pactolo.
Pero no fue así. En realidad a Midas le resultó fácil evitar la conversión en oro de sus alimentos, en un principio ordenando a sus servidores que le acercaran la comida y la bebida a la boca, y más adelante calzándose unos guantes tejidos con hilo de este metal, que al no poder convertirse en sí mismo aislaba sus manos de los objetos que tocaba quedando éstos libres de la indeseada transmutación.
No, la razón de la renuncia a su don fue mucho más prosaica, por más que los cronistas de su reino, insatisfechos con ella, trocaran la historia por otra falsa, aunque sin duda mucho más literaria. Lo que ocurrió fue que un día, cuando nadie lo esperaba, apareció en el palacio un inspector de Hacienda con un expediente incoado al haberse detectado que el rey contaba con una fuente de ingresos de origen desconocido, de los que no constaba justificación alguna en su declaración de la renta.
Así pues, el atribulado Midas se vio obligado a normalizar su situación fiscal, lo que costó un buen pellizco a las arcas del reino ya que al pago de los impuestos no satisfechos se sumaron la correspondiente sanción y los intereses devengados. Tras lo cual, para evitar posibles tentaciones futuras, el monarca rogó a su protector divino que le revocara el poder de transmutar la materia en oro, al tiempo que prohibía a sus súbditos, bajo pena de muerte, todo tipo de actividades alquímicas encaminadas a este fin.
En lo que no se ponen de acuerdo los historiadores es si esto último ocurrió, tal como relata la leyenda, mediante el citado baño en las aguas del Pactolo, aunque el hecho de que este río arrastre desde entonces arenas auríferas es el principal argumento de quienes opinan que realmente fue así.
Publicado el 19-5-2018